La edición 28 del certamen de Asturiana de los Valles en Villablino alcanza récord de participación con 160 reses inscritas

El recinto ferial de Villablino acoge este fin de semana la cita de ganado más concurrida del año en Laciana, con la celebración del Certamen Provincial de Asturiana de los Valles organizado por la Asociación de Criadores (ASEAVA), la Diputación de León y el Ayuntamiento de Villablino.

Durante el fin de semana se concentrarán animales y público en el recinto de Las Rozas, como punto de encuentro para disfrutar del espectáculo y apreciar la belleza y calidad del ganado participante.  

Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Villablino, este año es el de presencia más alta de animales, con 160 reses inscritas, procedentes de 32 ganaderías, asentadas en los municipios de Palacios del Sil, Sena de luna, Cabrillanes, Pola de Gordón, San Emiliano y Villablino.

Desde la tarde del viernes, destinada a la recepción y ubicación en los amarres asignados a las reses inscritas. La jornada del sábado, día propio del concurso en sí, con el desfile por el ring de los animales para su calificación por los jueces del concurso y la posterior entrega de premios a los mejores. Para finalizar el domingo con una actividad nueva, la celebración de un curso para la formación de jueces de la raza Asturianas de los Valles.

Este año el certamen de Villablino alcanza sus veintiocho ediciones, ya superada la cifra de los veinticinco, que es la referencia reconocida popularmente para convertir los eventos o cosas en “clásicos”. Si que pueden desprenderse de estos hechos algunas referencias, ideas o modelos para aplicar a otras razas de vacuno tan añoradas en nuestra provincia, como la “mantequera leonesa”.

Si analizamos la evolución de la Asturiana de los Valles, encontramos similitudes en los tramos iniciales hasta hace aproximadamente medio siglo con la mantequera leonesa.

De una expansión y distribución notable en la cornisa cantábrica tras y cismontana, hasta principios del siglo XX, pasó a una continuada merma y regresión, con la introducción masiva de razas foráneas extranjeras. Hasta quedar reducida en los años 70 a apenas algunas pequeñas referencias aisladas en las montañas.

La creación de la asociación de criadores y la implicación de las administraciones más próximas, comenzaron por detener la desaparición a que parecía abocada la raza, para invertir la tendencia y revertir la situación. Y lograr que en la actualidad ya esté presente en ganaderías de media España, por su alto rendimiento y calidad de carnes, además de otras buenas características particulares.

Un modelo exportable a nuestra provincia, si se pretende recuperar y devolver presencia y esplendor a razas autóctonas venidas a menos.

Por qué concursar

A las personas ajenas al mundo de la ganadería puede resultarles sorprendente ver como los ganaderos se afanan y trabajan para acudir a citas como la de este fin de semana en Villablino. Asumiendo una carga de trabajo extra y gastos, para quizá no obtener resultados en el concurso con sus animales.

Significa preparar parte del rebaño propio de la ganadería, seleccionar lo que considera mejor, limpiar los animales, prepararlos, adecuar guías de transporte y tramitaciones administrativas, llevar los animales durante dos días al recinto, atenderlos y cuidarlos allí. Más las pertinentes labores del concurso.

Y todo esto por qué. Por el orgullo de mostrar el trabajo que cada día se lleva a cabo en sus ganaderías, la selección y mejora de la raza. Socializar con otros ganaderos, intercambiar experiencias.

Uno de los mejores resúmenes de porque concursar, lo leíamos en una entrevista periodística a un viejo ganadero de este esta raza, ya jubilado, Luis Rodríguez “El Truébano”, al que entre los suyos consideraban un histórico: “para mejorar hay que concursar y para concursar hay que mejorar”.