Pascual logra autorización para una embotelladora de agua en la comarca de Valdejamuz con fuerte oposición vecinal

El grupo Calidad Pascual, a través de su marca de agua Bezoya y la sociedad Sierra de Lobos SL, ha logrado la licencia para una embotelladora de agua mineral que se ubicaría en la localidad de Quintanilla de Flórez, en el término municipal de Quintana y Congosto en la comarca tradicional leonesa de Valdejamuz.

Los autorización, firmada por la Dirección General de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, fue concedida a mediados del mes de enero, en un proyecto que lleva años en desarrollo y que arrastra una fuerte oposición vecinal, con manifestaciones en contra al considerar que afectaría a la calidad y cantidad de las aguas de la zona. Ecologistas en Acción de León ha anunciado un recurso a la autorización junto a vecinos de la zona, al entender que la industria pone en riesgo el agua de la zona.

A preguntas de ILEÓN desde el grupo empresarial que cuenta con marcas como Leche Pascual señalan que “Hemos iniciado un proyecto de prospección de un manantial en la provincia de León. Este estudio está actualmente sujeto al habitual proceso de la autorización administrativa”. Y que consideran este proyecto “se ha planteado como una posibilidad de futuro, de medio o largo plazo, en este momento del proceso aún no tenemos una posición definitiva tomada ya que aún es un proyecto en trámite y fase de estudio”.

Lo cierto es que la Dirección General de Energía y Minas aceptó la solicitud de aprovechamiento del agua mineral natural el pasado 16 de enero, por lo que la compañía podría ahora iniciar los permisos de las obras necesarias para su ejecución. Esta autorización se limita, no obstante, a la fase 1 de la 3 inicialmente previstas, rebajando las pretensiones iniciales debido a los informes de Confederación Hidrográfica del Duero que analizan la situación de las aguas.

La fase 1 contempla una inversión de 21,5 millones de euros para extraer 559.440 metros cúbicos de agua al año. Las fases 2 y 3 elevan la inversión hasta los 44 millones de euros y un consumo de agua anual de más de un millón de metros cúbicos de agua al año, equivalente a mil millones de litros.

Las razones para solo autorizar la fase 1, aunque se podrían aumentar según avance el proyecto, es debido a que el sondero 'Bezoya-Jamuz' y sacar medio millón de metros cúbicos al año se considera compatible con el Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero vigente, pero la Confederación cree que “no puede garantizar que la ampliación hasta 1 hm3 /año sea compatible, ya que es necesario hacer un plan de seguimiento de control de afección”.

En concreto se refiere a su posible afección a los abastecimientos actuales de la comarca, que abarca además el municipio de Santa Elena de Jamuz, por lo que “se deberá realizar un seguimiento de los mismos, con mediciones periódicas del caudal surgente y de la presión, antes del inicio de la explotación, y a lo largo de la misma”. Solo si no hay afección duranta la explotación de la Fase 1 se podría ampliar la concesión.

Ecologistas en Acción de León cree que “Un elemental principio de precaución debería llevar a realizar las comprobaciones necesarias para que se garanticen los suministros previsiblemente afectados antes de otorgar el aprovechamiento, porque la duda que surge es clara, una vez el proyecto en marcha ¿quién va a paralizar al Promotor esta millonaria inversión por la falta de presión y/o caudal en el suministro a las poblaciones?”.

Según la organización la autorización concedida supone además “el establecimiento de un perímetro de protección de los terrenos, públicos y privados, sobre los que el promotor tiene un derecho exclusivo para impedir las actividades que puedan perjudicar el normal aprovechamiento de las aguas, lo que supone que en las parcelas contenidas dentro de este perímetro no se podrán realizarlas actividades agropecuarias propias de estos terrenos rústicos, movimientos de tierras, excavaciones, apertura de nuevos sondeos, etc., resultando, de facto, una hipoteca real sobre estas propiedades durante todo el periodo de explotación, con una importante depreciación de su valor sin contraprestación alguna para los propietarios”.

La planta de Quintanilla de Flórez sería la tercera para su marca Bezoya, que actualmente envasa en dos factorías de Segovia, y ocuparía una superficie de 170.000 metros cuadrados con acceso desde la carretera LE-133 que une Astorga y Sanabria. Contará con dos líneas de embotellado en su Fase 1 (una de PET de 1.5 L, y otra de PET de 5L), ampliables a otras dos líneas similares si se realiza la Fase 2 y 3.