Alguien puso un candado en el año 2004 a la puerta que da acceso a una joya patrimonial e histórica de la villa romana de Navatejera, un diamante sin pulir para el turismo del cuarto municipio de la provincia, Villaquilambre. Y ese candado aún sigue condenando al olvido los importantes mosaicos, muros y estructuras, canalizaciones y objetos de hace casi 2.000 años.
De este modo, ya 18 años después, el yacimiento, Bien de Interés Cultural (BIC) y veterano Monumento Nacional (desde 1931) de la época romana que más próximo está a una capital de provincia en España, con el potencial turístico que eso le podría conferir, es uno de los mayores ejemplos de recursos patrimoniales por explotar que la provincia de León atesora. Un espacio que debería enseñar cómo vivían de acomodados los patricios romanos que disfrutaban la vida en el Legio de los siglos I al IV.
La historia reciente de este yacimiento, que sólo las personas de más edad pueden recordar haber visitado en persona alguna vez en su vida, está trufada de un cúmulo de mala fortuna. Es como si Lares, dios del hogar, se negara a bendecir a la que fue una gran mansión patricia a orillas del leonés río Torío en tiempos del poderoso imperio.
Musealización pionera en España
Quizá la villa de Navatejera podría haber igualado o quién sabe si rivalizado con el poderío de la que se conserva en La Olmeda (Palencia), un espectacular proyecto de tirón turístico pilotado hace apenas unas décadas y con gran éxito por la Diputación de Palencia, y que es un inevitable espejo en el que mirarse desde León. Solo que en el caso leonés sólo queda el reflejo lamentable en lo que fue la primera villa romana en ser musealizada de todo el país.
Y fue musealizado, además, por un experto, Demetrio de los Ríos, restaurador de la Catedral de León y descubridor de las actuales termas subterráneas romanas.
Acometió junto a Isidoro Sánchez Puelles y con un presupuesto ministerial de 8.746 pesetas y 56 céntimos el encargo de Navatejera con tal acierto que los edificios de ladrillo construidos para proteger los mosaicos, con toda la apariencia de la época, así como el actual vallado exterior, han entrado ya por derecho propio en la protección que le confiere el BIC a todo el recinto. No en vano, datan de 1889.
Cómo era
Entonces, hace 132 años, expertos y políticos supieron ver el filón de esta gran villa romana leonesa que fue “al mismo tiempo granja y ”cortijo“, explotación económica (minera agropecuaria) y casa solariega”, según el estudioso Fernando Regueras Grande.
Por eso, sabemos que era mucho más grande de lo que se aprecia hoy, extendiéndose más al sur por debajo y al otro lado de la actual y concurrida carretera general León-Collanzo, zonas nunca excavadas. Gracias a aquellas proverbiales excavaciones y construcciones primigenias la zona no se ha expoliado ni ha sido fruto de la rapiña, como otras, de modo que la desidia actual que ya suma décadas al mismo tiempo la oculta y la protege.
El agua, bendición y maldición
El agua es una clave central para la villa romana de Navatejera. Es seguro que se emplazó allí en torno al siglo I por el pozo que mana incesante bajo el subsuelo, que alimentó la fuente de su gran patio central y nutrió la red termal y de canalización del saneamiento para el conjunto de viviendas.
Fue también el agua la que descubrió los restos que habían sido ocultados bajo capas de tierra durante los siglos. Porque un oportuno corrimiento de tierras ocurrido en las riadas de 1885 sacó a la luz muros y mosaicos, dejando asombrados a los expertos de la época. Entonces, al contrario que ahora, en tiempos de escasa cultura y mucho analfabetismo, sí tuvieron los miembros de la 'Comisión de Monumentos' la visión de rescatar esta maravillosa parte de nuestra historia. Hubo, de hecho, tres campañas de excavaciones en apenas dos años.
Y es el agua hoy la principal enemiga del yacimiento. Entre otras cosas porque el muro de ladrillo De los Ríos para cerrar el recinto amenaza con ser su perdición, explica Luis Grau, director del Museo de León, ya que provoca que se embalse el líquido dentro del yacimiento.
Desde que la villa se adscribiera, con carácter estatal, a este Museo, ha habido varias intervenciones. La última fase amplia finalizó en 2007, que con 300.000 euros facilitó el drenaje de todo el recinto contra encharcamientos y humedades, reparó la valla histórica, construyó una caseta para el guarda y para atención al público, con todos los servicios básicos, ejecutó un pórtico de protección del horno romano.
Todo lo que falta para 'renacer'
Ya entonces se cuantificó lo que falta para reabrir la vivienda patricia: 600.000 euros. Con ellos, restaría reexcavar la zona exterior donde 'duermen' los restos romanos protegidos bajo una capa de geotextil y tierra, restaurar otros bienes arqueológicos, y acometer la fase final, la musealización en sí, señalizando las rutas, identificando y describiendo bienes como los mosaicos y todo el exterior. Desde finales de 2013, el Museo que salvaguarda la historia de la provincia muestra una maqueta que recrea la villa.
Casi todo lo que resta por hacerse allí fue nuevamente presupuestado hace exactamente una década. Pero la 'maldición' volvió a sobrevolar la villa y con la crisis económica de 2011 este proyecto sufrió el primero de decenas de recortes millonarios para la provincia leonesa. El lugar, protegido pero cerrado, “está en buenas condiciones, se ha ido manteniendo bien, fruto de actuaciones recurrentes, defiende Grau”, una vez resuelta la lucha contra el agua.
Como él, el Ayuntamiento de Villaquilambre confía en que, ahora sí, haya llegado el tiempo de un nuevo resurgir para la villa romana. Desde la Concejalía de Cultura, Rodrigo Valle, confirma que “muy pronto podamos tener alguna buena noticia” en forma de anuncio presupuestario, porque admite que “uno de mis principales objetivos es conseguir dejar la zona visitable”.
La pandemia, por si faltaba algo
Pero también confirma Valle que la 'maldición' del dios Lares ha seguido haciendo de las suyas. “Exactamente diez días antes de que se iniciara la pandemia (de coronavirus), o sea, la primera semana de marzo de 2020, mantuvimos una reunión en la que se habló de desbloquear este tema con el viceconsejero de Cultura de la Junta, Raúl Sobrino, y nos emplazamos a que ellos hablarían con el Ministerio de Cultura para sacar el proyecto adelante”. No hace falta decir que ese enésimo impulso quedó, una vez más, confinado.
El edil, sin embargo, cree llegado el tiempo de acabar con la maldición. Y asegura que sigue siendo una “prioridad” para el Consistorio, en el que Ciudadanos gobierna con el alcalde del PP, para la Junta, con idéntico pacto político, y para los dirigentes de la formación naranja del propio concejal, como la responsable autonómica, la leonesa Gemma Villarroel, o el procurador en las Cortes por la provincia Javier Panizo.
Silencio ministerial
La realidad es que, a fecha de hoy, aún no hay nada concreto ni de la autonomía ni del propietario del recinto, el Ministerio de Cultura, a quien miran ahora para poder conseguir fondos europeos encaminados a que la villa de Navatejera vuelva a la vida. ILEÓN ha intentado, sin respuesta de momento, conocer los planes más inminentes del Ministerio en este lugar.
De obtener financiación, y contentar así a los dioses del hogar romano, la provincia volvería a disfrutar de un recurso cultural, histórico y turístico de primer orden. Justo cuando en la muy cercana ciudad de León se acaba de reabrir, con gran éxito, la cripta que junto a la Catedral guarda los restos de las termas romanas legionenses de hace dos milenios. O cuando la Diputación provincial ultima el ambicioso proyecto del yacimiento astur y romano de la rica ciudad de Lancia, ampliando la superficie tras comprar nuevas tierras aledañas, retomando las excavaciones y musealizando su antiguo esplendor, tras décadas de casi total abandono.
Otros desastres romanos recientes
Sin olvidar que queda mucho, y muy valioso, por hacer. Entre lo más importante, recuperar a la luz y musealizar yacimientos recientes en la capital leonesa que el Ayuntamiento tildó en 2018 de “espectaculares” y “extraordinarios”, referidos a nuevos hitos arqueológicos del Praetorium (parte de la residencia del general o Legado de la Legio VI Victrix en los denominados Principia, asentamiento fundacional de la ciudad, aparecidos en la Plaza de San Pelayo, en el corazón del Casco Histórico de León. Restos que apenas unas semanas después fueron enterrados con la promesa, sin presupuesto ni plazo, de recuperarlos y ponerlos en valor, como tantos otros que suman casi 25 años durmiendo en el subsuelo leonés.