Ya es la segunda vez que escucho, o mejor diré leo, que según el sindicalista agrario, de siempre en política provincial, no hay tempero en la Diputación provincial de León para que germine en positivo una moción institucional pro Autonomía Leonesa.
Aludo naturalmente a Matías Llorente, a la sazón vicepresidente de la institución que más valores leoneses debe aportar durante nuestro vivir de forzado sometimiento al ente autonómico, cicatero con León y centralista por definición ab initio autonómico. Falta tempero. ¡Hasta cuándo! Y no me dirijo tan sólo a él, a quien la frase del agro le queda pintiparada, por agricultor, sindicalista y político, sino a todos aquellos que en política leonesa y autonómica, parecen no querer crecer como leoneses, y sí vegetar en un convencional castellanoleonés, cuando no netamente castellano. ¡Pura insidia!
Echar en falta la mejor condición de humedad en el sustrato leonés donde dicen laborar los diputados elegidos, parece estar a expensas de cielo, o del Santo Isidoro al que, antaño, en rogativas se acudía in extremis, de modo especial los bien entregados agricultores y ganaderos del alfoz capitalino, los de la Sobarriba, más los interesados munícipes legionenses. Resultado, el Santo nos “salvaba la vida...” con... “¡Agua va!”.
Quiero interpretar algo así como estar en busca de “tempero economicista”, el paso dado por la institución provincial, que arranca en Madrid con la marca Productos de León llevando el sello de nuestro león púrpura identificativo en tres largas centenas de productos. La humedad vendrá, y el petricor ambiental será como un precursor aroma de libertad leonesa... ¡Si peleamos por ella!
En la industria agroalimentaria, los leoneses debemos estar en primera línea, pues potencial hay. Pero vamos a tener que estar con una mano combatiendo por ello y con la otra sujetando al ente autonómico, ése que se arroga toda clase de preponderancias, y pretende hablar por nosotros. El polo agroalimentario de El Bierzo, ya lo quieren dejar en simple “depósito”, toda una engañifa.
Cuando escribía lo de combatir y sujetar, surgía la estampa de aquellos momentos medievales en los que nuestros combativos reyes, espada en una mano ante el sarraceno, tenían que mantener a raya, metafóricamente, con la otra a la nobleza castellana catalogada de levantisca, que les suponía cuando menos un pasmoso incordio.
“Un respiro de León”
“Un respiro de León”, lo evoca nuestra Diputación leonesa, en sugerente poster. Ante la vista del observador: el suspiro nebuloso de lo leonés asciende con blanca y elegante belleza al cielo, desde un representativo valle verde bien guarnecido por montañas, puros efluvios aromáticos de nuestros productos. Lo autonómico: Tierra de Sabor (pavor), no ha sido nunca más que borrar lo leonés. ¡Anular!
Las mociones que han venido progresando en Ayuntamientos leoneses pidiendo la Autonomía, no han hecho otra cosa, aunque con vicisitud propia, que la de seguir la estela municipal capitalina. ¿Quiere esto decir que José Antonio Diez, el alcalde legionense debe mostrarse como líder del movimiento reivindicativo citado? No lo sé. La figura a esperar, sin funambulismos ideológicos, con firmes ideas socieconómicas, prioritarias y urgentes, se ha de hacer acompañar del sentimiento definitorio del pueblo leonés, libertad y autogobierno. El futuro no lo tenemos en el ente autonómico. Sí hecatombe económica y despersonalización leonesas. ¡Huyamos de ellas!
Lo que para finalizar sugiero a nuestros políticos, es que, “la cabezada” que de modo festivo dedican al Cabildo isidoriano los munícipes capitalinos (y el 'pago' en cera) no lo repitan una y otra vez ante “la obediencia ciega partidista”, ni ante sus jefes en el ente donde se muestran en plan colaboracionista. ¡Hay que escuchar al pueblo! Pero con los oídos limpios de cera, sin acúfenos partidistas.