Un juzgado investiga al exobispo de Astorga por el presunto acoso laboral a un sacerdote víctima de abusos sexuales
El actual obispo de Córdoba, Jesús Fernández, que hasta el pasado mes de marzo estuvo al frente de la diócesis de Astorga, figura en una denuncia presentada en los juzgados de esta ciudad leonesa por un sacerdote que lo acusa de acoso laboral y trato degradante.
El caso fue objeto de un primer archivo de la causa pero la Audiencia de León ha ordenado reabrirlo, por lo que prosigue la investigación judicial de este caso que ha destapado nuevamente los graves episodios de abusos sexuales que se vivieron en el Seminario de Astorga en la década de lo 90.
Tal y como ha publicado El País, el denunciante, al que identifican con el nombre ficticio de Juan Bautista, asegura haber sido víctima de abusos sexuales en el Seminario de Astorga desde aquellos años y denuncia que desde entonces ha sufrido tres décadas de represalias por haber roto “la ley del silencio”.
A lo largo de ese tiempo, según su testimonio, habría sufrido marginación, destinos de castigo, sueldos precarios y condiciones de vida insalubres bajo distintos obispos de la diócesis: primero Antonio Briva Mirabent, cuando le señaló y presentó pruebas sobre su presunto agresor en el año 1993, después con Camilo Lorenzo, luego Juan Antonio Menéndez, que fue nombrado responsable nacional para investigar y evitar estos escándalos, y luego con el propio Jesús Fernández, el único que vive de los cuatro.
El núcleo de la denuncia presentada en Astorga se centra en la convivencia a la que el denunciante asegura que le forzaron con un hombre que, según el sacerdote, consumía pornografía y contrataba y denigraba a prostitutas, lo que agravó sus secuelas de estrés postraumático. Asegura que informó de ello al entonces obispo de Astorga, pero que no se tomaron medidas.
El propio cura remitió pruebas audiovisuales y un burofax al prelado en el que le comunicaba su intención de denunciar ante la Justicia. Fernández, ya trasladado a Córdoba, niega a El País haber tenido conocimiento de este proceso judicial y recuerda que la denuncia canónica presentada en el Vaticano fue archivada en diciembre de 2024.
El trasfondo de este conflicto se remonta al caso de un exalumno del Seminario de Astorga, A.O., a quien se impidió ser ordenado sacerdote tras ser denunciado por abusos en aquel año 1993, pero que sin embargo acabó ejerciendo como profesor de la asignatura de Religión en la provincia de Ourense, en un lugar enmarcado dentro de la Diócesis astorgana. Posteriormente, en 2014 fue condenado por agredir sexualmente a ocho menores, aunque al final evitó ingresar en prisión tras un acuerdo judicial. Para el denunciante, aquel encubrimiento marcó el inicio de una cadena de represalias que todavía arrastra.
La Audiencia Provincial de León consideró en marzo que el archivo inicial por parte del Juzgado de Astorga fue precipitado y ordenó reabrir la instrucción. Por eso, siguiendo con la instrucción, pronto el Juzgado de Primera Instancia 1 de Astorga decidirá si llama a declarar tanto al actual obispo de Córdoba y exprelado astorgano como al ecónomo de la Diócesis, Celestino Mielgo Domínguez.
Por su parte, ante el silencio personal del obispo Jesús Fernández al periódico El País, la Diócesis de Córdoba se ha limitado en un simple escrito a asegurar que la denuncia canónica ya fue investigada y archivada en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, reiterando que “el propósito de la Iglesia es acoger, escuchar y acompañar a cualquier persona”.
El sacerdote, frustrado por la falta de respuesta de Roma y por haber sido finalmente apartado de la Diócesis antes del traslado de Fernández a Córdoba, asegura haber vivido “un infierno” que lo ha llevado a hacer pública su situación. Su testimonio se suma a otros casos recientes de clérigos que denuncian abusos y encubrimientos en la Iglesia española.
