Antes había insectos. Ya no hay. Llegabas a los sitios con el parabrisas lleno de bichos aplastados. Y con el radiador igual. Antes los coches tenían radiador. Delante. Lo que no tenían era cinturón de seguridad. Detrás. Ni adelante. Ni aire acondicionado. Ni dirección asistida. Movías las ruedas tú. A pulso. Y no había GPS así que nunca llegábamos a ningún sitio. Antes los focos de mi dacha al cabo de un rato olían a barbacoa. Porque no había leds y los halógenos achicharraban a las polillas. Antes no había cambio climático y quedábamos en las horas centrales del día porque en las horas laterales hacía un frío de la hostia. Antes el aspecto físico no importaba, sobre todo en caballero. Antes no había Mundialito. Antes tomábamos heroína y no tanta cocaína, ni tanta ketamina ni tantas porquerías. Antes en los intermedios de los programas de televisión orinabas solo una vez. Antes los cocineros eran señoras más o menos desagradables que guisaban y te contaban la receta con mucha paciencia. Antes íbamos a la Luna cada dos por tres. Antes cinco jóvenes y su robot tenían como misión proteger la Tierra de los ataques de seres de otras galaxias y ahora tenemos al imbécil de Elon Musk reventando cohetes como si fuera de Benimaclet. Antes a nadie se le ocurría poner aire acondicionado en León. Antes a la gente le daba vergüenza ser nazi, escribir con faltas de ortografía, dar voces o decir mentiras muy gordas. Antes en la pornografía no te promocionaban productos. Antes en los periódicos salía alguna cosa cierta además de la fecha. Antes la izquierda estaba de acuerdo en lo básico, pero discutía por unas bobadas tremendas y no había manera de que presentaran un frente unido. Ahora tampoco. Antes la canción ligera no era obligatoria. Antes el peluquero no se demoraba tanto tiempo en mis orejas. De hecho, ni las tocaba. Ya está. Ahora me sale pelo en las orejas y eso lo explica todo. Antes era mejor. Claro. Eso lo dices porque cuando eras un chaval el mundo te parecía bien, bebías en frescos arroyos y los jugosos y azules pastos acariciaban tus pies desnudos. No. Es porque no me salía pelo en las orejas. Y había bichos. Que es muy raro que no haya bichos. Y no hacía tanto calor.