Sobrecogida por una mezcla intensa de lágrimas y agradecimiento, Itziar Ríos no paró de llorar sobre el escenario del Teatro Vital Aza desde la primera a la última palabra. Sobre el pecho, en su camiseta, la imagen de su marido, José Luis Ríos, la acompañó en todo momento. José Luis fue uno de los seis mineros que el pasado 28 de octubre no salieron del Pozo Emilio del Valle, en León, después de que un gigantesco escape súbito de grisú cortara de raíz sus sueños y dejara a seis viudas y a nueve niños huérfanos con una herida abierta de por vida. Itziar fue la encargada de hablar en representación de todos ellos en el homenaje organizado por la Agrupación de amigos de José Luis Arias, en el que se proyectó un documental rodado por la periodista Bárbara R. Marcos y Utopía Vídeo.
Lloró intensamente, sin cesar un segundo, pero tuvo arrestos para llegar hasta el final. Justo delante, Itziar tenía a las otras cinco viudas, que comparten su dolor, reciente e intenso, y que también llevaban camisetas con el semblante de sus maridos. Durante su intervención, recordó el orgullo minero que sentía José Luis Ríos, la vida en común que quedó rota, la solidaridad que se genera justo en el centro de la tragedia. “Aunque la minería va a menos, la familia minera sigue ahí. Después de dos siglos de carbón hay mucha gente que tenemos la sangre negra. A estos, a los mineros, a los compañeros, es a quienes dedico esa frase de una canción que tiene un significado especial:Compañeru dame tira”, logró verbalizar por encima de los sollozos.