Valladolid 'clona' la Plataforma Logística leonesa de Torneros para intentar acaparar las mercancías en el noroeste

La terminal logística de Zaragoza, en la foto, es el espejo en el que se mira Valladolid para imponer su proyecto.

C.J. Domínguez

Catorce años después que León, Valladolid ha enseñado por fin sus cartas en el suculento pastel de la logística en la economía y el empleo del futuro inmediato.

Lo ha hecho 'clonando' el proyecto leonés de la Plataforma Logística Intermodal de Torneros-Grulleros, en su caso en un emplazamiento estratégico de la capital pucelana, como lo es Torneros respecto a León, y casi con idéntica inversión para urbanizar la zona y preparar la llegada de las empresas de transportes nacionales e internacionales.

Así, Valladolid trata de poner la directa en una carrera en la que ganará el que primero se establezca en el mercado para conseguir situarse como nudo del noroeste de comunicaciones y mercancías, con la vista puesta en el imponente potencial de la Terminal Marítima de Zaragoza (tmZ).

Hace escasos días que el Ayuntamiento de Valladolid, totalmente arropado por los empresarios de la Patronal, dio a conocer al detalle su proyecto logístico de referencia, que situaría en el llamado Páramo de San Isidro, en un cruce de líneas ferroviarias y de carreteras, justo junto al emplazamiento de los nuevos talleres de Renfe que se proyectaron para León y el Gobierno del PP trasladó a Valladolid, y lo que después será el Parque Agroalimentario, que rivaliza con el prometido por la Junta para el Bierzo.

De hecho, el alcalde, Óscar Puente, ya avanzaba en mayo que esta conjunción de planes será tan ambicioso que se convertiría en “un proyecto de Región, no de Valladolid”.

Coste básico casi idéntico

Aunque más pequeña que la Plataforma de Torneros, 40 hectáreas frente a las 54 que en León serían para el sistema general ferroviario, con otras 144 hectáreas para las logística, la inversión aireada a priori coincide: 40 millones de euros costaría en ambos caos urbanizar y parcela para la llegada de las empresas de transportes.

Lo que pasa es que Valladolid tiene la ventaja de disponer del dinero, todo público y ya “contante y sonante”, según Charo Chávez, la concejala de Innovación: su proyecto será sufragado por la sociedad Valladollid Alta Velocidad, que pilota la empresa estatal Adif junto al Consistorio, una sociedad que los populares disolvieron en el caso de León en 2012, nada más suceder en el Gobierno al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que había anunciado Torneros en 2007.

El proyecto pucelano, al detalle

El plazo que estima la capital vallisoletana para tener 'su Torneros' operativo es de tres años, incluso Óscar Puente lo ve factible en 2023. En este tiempo se ejecutaría una gran playa de vías férreas con entre ocho y doce ramales de 750 metros cada una, hasta para convoyes de 60 contenedores. Un auténtico puerto que, además, ejercería de punto aduanero, para transportes internacionales, en su caso con mercancía sobre todo de Aveiro, en Portugal. 250 empleos directos son los que se han cuantificado, al menos en una primera fase.

En cambio, Torneros, a pesar de haber convencido a la sociedad leonesa hace años de ser vital para el futuro económico de la provincia, por estos y otros motivos, acumula retraso tras retraso. El último va camino de superar el año y medio de retraso para tener ultimado, catorce años después de airearse el proyecto original en 2007, el proyecto de urbanización y parcelación de las casi 200 hectáreas totales disponibles, de propiedad estatal a través de la Entidad Pública Empresarial de Suelo (Sepes).

A Torneros le faltan fincas sin expropiar

En realidad, hay otro escollo poco conocido: ni siquiera todo el suelo es suyo, porque faltan una docena de pequeñas tierras que en su día no se pudieron adquirir, sobre todo por ser los propietarios desconocidos, algo muy habitual en obra pública. Pero en el caso del suelo de la futura plataforma leonesa, ni se ha iniciado el proceso de expropiación.

¿Una “mano negra” del “bloque vallisoletano”?

Este cúmulo de demoras poco justificadas en trámites que son evitables, habituales y sencillos hace sospechar hace tiempo a no pocos socialistas leoneses, según ha constatado ILEÓN, que ha habido detrás una “mano negra”, un “bloque vallisoletano” del que no les cabe duda que formaban parte dos pesos pesados del PSOE: el propio Óscar Puente y el delegado del Gobierno en la Comunidad, Javier Izquierdo, en su día concejal en el Consistorio pucelano.

Sólo tras el último Congreso Federal del PSOE celebrado este fin de semana, ambos han sido apartados de sus altas responsabilidades en la Comunidad y se confía en que el regreso de Virginia Barcones ponga fin a los “palos en las ruedas”, junto al apoyo de Luis Tudanca, que fue el único en mencionar el proyecto leonés en el último mitin de Pedro Sánchez en la provincia.

Sin fondos europeos, a priori

Otro handicap de Torneros es no está al cien por cien garantizada la financiación, como sí en Valladolid. Por un lado, no consta que ni Gobierno ni Junta de Castilla y León hayan pedido fondos europeos para su desarrollo y puesta en marcha.

No lo han hecho ante la última y millonaria convocatoria del plan Conecta Europa, dentro del Corredor Atlántico, ya que ambas instituciones abogaron por las mercancías en Ponferrada, pero tampoco en ninguna de las convocatorias extraordinarias de los fondos vinculados a la recuperación de la pandemia, ni los Next Generation ni el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Aún se desconoce, además, el dinero que Sepes reserva para las esperadas obras en Torneros en los nuevos Presupuestos Generales del Estado. El Sepes ni siquiera da por terminado aún el proyecto de organización, también a preguntas de ILEÓN, y de hecho aún quedan algunos trámites. Hace menos de dos semanas que se inició el necesario trámite ambiental del proyecto en sí, a pesar de que la Declaración de Impacto Ambiental está aprobada desde 2015 y en vigor.

La Junta también tendrá que supervisar ese proyecto de ejecución y podría plantear reparos o cambios, tras lo cual se licitarían las obras y se estiman entre 16 y 20 meses de obras como tal, por lo que llegar antes de 2023 se antoja complicado. Lo que sí parece importante es que se solapen al menos en el tiempo los trabajos para acometer todos los servicios necesarios, desde luz a agua o telecomunicaciones, con la parcelación de la zona, de modo que las empresas del sector puedan adelantar su asentamiento.

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