La Fundación MonteLeón entrega los premios de los certámenes de la convocatoria de su 35 aniversario
La Fundación MonteLeón ha celebrado la segunda edición de su Encuentro de apoyo e impulso a la cultura y el arte en el que se hizo entrega de los certámenes convocados este 2024, cuando la institución cumple 35 de años de existencia.
El salón de actos de Unicaja fue el escenario elegido para una ceremonia en la que el presidente, Francisco-José García Paramio, fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes antes de que el alcalde de León, José Antonio Diez, abriera el turno de intervenciones a través de la proyección de un video, mientras el presidente de las Cortes Autonómicas, Carlos Pollán, fue el responsable de cerrar el evento.
Un repaso del Festival Internacional de Música de Cámara de la pasada edición y algunas pinceladas de la de este año, que se celebrará en diciembre, dieron paso a la entrega de galardones, que inauguró Francisco Miguel López Serrano, ganador del Premio Libro de Cuentos -en su convocatoria número 59- con su obra ‘La dulzura del apocalipsis’.
Manuel Moya Esobar recibió después el V Premio de Poesía Joven por su ‘Libro de visitas’ y Mario Blázquez Ramos le siguió con el XI Premio Novela Corta logrado con ‘Las violenias’. La última distinción fue la de más reciente creación, el I Certamen de Acuarela, del que resultó ganador Manuel Ángel Serantes Morán.
En su intervención de clausura de la cita, Carlos Pollán quiso reconocer “la benéfica labor de los mecenas” en un momento en el que corren “malos tiempos para el arte, en general”. “Es la constatación de una evidencia de siglos. La evidencia de lo difícil que resulta vivir del ingenio, por talentoso que uno sea”, apuntó. También quiso poner en valor el trabajo de la Fundación MonteLeón y de sus 35 años de trayectoria y dijo que “estar profundamente enraizada en la tierra no le impide vivir abierta al mundo”.
Respecto a los premiados, el presidente de las Cortes de Castilla y León señaló que la Fundación MonteLeón “no premia una colección de relatos, un poema o una acuarela; premia, además, el impulso del logro de horas robadas al sueño o la familia, encerrados en una habitación o estudio, emborronando cuartillas o desechando bocetos, componiendo tramas o versos”, y concluyó que “premia, en pocas palabras, el amor al arte”.