“Hija, las mejores historias se escriben en la rebotica”. Esas fueron las palabras que provocaron que la berciana Ana María Alfonso abandonara su incipiente vocación de periodista y se hiciera cargo de la farmacia que su familia regenta desde 1974 en pleno Camino de Santiago a su paso por Ponferrada. Además, Ana María es música, pintora, escritora, profesora de yoga y coach ejecutiva. “Hago todo lo que me hace feliz”, explica la farmacéutica, que recuerda que una de las enseñanzas que nos deja la pandemia de la covid-19 es que “el arte es imprescindible para la salud”. Ése es el espíritu que se esconde detrás de Uniendo Sonrisas, la asociación que preside, con la que trata de mejorar la experiencia de los niños ingresados en la planta de Pediatría El Hospital del Bierzo a través de talleres de música, manualidades, costura, ciencia, informática o deporte.
De este modo, se ofrece un espacio de respiro a las familias y se fomenta el aprendizaje por parte de los pequeños, a los que se proporcionan herramientas para su vida más allá de la estancia hospitalaria. “Queremos que de una experiencia un poco traumática salga algo que pueda cambiarles la vida”, explica la presidenta de la asociación, que empezó a andar en octubre de 2019, pocos meses antes del estallido de la crisis sanitaria.
Durante ese periodo en el que los hospitales concentraron la preocupación de todo el país, el colectivo aprovechó para rodearse de gente que pudiera colaborar con el proyecto, como el 'youtuber' Sergio Castro, más conocido como profesor10demates y para generar recursos de la mano de diferentes actos benéficos, como el concierto de Navidad de la banda de música Ciudad de Ponferrada. “La idea es que los 365 días del año haya voluntarios para que no haya un día en que un niño hospitalizado se quede sin taller”, señala Ana María, que valora la acogida brindada por los profesionales del Hospital El Bierzo una vez superada la peor etapa de la pandemia.
La idea, surgida como proyecto durante su estancia en la Escuela Europea de Coaching, comenzó a materializarse en Ponferrada, cuando Ana María se rodeó de un grupo de profesionales de distintas disciplinas con el objetivo común de “repartir felicidad” y reforzar la línea de trabajo del Hospital en cuanto a humanización de la asistencia. Al respecto, recuerda algunas “experiencias maravillosas”, como una niña de tres años fascinada por el sonido y el aspecto de una tuba, un instrumento musical casi igual de alto que ella.
'Alma quiere una tuba'
Y es que la farmacéutica es la intérprete de tuba en la banda de música Ciudad de Ponferrada y la autora del libro 'Alma quiere una tuba', un cuento ilustrado surgido con la intención de desmontar los prejuicios respecto a este miembro de la familia de viento metal. El verano pasado, el Teatro Bergidum llevó a escena esta historia, de la mano de José Martínez, tuba de la Orquesta Nacional. Con una partitura elaborada para la ocasión por el compositor zamorano David Rivas, el espectáculo sirvió para recaudar fondos para la asociación. “Sigo maravillada de que José Martínez haya sido la voz de Alma”, recuerda Ana María.
Aunque la relación de Ana María con la música ha sido una constante a lo largo de su vida, su amor por el sonido grave de la tuba es tan reciente que aún se está formando en el conservatorio, donde está matriculada en el segundo curso de los estudios profesionales. De pequeña había probado con el piano y al terminar la universidad, con el violín. “Descubrí la tuba porque mi hija mayor toca el trombón, el mediano la trompeta y mi hija la pequeña quiso el bombardino, una tuba tenor”, recuerda la farmacéutica, que considera que “nunca es tarde para aprender un nuevo instrumento”.
Tras el mostrador de la farmacia, Ana María también busca prestar especial atención al colectivo de músicos y evitar que toquen con dolor por las habituales heridas que se producen en los contornos de la boca. En ese sentido, si lo más importante a la hora de atender a los peregrinos en su trayecto a Compostela es hacer caso a sus demandas de que “stopping is not an option”, en el caso de los músicos el lema se resume en la frase “the show must go on”.
La música también es el tema principal de los dibujos y acuarelas con los que trata de captar la esencia de algunas de las actuaciones a las que asiste como espectadora, una costumbre que adquirió en una de sus visitas al festival Gravíssimo, que celebra sus conciertos en el impresionante marco del monasterio portugués de Alcobaça. “Es imposible ver tanta belleza y no intentar reflejarla de alguna manera”, recuerda. El primero de esos dibujos tuvo como protagonista a su profesor de tuba, Rui Bandeiras. “Es mi manera de decirle a un músico que lo que hace importa”, recalca.