Han sido necesarias varias horas de trabajo minucioso en el paraje de Matamala, en los montes del municipio leonés de Sena de Luna, para que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), para que por fin aparecieran los primeros restos que se estaban buscado, a petición y con gran ansia de las familias: seis vecinos de la cercana localidad de Casares de Arbas que fueron fusilados en noviembre de 1937 tras la caída del Frente Norte y el fin de la guerra en la montaña entre León y Asturias.
Fuentes de la asociación han confirmado que ya han asomado los primeros restos humanos y algunos objetos, como restos de calzado y trozos de tela, que “confirman que ha aparecido la fosa común”. Por lo tanto, se confirma lo que alguna gente suponía desde entonces, ya que las hijas de algunos de las víctimas de un grupo de pistoleros subían desde aquellos años ha dejar flores en ese lugar. Un recóndito paraje en la Sierra de Alceo, en el viejo camino que unía el pueblo de Casares de Arbas con la Collada de Aralla.
Se trata de Sergio Alonso González, de profesión ganadero, casado con Belarmina Cañó; Laurentino Cañón Morán, que era jornalero; Lisardo Febrero Rodríguez; Manuel Febrero Rodríguez, soltero; Tomás Rodríguez Martínez y Lorenzo Rodríguez Martínez, todos ellos miembros del sindicato CNT, que sufrieron lo peor de la venganza ideológica de aquellos tiempos tras el golpe de Estado militar abanderado por el dictador Francisco Franco.
Los trabajos comenzaron el pasado martes, con las primeras catas realizadas por la máquina en unas condiciones muy complejas, dado que se trata de una zona escarpada y de difícil acceso. Ya hubo esperanzas cuando en los primeros momentos aparecieron algunos casquillos del rifle Mauser que daban pista de que en esa zona pudieron llevarse a cabo los asesinatos, dado además que su escaso número ya indicaba que en aquel lugar no pudiera haberse llevado a cabo alguna acción de guerra. Se trata de una zona de manantial.
Ahora se completará el trabajo para extraer todos los restos posibles, algo que se espera completar durante este jueves si el tiempo lo permite. Y después de ser exhumados serán trasladados al laboratorio para su pertinente análisis antropológico y forense, para una posterior comparativa con los restos de los familiares, que han seguido con ansia y esperanza la búsqueda, a partes iguales. Finalmente, después del proceso de identificación genética, serán entregados a sus familias para que puedan proceder a su inhumación en el lugar que deseen.
Si se demostrara que finalmente hay más víctimas en el mismo lugar, ya que no se descarta que la fosa sea un enterramiento colectivo más numeroso, y que alguno de los cuerpos no pueda ser identificado genéticamente o que el resultado del estudio sea negativo, eso no impedirá que se proceda a la reinhumación de los restos, que sería en el Cementerio Municipal de Sena de Luna de la manera mejor identificada posible.