Graduada en Ciencias Políticas (2021) y Sociología (2020), la joven y dinámica Sara Abad Reguera es autora del poemario 'Pan de mar', del que se siente orgullosa y contenta, porque, en su opinión, ha conseguido que tenga coherencia interna y que la gente que lo lee la encuentre, que era uno de sus objetivos fundamentales.
“¡Y he conseguido publicarlo! Con una edición increíble. Es mucho más de lo que podía aspirar, la verdad. Tengo mucho que agradecer”, explica esta leonesa cosmopolita, que ahora está viviendo en Buenos Aires.
Una poeta que también ha podido vivir y estudiar en Madrid (Universidad Carlos III) y en Ciudad de México (UNAM) con una beca. Pero que se siente muy arraigada a su tierra, por eso dice que siempre está de regreso.
“Ver el mundo a través del regreso me ha hecho pensar mucho en mi identidad, mi memoria, mi barrio, mi folklore, lo que cantaba mi abuela, lo que me cocina mi madre. Y todo ello me ha hecho aprender que el amor se construye con muchas manos. De eso he querido hablar en 'Pan de mar', o esa es mi conclusión en el libro. Sin duda, la aprendí en León”, rememora Sara, para quien su ciudad natal es hogar y el hogar lo es todo, según ella.
“No es fácil construir un hogar, pero mi familia lo ha conseguido. Todo lo que conozco de León es porque mi familia me lo ha enseñado. Eso es increíble. Por eso para mí, León significa vínculo”, apostilla Sara, cuyo poemario 'Pan de mar', que un viaje simbólico, iniciático, de crecimiento, de búsqueda, de descubrimiento, forma parte de la colección 'Libros... a cuentagotas', publicados por Eolas Ediciones, con la edición de la poeta y periodista Eloísa Otero, la portada de la artista visual, fotógrafa y diseñadora gráfica Rocío Cuevas y las ilustraciones del interior correspondientes a Alba Alfageme.
Una colección donde también están incluidas poetas a las que hemos podido entrevistar en esta misma sección como Silvia Abad Montoliú, Mareva Mayo o Marina Gay, además de Pilar Cañas.
“La literatura y sus alrededores está plagada de mujeres. Es el momento de escuchar a las mujeres”, señala Sara, que, con 'Pan de mar', que es a su vez una pieza escénica, tuvo la oportunidad, por primera vez, de estar presente en el proceso de edición y de creación de la portada.
“Tuve ese privilegio, porque es un privilegio, y aprendí muchísimo del proceso. Las autoras no siempre tenemos la posibilidad de decidir sobre los asuntos de la edición. También es un privilegio y una suerte haber publicado tanto con mi edad y mi corta trayectoria”, afirma Sara, que es una gran trabajadora y además reconoce que se ha rodeado de personas que le han ayudado mucho.
“También soy consciente de la suerte que he tenido. Se suele pensar que la escritura es un arte solitario, pero yo no lo creo. Cada verso o párrafo que he escrito lo he apoyado en la lectura, crítica y corrección de muchas personas. Esa es la verdad”, detalla Sara Abad Reguera, cuya formación no cree que tenga nada que ver con lo que escribe como poeta, porque, cuando investiga, cuando escribe textos académicos, lo hace de un modo diferente a cuando escribe poesía. Al menos esa es su experiencia.
Las autoras no siempre tenemos la posibilidad de decidir sobre los asuntos de la edición. También es un privilegio y una suerte haber publicado tanto con mi edad y mi corta trayectoria
“Tampoco leo de la misma forma un libro teórico que un libro de poesía. Sí que he escrito algunos poemas sociales y políticos, por mi propias convicciones e ideas, por mis propias experiencias, pero me cuesta poner recursos estilísticos sobre las realidades que me preocupan: las desigualdades, la justicia social, la construcción de la democracia, la memoria histórica... Lo he intentado eh, pero me resulta difícil, quizá en un futuro”, apunta Sara, para quien no es lo mismo escribir que publicar, no solo porque la publicación implica una cierta pérdida del control sobre la obra –aclara-, sino porque son trabajos radicalmente distintos. En todo caso, confiesa que, tanto en las obras colectivas ('Antología Pandemónium', 'Levantarse', 'Antología Ágora de la Poesía 2', entre alguna otra), en las que ha podido participar, como en su ópera prima, ha aprendido muchísimo sobre su escritura, el trabajo artístico, la edición...
“La primera vez que publiqué en 2017, que solo tenía el espacio de unas cuántas páginas, aprendí a tomar decisiones y seleccionar lo que quería que apareciese en un papel y lo que no. Pienso mucho en la coherencia de una obra artística y de mi propia coherencia como persona y como autora. He tenido que asumir que no todo lo que quede en un papel con mi nombre marca quién soy y que tengo la opción de ir cambiando. El problema es que el papel se queda quieto en el tiempo. Hay que perder mucho la vergüenza, porque ciertas personas van a poder leer lo que escribiste con 18 años, cuando no sabías muchas cosas”, expone con honestidad esta activa poeta que forma parte del proyecto poético Sonoridades, convencida de que León es tierra de escritores, de escritoras, y mucha de la literatura leonesa actual habla de y desde la provincia.
Las raíces me crecen hacia dentro
profundas hasta los tuétanos
como si yo fuera tierra y no cuerpo.
Las recorro con la atención de la libélula
palmo a palmo
en la luz de detrás de los ojos
luz de faro.
Aprendo a regarlas amando
y brota mi cuerpo en hogazas de pan
pan de río,
pan de mar,
pan de campo de amapolas
La literatura de la recuperación, revalorización y reencuentro con las raíces
“No es casualidad. Responde a una preocupación social... Me interesa mucho esta literatura que parte de la recuperación, revalorización, reencuentro con lo nuestro. Con la pandemia, muchas personas hemos reconocido nuestro deseo de volver y también hemos encontrado a muchas personas que ya estaban haciendo una gran labor por las culturas de la provincia. Es importante”, precisa Sara, consciente de que la pandemia ha sido brutal. Con tantas implicaciones que, a su juicio, somos incapaces de ver.
“Ahora estamos viviendo un momento de alejamiento, en el que, como sociedad, no queremos saber nada más de la pandemia. Probablemente volvamos sobre ella más adelante... Me gustaría destacar el miedo. Creo que, en estos dos años, todas las personas en España tuvimos miedo en algún momento, por unas razones o por otras. Por la propia muerte y la de nuestros familiares y amigos, por perder el trabajo, por ir a trabajar sin las condiciones de seguridad adecuadas, porque no terminara nunca, por no poder recuperar espacios públicos y culturales, miedo a tener ansiedad... por no hablar de las personas que puedan haber sufrido violencias dentro de los hogares. Ahora estamos intentando recuperar la vida común, la vida sin miedo. Es un momento importante”, comenta Sara, que se posiciona en contra de la invasión a Ucrania. Con un no rotundo a la Guerra. A cualquier guerra en cualquier parte del mundo.
“Igual que en 2003 contra la guerra de Irak, hoy hay que decir 'No a la guerra' en Ucrania... Este conflicto está dejando como un libro abierto las hipocresías de nuestro continente, los posicionamientos políticos históricos, la estructura racial y colonial sobre la que están los pilares de nuestros países y, por supuesto, dónde se sitúa la Unión Europea. Creo que es un error plantear la entrada de Ucrania en la UE. Tenemos que ayudar a los, les y las refugiadas ucranianas y rusas, la prioridad tiene que ser salvar vidas, eso es lo primero. Tenemos que aportar las herramientas que ayuden a la vía diplomática, con mediadores internacionales, por supuesto. Pero no hay que olvidar el proceso antidemocrático que estaba teniendo Ucrania en los últimos años. Creo que la UE tiene que aferrarse más que nunca a su pilar democrático”, expone Sara, consciente de que todo conflicto bélico es intrínsecamente complejo y sus soluciones no son fáciles.
“Dudo que militarizar las fronteras con Rusia solucione el conflicto actual ni los posibles futuros. La UE acaba de sacar un proyecto estratégico, con la financiación más grande de su historia en política militar. No creo que estemos yendo por el buen camino. Vamos en la dirección opuesta del 'No a la guerra'”, advierte Sara, que reconoce que le han influido muchos autores, muchas autoras, como algunas poetas del movimiento poético madrileño, como Olaia Pazos en 'Singladura' y Ana Pérez Cañamares en 'De regreso a nosotros'.
Pienso mucho en la coherencia de una obra artística y de mi propia coherencia como persona y como autora. He tenido que asumir que no todo lo que quede en un papel con mi nombre marca quién soy y que tengo la opción de ir cambiando. El problema es que el papel se queda quieto en el tiempo. Hay que perder mucho la vergüenza, porque ciertas personas van a poder leer lo que escribiste con 18 años, cuando no sabías muchas cosas
Por otra parte, destaca 'La lentitud de los bueyes' de Julio Llamazares, que es muy importante para ella, un libro que le regaló su hermana actriz, Ester, en un cumpleaños, cuando empezaba a leer poesía, lo cual le abrió el mundo de los poetas leoneses.
“Ahora nunca pierdo la oportunidad de ir a escuchar a Juan Carlos Mestre. Leo a Gamoneda. Con ellos he empezado a experimentar con versos más largos, estoy por ahí en este momento... En cuanto a históricos, Miguel Hernández, Lorca, Concha Méndez. La Generación del 27 me influye mucho cómo persona. Ojalá escribiera como alguno de ellos, pero no es así. Los nombro porque nunca dejo de leerlos”, dice Sara que, en estos momentos, después de concebir 'Pan de mar' como un viaje emocional, está buscando las piezas del próximo puzle.
“Me gustaría dar las gracias a todas las personas que me han ayudado 'Pan de mar' también es vuestro... Estoy planteándome cómo decir las cosas, desde dónde, a qué quiero dedicar el próximo proyecto. Tengo ganas”, concluye.
Entrevista breve a Sara Abad Reguera
“Escribo porque me ayuda a pensar y sentir más despacio”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
Muchos, ahora mismo, 'Diván de Tamarit' de Lorca, 'Singladura' de Olaia Pazos y 'La lentitud de los bueyes' de Llamazares.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).
Las amigas.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Jorge Guillén, Neruda.
Un rasgo que defina tu personalidad.
Paciencia. Me viene bien para leer.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La curiosidad.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Mucho ruido y pocas nueces. Hay muchas leyes con grandes coberturas mediáticas, pero ninguna que provoque un cambio sustancial en el devenir de nuestro país.
La sociedad sigue, como siempre, marcando los caminos posibles.
¿Qué es lo que más te divierte en la vida?
Las series y películas que veía en mi infancia.
¿Por qué escribes?
Dos razones. La primera es porque me ayuda a pensar y sentir más despacio. La segunda, porque la protagonista de mi libro favorito de adolescente escribía.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Depende del uso. No es tanto el dónde lo hagas, sino el cómo.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Voy a recitales para inspirarme. Me gusta mucho escuchar.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Tuve un blog en su momento y me sirvió para hacer real los poemas malísimos que escribía al principio, que no quedasen en un cajón. Pero ahora ya lo cerré.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
Sembremos memoria para que crezca futuro.