Todo aparentaba lucir flamante el día de la inauguración de la remodelación de la estación de autobuses de León, en la que la el Gobierno autonómico se gastó algo menos de 7 millones de euros de inversión tras muchos años de retraso. Pero apenas una semana después del simbólico corte de la cinta y de la puesta en funcionamiento real de las instalaciones ya surgen voces que critican el cúmulo de defectos e incluso de peligros que hay detrás de “defectos de diseño” serios en el edificio remodelado.
Una de las primeras voces ha sido la del sindicato USO de la empresa de transportes Alsa, principal operadora de la estación, que censura “numerosas carencias” detectadas ya en los primeros días de intento de normalidad.
Esta central sindical habla de detalles muy preocupantes y de otros negativamente simbólicos. Entre los primeros, resalta que se ha reducido el carril central de la zona de circulación y acceso a las dársenas al ampliar éstas para crear un espacio cubierto para los pasajeros, y eso hace “más peligrosa” la maniobra de marcha atrás de los conductores, además de que “las columnas coinciden con los portones de los maleteros” y también los autocares sobresalen.
Eso contando con que de 30 dársenas se ha pasado a prácticamente la mitad, 16, forzarán “anomalías” y riesgos en el tráfico interno, que se verá agravado, dicen, si se sigue permitiendo como hasta ahora el acceso a los autobuses urbanos de Alesa o a los constantes vehículos de los repartidores, que al ponerse “la zona de facturación y paquetería en la zona posterior al edificio principal” dificulta el acceso, “ya que no existe una zona de carga y descarga”. Eso creen que también significará más saturación del exterior, en la avenida Sáenz de Miera.
Respecto a las dársenas que se anunciaron cerradas y calefactadas, con puertas automáticas, se ha podido comprobar que “ni se abren cuando ya está posicionado el autobús ni en otros casos se cierran, provocando que la temperatura exterior sea incluso más agradable que en el interior en algunos momentos del día”, fruto de las corrientes gélidas.
Otra “chapuza” que observan es que “tras una inversión tan elevada no se hayan tenido en cuenta ni las medidas de los autobuses actuales”, de modo que provoca problemas el hecho de que “se han reducido, sin ningún motivo, las puertas de entrada y de salida” a las dársenas. Especialmente “al venir de la zona de los Juzgados” los conductores deben “girar desde el segundo carril porque no se libra para entrar, con el riesgo de crear un accidente”.
También lamentan que los viajeros y usuarios ahora sólo disponen de un acceso, eliminando otras dos que antes existían, de modo que ahora tienen que recorrer todo el edificio. En éste sigue habiendo “muchos remates que no han sido terminados”, tras retirarse las casetas de obra en la víspera del desembarco político e institucional.
Muchos logotipos y pocos carteles de total utilidad
Por ello “las arquetas y alcantarillas aún no han sido enrasadas”, dejando “el suelo lleno de agujeros”. Ya sin casetas que se emplearon estos meses como oficinas, taquillas, facturación o comedor de los trabajadores, ahora, sin los despachos nuevos habilitados, se complica la situación e incluso no se puede acceder a la zona de descanso de los chóferes si no hay personal de oficina, lamentan.
Simbólico es también que la improvisación anunciada por el presidente de la Junta de bautizar la estación como Reina Doña Urraca I de León contrasta con que ese nombre “no figura en ningún cartel”. Sin embargo, “una de las cosas más comentadas por los usuarios es la falta de carteles que indiquen las taquillas de las empresas, frente a la gran cantidad de logotipos de la Junta de Castilla y León”. Para USO, esa profusión se remata con el hecho de que “el logotipo de la administración cuenta con iluminación, mientras el que indica de qué edificio se trata, no”, y de este modo no se observa que se trate de la estación cuando anochece.