Parece que la historia se repite: Una joven bailarina de 18 años que se abre camino en el mundo de la enseñanza de la danza en León. Aunque en esta ocasión los tiempos son diferentes, quizás no más complicados pero sí distintos a la hora del emprendimiento para una chica que decide arrancar su carrera profesional en solitario. Una decisión difícil a pesar de contar con las tablas y el apoyo de su tía, la conocida bailarina Nuria Esther en León, quién en su día a la misma edad que Diana, montó la academia de ballet en la calle Cervantes de la capital leonesa.
De esta forma, Diana ha recogido el testigo para asumir el reto de emprender un negocio nada más haber terminado el Instituto, con la Selectividad aprobada y las ideas muy caras: “Todo ocurrió este verano. Había acabado el Bachiller, había hecho Selectividad y no sabía qué estudiar, sólo quería bailar, y de hecho pensaba marcharme fuera. Entonces mi tía me animó a que me quedara con su estudio, porque ella por motivos de salud tenía que dejarlo. Era una muy buena oportunidad: ahora o nunca, porque si hubiese esperado a hacerlo más adelante no tendría esta academia”, explica la joven leonesa, que gracias a su decisión ha mantenido abiertas las puertas de uno de los referentes de la danza en León, que cuenta con más de 30 años de experiencia.
Diana empezó a bailar de pequeña, con tres años, y aunque durante unos años se centró de lleno en la gimnasia rítmica –donde destacó siendo cuatro veces campeona de España- su pasión por la danza la hizo regresar al ballet. De esta forma finalizó sus estudios en la Royal Academy of Dance (Londres), a la vez que se interesó por el flamenco y el hip-hop, disciplina en la que también ha obtenido varios premios nacionales.
“El ballet nunca lo he dejado, es la base de cualquier danza. Si no tienes base clásica no puedes llegar a hacer ningún otro tipo de baile de forma correcta. Sí que me centré más en el hip-hop, porque me llamaba mucho la atención, es muy divertido. Pero tampoco dejé de lado el flamenco”, comenta la directora de la nueva academia, donde además de ballet clásico se puede estudiar hip-hop, flamenco, sevillanas, bailes latinos y zumba.
Enseñando pero sin dejar de aprender a su vez a llevar desde cero un negocio, Diana confiesa que pensaba que sería más complicado, pero asegura que es una gran responsabilidad que sobrelleva con la apoyo incondicional de su familia.
En el estudio de danza Diana Mendoza, aprenden la disciplina unos 70 alumnos desde los 3 años, hasta adultos que se inician de mayores en el mundo del baile, y algunos otros que lo han retomado después de años. Además, también dan clases en tres colegios, sumando alrededor de 120 estudiantes en total. “El baile es para todas las edades, pero considero que los tres años es la edad perfecta para comenzar en el mundo del ballet. Con los niños más pequeños empezamos a introducir las posiciones, la colocación correcta del cuerpo”.
De entre 18 y 86, generaciones leonesas en una calle de mujeres emprendedoras
Una vida por un sueño. Diana está encantada trabajando en lo que más le gusta, y sí se ve luchando por sacar adelante su negocio hasta que las fuerzas se lo permitan. Y en cuestión de fuerza y tenacidad tiene un ejemplo muy cerca, en la misma calle: Exclusivas Cervantes Juguetería.
Paquita abrió las puertas de este templo para los amantes de las maquetas hace 60 años, cuando decidió abandonar su carrera de maestra y dedicarse de lleno a la felicidad de los niños. Actualmente es María Jesús, su hija, quien regenta el lugar, un espacio de dos plantas en el corazón de León, repleto de juguetes en el que se puede encontrar desde una amplia sección de coleccionismo de trenes, coches y figuritas de plomo, hasta casas de muñecas con todos sus accesorios e iluminación, juguete básico, infantil y de bebé, sin olvidar las construcciones de Playmobil y Lego.
Pero este entrañable lugar no se ha quedado obsoleto y ha sabido, a su manera, adaptarse a los tiempos disponiendo también de las peticiones más actuales del público infantil, como la muñeca L.O.L., uno de los juguetes estrella de este año. A pesar de ello, su apuesta sigue siendo tradicional, como en el caso de los scalextrics clásicos, “los de toda la vida”. “Es lo que más nos solicita la gente, además porque es muy difícil de encontrar. El boca a boca y las redes sociales nos han dado mucho a conocer y ahora viene a comprar gente de toda España este tipo de artículos”, reconoce María Jesús.
Y precisamente el secreto para llevar tantos años abiertos, más en una época en la que difícilmente sobrevive una juguetería antigua, es ese; “trabajar cosas que las grandes superficies no tienen”. “También el trato, muchas personas prefieren el cara a cara, hay gente que compra y te cuenta muchas cosas, de su vida, a veces la tienda se convierte en un confesionario”, comenta la regente con una sonrisa, recordando que por la juguetería de su madre han visto pasar generaciones, de hijos que ahora regalan a sus hijos y nietos.
Diferentes generaciones de mujeres emprendedoras en León, que comparten además de calle sueños y tesón por su negocio. Empoderamiento empresarial femenino: dos ejemplos de dos tiempos muy diferentes, pero que convergen en el mismo siglo XXI. Y que siguen avanzando.