Si todos los leoneses, sin excepción, se plantaran mañana, la autonomía de Castilla y León duraría menos que un caramelo a la puerta de una escuela. De un plumazo se empezaría a taponar la sangría demográfica y el descalabro económico que ha supuesto nuestra pertenencia a esta autonomía desde hace ya más de cuarenta años.
Por tal motivo ninguna persona en León que tenga un mínimo de decencia y no anteponga su peculio a cualquier otra consideración, osaría pronunciar frases como la que pronunció nuestra illuminati doña Ester Muñoz: “Todo leonés que vota al PP es plenamente consciente de lo que vota” (sic). Dando a entender con ello que los votantes de dicho partido votan contra la autonomía leonesa, lo que es tanto como decir que son auténticas alimañas para su tierra o bien pertenecen a ese selecto club de necios que tira piedras a su propio tejado.
No he tenido ocasión de preguntar al nutrido grupo de amigos, conocidos y allegados del PP que conozco acerca de este exabrupto, pero considero que si suscriben las palabras de la locuaz doña Ester Muñoz deberían hacérselo mirar sin más dilación porque tienen un problema muy serio. Es cierto que el PSOE de León, sin desmerecer del errático PSOE del resto de España, se ha convertido en una jaula de grillos en la que, una vez abierta la puerta, cada cual desafina con su monótona melodía sin modo ni concierto. Por eso habría que pedir cortésmente a los socialistas leoneses que si carecen de criterios e ideas a favor de su tierra, guarden silencio e interpreten únicamente la partitura que les remitan desde la calle Ferraz.
Pero del mismo modo habría que pedir al señor Núñez Feijoo que desautorice los excesos dialécticos de su protegida leonesa, nuestra garbosa paisana que ha demostrado, una vez más, que yerra sin pudor. Ya sé que no hará caso, pero que se tiente bien la ropa porque esta joven, aventajada alumna de la reina de la taifa madrileña, doña Isabel Díaz Ayuso, como su compatriota orensana, doña Ana Belén Vázquez, con su insolencia juvenil y su incontinencia verbal, conforman una nueva generación de amazonas, ávidas de poder y con pocos escrúpulos, que asumen sin complejos los postulados de Vox, a quien dejan escorado muy a babor, de paso que le roban su discurso. Eso, bien puede creerlo, es muy poco aconsejable para llegar a ser presidente de gobierno. Ítem más, su partido saldría notablemente beneficiado en León si pasara a la reserva a esta hiperactiva señorita
El señor Feijoo y los votantes de su partido son muy libres de seguir al primer flautista de Hamelin que se encuentren por la calle, pero la historia demuestra que los navíos capitaneados por manos inexpertas y vehementes suelen acabar naufragando entre los escollos de la realidad con toda la tripulación dentro. Y también quisiera hacer una última consideración personal. Creo que en León somos muchos los que amamos a nuestra tierra aunque nos cueste sangre, sudor y lágrimas mover un solo dedo por ella; pero no concibo que haya nadie tan tocao de ala como para hacer seguidismo de este tipo de ocurrencias.
Muchos leoneses votan mayoritariamente al PP y al PSOE por inercia intelectual, por convicción o porque otras ofertas no les seducen, lo que no quiere decir que no les quede un átomo de sensatez para ver que con proclamas como la citada, quieren hacerles comulgar con ruedas de molino y, lo que es peor, hacer el ridículo de forma ostentosa. Claro que al escribir estas líneas a uno le asalta una duda razonable: ¿Y si esta joven promesa tuviera razón? ¿Y si los leoneses que votan al PP, ciertamente quisieran hacer abortar a una nonata autonomía leonesa? El problema es que, después de cuarenta años amarrados al duro banco de la galera castellana, no se atisba a ver otra solución para revertir la decadencia en la que nos encontramos sumidos que regirnos por nosotros mismos y neutralizar injurias pretéritas.
Los prebostes de los partidos mayoritarios, amén de no haber hecho jamás aportación alguna en estos pagos, han trasladado el escenario de sus fingidas disputas cortesanas desde Madrid a León para, con la disculpa de la aprobación de la moción por la autonomía leonesa, seguir representando la misma farsa y ganarse la estima y valoración de sus respectivos partidos, persiguiendo, como fin inconfesable, su medra personal. ¿León, que coños es León para ellos? Por eso, los leoneses que no nos sentimos concernidos por sus estériles polémicas, farfolla que ofende a la inteligencia, deberíamos pedirles con el mayor de los respetos: “Hagan el favor de callarse, váyanse, déjennos en paz con sus milongas y cierren la puerta al salir. Podemos arreglarnos sin ustedes”.
Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata