'Los Europeos' de Orlando Figes: Tres vidas y el nacimiento de la Cultura Cosmopilita

Orlando Figes, historiador británico, nacionalizado alemán cuando Reino Unido aprobó el Brexit, en uno de sus libros, los Europeos, analiza el nacimiento de Europa como ente en el siglo XIX, a través de un movimiento cosmopolita que es auspiciado por la cantante española Pauline Viardot.

El siglo XIX europeo, un momento de logros artísticos sin precedentes, fue la primera era de la globalización cultural, una época en que las comunicaciones masivas y los viajes en tren, reunieron a Europa, superando las barreras del nacionalismo y facilitando el surgimiento de un verdadero canon europeo de obras artísticas, musicales y literarias. Llegado 1900, se leían los mismos libros, se reproducían las mismas obras artísticas, se representaban las mismas óperas y se interpretaba la misma música en los hogares y se escuchaba en las salas de conciertos a lo largo de todo el continente. La Cultura se hizo extensiva a las clases medias que no tenían que ir a París, Londres, sino que en sus ciudades se construyeron teatros que representaban esas mismas obras, porque fue importantísima la regulación de los derechos de autor.

Partiendo de una gran cantidad de documentos, cartas y otros materiales de archivo, el gran y aclamado    historiador Orlando Figes examina cómo fue posible esta unificación de las naciones Europeas a través de la Cultura. En el centro del libro hay un triángulo amoroso conmovedor: Ivan Turgenev, el primer gran escritor ruso en convertirse en una celebridad europea, Pauline Viardot-Garcia, de origen español, una de las cantantes de ópera más famosas del mundo, además de compositora y profesora de canto, y Louis Viardot, director de teatro, activista republicano y gran experto en arte(autor de las primeras guías de grandes museos del mundo, el Prado entre otros)y esposo de Pauline, por cuya carrera musical sacrificó parte de la suya.

Juntos, Turgenev y los Viardot estuvieron en el centro del intercambio cultural europeo: conocían o se cruzaban con Delacroix, Berlioz, Chopin, Brahms, Liszt, Schumann, Hugo, Flaubert, Dickens y Dostoyevski, entre muchas otras figuras destacadas.

Como observa Figes, casi todos los grandes avances de la civilización se han producido durante los períodos de mayor cosmopolitismo, cuando las personas, las ideas y las creaciones artísticas circulan libremente entre las naciones. Vívido y perspicaz, Los Europeos muestra cómo ese fermento cosmopolita fraguó tradiciones artísticas que llegaron a dominar la cultura mundial.

Todo comienza con el padre de Pauline Viardot-García, Manuel del Pópulo Vicente García, cantante, compositor, productor de ópera, maestro de canto y director de escena, nacido en Sevilla el 21 de enero de 1775 y muerto en París el 9 de junio de 1832. Se casa con Joaquina Briones, cantante, compositora y pianista. Tienen 3 hijos, María Malibrán cantante de ópera mundialmente conocida, fallecida muy joven; Manuel García Rodríguez, cantante de ópera muy famoso, inventor del laringoscopio y Pauline Viardot, la más pequeña (1821-1910), que se inicia en el canto cuando fallece su hermana María.

Lo más importante que hace Manuel García es vivir de su música, profesionalmente, ajeno a cualquier mecenazgo, como era lo normal de la época. No es baladí, porque se inicia la regulación de los derechos de autor, que suponen nada más y nada menos, que los autores viven de sus obras y no de lo que les den sus mecenas, pueden vivir bien de su trabajo, porque las copias se convierten en ilegales por un lado y por otro supone que la Cultura –motor de Europa– se masifica y es accesible a todo el mundo, porque tanto los libros se copian y venden legalmente, como que los libretos de óperas y canciones, también, pudiendo escucharse en todos los teatros de las ciudades pequeñas, además de las grandes capitales.

Manuel García era un gran cantante, estrenó en Roma el Barbero de Sevilla y la extendió a toda Europa, de modo que la ópera de Rossini se convirtió en el hinmo de Europa. Todo ello porque Rossini se adhirió  a esa revolución, la de los derechos de autor y la del ferrocarril que hacía que Europa se comunicara.

María Malibrán –apellido de su marido–, fue a pesar de morir joven de un accidente la máxima estrella continental de la ópera en su época.

Toda la Cultura Europea del XIX

Pauline Viardot iniciada por su madre en la composición y el canto, se convierte en una famosa cantante de ópera y compositora de canciones españolas, como su padre, y de piano, no en vano lo estudió los Listz. Además desarrolló un método de enseñanza propio, compuso canciones españolas y varias operetas, conoció y dio a conocer a grandes compositores. Vivía en un hotelito en el Barrio Latino de París, que se convirtió en el centro cultural de la ciudad, pues por allí pasaba desde George Sand a Chopin que eran sus grandes amigos, escritores como Turgeniev,  con quien tiene una relación y es el protagonista junto con ella y su esposo del ensayo de Orlando Figes, Los Europeos. También Gounod, Berlioz, Falubert,  Delacroix, en definitiva toda la Cultura Europea. Fue una mujer cosmopolita, políglota pues hablaba 6 idiomas perfectamente, una mujer emancipada, contracorriente, que escandalizó a la prensa y a la sociedad pacata francesa.

Con la llegada de Napoleón III se tuvieron que mudar a Baden Badem y allí fueron los tres, Pauline, Turgeniev y Viardot.

En Badem Badem, vuelven a aglutinar toda la cultura europea, allí Pauline Viardot García  organizó conciertos y entabló amistad íntima con Clara Schumann, quien puso en contacto a Viardot y Johannes Brahms, el cual veraneaba en Karlsruhe y, en el verano de 1869, viajó desde hasta el cercano Baden-Baden para consultar el manuscrito de Don Giovanni, propiedad de Viardot

Todo esto se rompe con los nacionalismos que nacieron en Europa y acabaron con  la primera y segunda guerras mundiales. Una tesis que Miguel de Unamuno, había advertido cuando calificó el nacionalismo de “chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia”.