Carta de una mujer de la montaña de León al señor Gallardo

Mari Carmen Mallo, alcaldesa de Murias de Paredes, en la comarca montañesa de Omaña.

“La vida y la lucha me han enseñado a no detenerme y a que no hay nada imposible. No existe el 'no puedo' y, aunque a veces es muy cuesta arriba, siempre hay un día en que la luz es más bella y te ayuda a ver todo más claramente”.

Marita Seara. “La Mujer. Una voz que se extiende”.

Señor Gallardo, si yo no le escribiera esta carta me sentiría como la más ruin de las mujeres. Porque es imposible no reaccionar después de oírle decir tal sarta de incoherencias e inmoralidades como las que usted se atrevió a lanzar a viento y marea sobre cómo las mujeres y los médicos tienen que administrar la moral del aborto. A eso se le llama dictar doctrina.

No solo me parece insultante sino de un atrevimiento indigno por parte de alguien que tiene un cargo de alta responsabilidad, proveniente de un pacto que yo llamaría “del diablo” que tenemos que sufrir inexorablemente todas las ciudadanas y ciudadanos bajo el Gobierno de la Junta de Castilla y León. Nada menos que un cargo de vicepresidente. Y dicen en mi pueblo que “tanto peca el que mata como el que tira de la pata”. Por lo que el señor Mañueco, el presidente, no queda fuera de esta reflexión.

Siento tanta vergüenza e indignación ante tamañas barbaridades que me hunde en la miseria el imaginarme hacia dónde va esta sociedad y la falta de respeto que se tiene a las mujeres.

Estamos en un avanzado siglo XXI. Es usted muy joven y seguramente no se ha ocupado de conocer la historia y el trabajo reivindicativo y constante que las mujeres hemos tenido que desarrollar en este país para intentar lograr que nuestra dignidad personal no se vea pisoteada. Tenga por seguro que si para alguien es importante la maternidad es precisamente para nosotras.

Le voy a contar una pequeña historia:

Yo soy de esa generación de mujeres que ha tenido que pelear todo en la vida, de lo que me siento muy orgullosa, habiéndome dejado una huella profunda de hastío y desesperanza que en ocasiones me hace desfallecer.

Lo miro e intento imaginar quién lo ha educado y cómo ha vivido para haber llegado a semejante discurso, carente de cualquier principio relacionado con la moral, la ética y la empatía.

Por eso le pido que pare en seco. Que ponga un stop. Que reflexione. Que no se le vuelva a ocurrir pensar e intentar legislar para y sin los seres humanos extraordinarios como somos las mujeres.

Se horrorizan ustedes con demasiada frecuencia con el hacer de nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y, sin embargo, no le vendría nada mal, ni a usted ni a los que le rodean, observarlo e imitarlo, entre otras muchas cosas en todo lo que tiene que ver con la igualdad, la sensibilidad y los derechos de las mujeres.

Quiero que no se le olvide que sabemos pensar, discernir y decidir lo que nos conviene, nos interesa o deseamos. Tan sólo necesitamos el respeto y la protección frente a tanta testosterona que no se resigna a decidir y pensar por y para nosotras.

Por favor, quítese ese peso de encima: no necesita llevarlo en la mochila.Somos personas capaces y no necesitamos seres iluminados que nos tracen el camino, sino más bien respeto y dignidad para que nuestro bastón de la moral y de la ética no se vea resquebrajado.

No necesitamos permanentemente tutores que nos marquen el camino y que se aprovechen de nuestro trabajo mientras nos quieren hacer invisibles.

Tenemos luz propia y sabemos darle al interruptor cuando es necesario. No se equivoquen ni nos menosprecien: No estamos dispuestas a consentirlo.

Le remito a que escuche con atención las declaraciones de Isabel Rodríguez García, la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno. Palabras que si les presta la debida atención le servirán de reflexión y le hará pensar.

La única opción valida para demostrar el respeto a las mujeres es valorarnos por lo que somos y hacemos, y no intentar ocultarnos ni imponernos.

Esto se lo cuento desde un ayuntamiento de montaña, Murias de Paredes, al que pertenecen quince pueblos y del que soy alcaldesa, en el que las mujeres han sido el pilar y el motor de todo lo que hemos heredado y hoy podemos disfrutar. Su actitud y fortaleza nos obligan a seguir su camino.

Mari Carmen Mallo Álvarez es alcaldesa del Ayuntamiento de Murias de Paredes

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