Una obra en zona de urogallo en el Alto Sil provoca una doble investigación, una penal de la Guardia Civil para la Fiscalía
Medio Ambiente, por lado, y el Seprona, por otro, tratan de averiguar si el Ayuntamiento de Palacios del Sil tiene algo que ver con la ampliación irregular de una senda forestal y ganadera en zona muy sensible mientras el alcalde lo niega entre críticas a la Junta por “bloquear” permisos
En España quedan ya oficialmente menos de 300 ejemplares de la especie de urogallo cantábrico y el 80% de ellos se enmarcan en una área muy reducida de la Montaña leonesa. Entre las zonas endémicas se sitúa el Alto Sil, a caballo entre las comarcas del Bierzo y Laciana. Y allí se ha puesto en marcha una doble investigación, una administrativa y otra ya judicial y por vía penal, para decidir quién fue responsable de una obra forestal que podría haber causado un perjuicio importante a esta especie protegida.
El caso saltó con la publicación en exclusiva por parte de ILEÓN de la denuncia pública lanzada por la Filón Verde y conocida hace ya dos meses. Esta organización conservacionista se llevaba las manos a la cabeza al conocer la construcción o al menos gran ampliación de una pista forestal por el viejo trazado de una antigua senda agroganadera que unía montes de las localidades de Cuevas del Sil y Matalavilla, es decir, perteneciente al Ayuntamiento de Palacios del Sil, que es el que ahora está bajo el punto de mira.
La denuncia de una “aberración medioambiental”
Desde ese primer momento se consideraba este trabajo una auténtica “aberración medioambiental”, dado que en su discurrir afectaba a una zona de nivel máximo de protección del urogallo, tan en peligro de extinción que en esa misma zona aún aparecían los carteles por los que la Junta de Castilla y León prohibía este año, y de manera excepcional, incluso el tránsito de personas nocturno en época de celo de la especie.
Tan dura era la medida que la administración amenazaba con que un simple paseo nocturno en esa época supondría una infracción grave de Patrimonio Natural de Castilla y León, con multas de entre 5.001 y 200.000 euros. Una de las fotografías de la amplia pista nueva no dejaba dudas al menos de la proximidad con estos espacios endémicos.
Aún no ha trascendido si en esa época o en otra, pero lo cierto es que hubo maquinaria abriendo esa antigua pista de uso ganadero sin que, según corrobora ahora la Junta, conste autorización para ello.
ILEÓN ha constatado que hay abierta una doble vía de investigación de los hechos, para determinar qué tipo de infracción supusieron estos trabajos y, sobre todo, quién es responsable de ellos. La vía más grave, la vía penal, la siguen la Fiscalía de Medio Ambiente de Ponferrada y el Juzgado de instrucción de Villablino, a quienes el Seprona de la Guardia Civil ha remitido los informes resultantes de sus investigaciones.
Dos meses de investigación previa
También se ha dado traslado al Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que casi dos mes después y por vía oficial tan sólo admite de momento que “se continúa recabando información que, seguramente, sirvan de base para incoar expediente”. Por lo tanto todavía ese expediente ni siquiera se ha abierto ya que, aducen, han de elaborarse primero todos los informes previos en los que se determine si como resultado de la investigación hay posible infracción a la Ley de Montes o a la Ley de Patrimonio Natural, incluso a ambas. Ese necesario también previamente, añaden, tipificar la posible infracción, es decir, saber cuánto implicaría la restauración de lo afectado, para reclamárselo al autor de estas polémicas y sensibles obras.
Pero la pregunta del millón es: ¿Quién fue responsable de los desbroces y ensanchamiento de la senda en zona de urogallo? ¿A quién investigan tanto la Guardia Civil como los jueces y fiscales como la Junta de Castilla y León? Directa o indirectamente, todas las pesquisas se dirigen al Ayuntamiento de Palacios del Sil.
Y su alcalde, Roberto Fernández, del Partido Popular (PP), no sólo niega la mayor sino que, incluso, aprovecha para criticar la gestión de la propia Junta ante las necesidades “acuciantes” de los ganaderos de extensivo del municipio, de “bloquear” sus peticiones y matizar en gran medida lo que tilda de “informaciones sesgadas”.
“La Junta no hace caso ni da solución”
Admite, por un lado, que el Ayuntamiento de Palacios “adquirió una maquinaria” que después ha dejado usar “vía convenio de colaboración”, pero remarcando que los trabajos no son municipales. Y por otro lado, se refiere a que el número de ganaderos de la zona alcanza ya la veintena tras un fuerte impulso en los últimos años y muchos pretenden usar “una enorme red de caminos, unos 65” existentes. “De todos ellos, la Junta ha autorizado apenas seis, es que no hacen caso ni dan solución”, asegura en referencia a su arreglo.
Arreglo que, también difiere el regidor, “se limita a poco más de dos metros” de ancho en los caminos desbrozados, “apenas para que quepa un tractor”, por lo que no entiende bien esta polémica, sobre todo porque asegura que la senda de Cuevas del Sil y Matalavilla, objeto de esta investigación, era una de las pocas autorizadas por la propia Junta.
Admite Fernández que en un momento de esos trabajos una de las máquinas pudo “cruzar una senda abierta por otra Mancomunidad hace años” y acercarse, pero sin invadir, un posible espacio protegido, y “mucho menos un cantadero” de urogallo sino “un acceso de camino de monte público”. Aunque la fotografía aireada, con el cartel de “área crítica dle urogallo”, parece dar una impresión diferente.
Tres dedos conservacionistas que señalan a políticas de la Junta
A raiz de este caso, tres asociaciones conservacionistas solicitaron en septiembre a la Junta de Castilla y León que detenga “urgentemente” las prácticas selvícolas de roza de matorral que se estaban ejecutando en áreas críticas para el urogallo cantábrico como el Alto Sil leonés, ya que contribuyen al declive de una especie que se encuentra en crítico peligro de extinción.
Las asociaciones fueron la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, el Filón Verde y Geotrupes, que exigieron a Medio Ambiente informes técnicos sobre las nuevas sendas o pistas o apertura de antiguas en hasta “ocho enclaves”, último reductos en los que aún sobrevive el urogallo.
Las tres organizaciones ambientalistas denunciaron en un comunicado que lo largo de las dos últimas décadas la Junta de Castilla y León “ha promovido la eliminación de más de un centenar de hectáreas de matorral y sotobosque en zonas clave para la conservación del urogallo, incluyendo áreas críticas” que suponen la destrucción de numerosas áreas de matorral “de gran importancia para esta y otras especies, incluyendo piornales de 30 años de edad y más de cinco metros de altura”.
“Este tipo de actuaciones”, continúa el comunicado, “están contempladas, sorprendentemente, en el Plan de Recuperación del Urogallo en Castilla y León y se basan en el Manual de Conservación y Manejo del Hábitat del Urogallo Cantábrico”, pese a que dichas actuaciones selvícolas “se basan en especulaciones carentes de un fundamento científico de respaldo” y “no contribuyen a esa pretendida conservación del hábitat sino, más bien, a destruirlo”.
Además, las organizaciones apuntan que el plan de recuperación “indica que el cumplimiento de sus objetivos debe ser evaluado periódicamente y revisado cada seis años” mientras que, sin embargo, “ya han transcurrido 13 años desde su publicación y ni se han publicado las dos revisiones indicadas en el propio plan ni se ha efectuado la evaluación del cumplimiento de sus objetivos”, dentro de un periodo en el que “la población de urogallos no ha parado de disminuir y su área de distribución se ha ido reduciendo en paralelo”.
Por ello, y ante la “evidencia clara de fracaso en la gestión”, las tres organizaciones conservacionistas solicitan a las administraciones implicadas que “detengan urgentemente estas actuaciones en el hábitat del urogallo y elaboren un nuevo plan de recuperación de la especie, basado en el mejor conocimiento científico disponible”.