Mientras los gobiernos central y autonómico del Principado se ocupan y preocupan de la marcha de las obras de la Alta Velocidad de la Variante de Pajares que acumula retrasos, imprevistos y algún susto económico y que prevé abrir un primer túnel en 2015, el calendario señala el próximo 15 de agosto el 130 aniversario de una fecha más que señalada en la historia del ferrocarril: la inauguración de la línea ferroviaria del Puerto de Pajares.
Considerada una de las mayores obras de ingeniería de España en el siglo XIX, su puesta en marcha supuso, entre otras cuestiones, que desapareciera la obligación de utilizar la diligencia como medio de transporte para llegar de Puente de los Fierros (Asturias) a Busdongo (León).
El trazado más viable para unir el Principado con el resto de España era una línea que uniese Gijón y León pasando por Oviedo y Pajares. Este proyecto, promovido y defendido por Jovellanos (1744-1811), se convirtió en el primer tercio del siglo XVIII en el embrión de la actual carretera N-630 de Oviedo a León, que quedaría inaugurada en 1833, según recoge Renfe en su página web. Pero habría que esperar bastante más hasta ver hecho realidad el ferrocarril que comunicase completamente Asturias con la Meseta.
Los antecedentes
En la década de los 50 del siglo XIX Asturias, Galicia y León luchaban por la llegada a sus tierras del ferrocarril. Diputados en Cortes, alcaldes, comerciantes y profesionales liberales, entre otros, se movilizaron para conseguirlo. Así surgió la compañía del Noroeste con el objetivo de hacer efectivas las obras, según se explica en el web 'Todotrenes'. En 1856 se aprobó el gran proyecto que llevaría el tren desde León a La Coruña, a Asturias y la comunicación con la meseta.
El 30 de agosto de 1863 llegó a León la primera locomotora procedente de Palencia y a partir de entonces el tren se desarrolló hacia Galicia y Asturias, pero en 1868 tan sólo llegaba hasta Brañuelas (dirección Galicia) y Pola de Gordón (dirección Asturias).
La compañía del Noroeste sufrió problemas financieros a los que hubo que sumar los acontecimientos políticos con la destronación de Isabel II. En ese tiempo se construyó -según detalla la misma publicación- el tramo Gijón-Pola de Lena, inaugurado en 1878. Faltaba lo más difícil: salvar la cordillera Cantábrica que divide la Meseta y Asturias, pero la compañía del Noroeste quebró.
El Gobierno, que estaba decidido a acabar las obras, activó la subasta de la explotación de las líneas ya construidas y la ejecución de las que faltaban y en 1880 un sindicato formado por varias sociedades francesas -la Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León (AGL)- , ganó el concurso convocado a tal efecto por 190 millones de reales -unos 48 millones de las antiguas pesetas-.
La obra para construir el trazado ferroviario de Pajares, considerada como una de las mayores de ingeniería en España en el siglo XIX, se prolongó durante cuatro años, desde 1880 a 1884, para salvar un desnivel de 817 metros desde los 1.237 de Busdongo (León) hasta los 420 de Campomanes (Asturias). La Compañía del Noroeste, ante la dificultad de realizar el proyecto previsto propuso otro alternativo que no resolvería los problemas de incomunicación de los asturianos.
En 1881 una protesta pública contra la variación del trazado consiguió paralizar el proyecto de modificación. En total, se ejecutaron poco más de 49 kilómetros cuando en línea recta no hay más de 15. Aunque el trazado oficial aprobado incluía 85 túneles finalmente se construyeron 66. El mayor del trazado, el de La Perruca, con 3.080 metros era el mayor que se había construido en España hasta aquel momento.
Real inauguración
El 15 de agosto fue la fecha elegida para inaugurar tan destacada obra y, como la ocasión lo merecía, la ceremonia de apertura del tramo contó con la presencia de los reyes Alfonso XIII y María Cristina, así como las infantas Isabel y Eulalia, que viajaron en un tren especial que se detuvo unos metros antes de la boca de entrada del túnel de La Perruca.
Los informadores de entonces señalaban: “Dicho tren iba arrastrado por las máquinas 'Don Pelayo' y 'Jovellanos', previamente bendecidas por el obispo de Oviedo. Y fue la 'Don Pelayo' la que rompió las cintas de seda encarnada que como barrera cerraban la entrada del gran túnel'. En 'De la diligencia de Larra al Ave', Fernando Hacar Rodríguez explicaba que el 'Tren real' había partido de Palencia a primera hora la madrugada para llegar a tiempo a la boca sur -en el lado de León- del túnel de La Perruca.
El corresponsal en Asturias del diario La Crónica de España narraba así -según recoge el blog 'Objetivo Pajares' parte del acto de inauguración-: “El tren regio llegó junto al túnel de La Perruca a las siete y quince de la mañana. Habíase preparado, para la ceremonia de la bendición de las máquinas, dos pabellones, uno para la familia real y otro para los convidados, y entre ellos una capilla donde poder oficiar el clero y decir la misa de campaña”.
Otro cronista señalaba: “Las obras del puerto de Pajares harán época, sin duda alguna, en los anales de construcción de ferrocarriles, tanto por haber sido terminadas en un plazo muy corto como por las inmensas dificultades que la naturaleza oponía allí al esfuerzo de los hombres”.
“Se ha abierto el camino del porvenir para Asturias. Una nueva cinta de hierro une el Cantábrico al Mediterráneo. Es un hermoso día, como lo es para el esclavo el día en que rompe sus cadenas; la cadena colosal con la que la naturaleza aprisionó esta tierra gloriosa ha sido quebrada por el esfuerzo del hombre: somos, al fin, libres”, relataba otro representante de la prensa con entusiasmo.
El centenario
Hace tres décadas, para conmemorar el centenario de la inauguración del trazado ferroviario entre Puente de los Fierros y Busdongo, se organizó -en el mes de octubre- una ceremonia que, como en aquella ocasión, contó con la presencia de la familia real española. Desde Oviedo, los reyes Juan Carlos I y doña Sofía, junto a la infanta Elena, se trasladaron a la localidad asturiana en un tren formado por coches de la serie 9000 remolcados por la 251-001. Desde Fierros a Busdongo se desplazaron en automóvil y una caravana de autobuses de Renfe, curiosidad que recoge José Luis Fernández García en 'Objetivo Pajares'.
En Busdongo se trasladaron al Tren del Centenario, para recorrer el tramo hasta la boca leonesa del túnel de La Perruca. Allí tuvo lugar la parte central de la conmemoración del acto que el bisabuelo del monarca protagonizó en 1884 para inaugurar la llamada Rampa de Pajares y se descubrió un monolito con una placa mientras sonaba el Himno a León. Después, la familia real se trasladó a la capital en un Talgo Pendular.