Abejas, las temidas, incansables y necesarias trabajadoras para elaborar el manjar de la miel

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, desde que en 2017 la Asamblea General de Naciones Unidas lo proclamó tal fecha coincidiendo con la coincidiendo con la fecha del nacimiento de Anton Janša. Pionero, del siglo XVIII, en las técnicas modernas de apicultura en Eslovenia y que reconoció a estos insectos por su habilidad para trabajar duramente.

Para dar una visión más amplia sobre la importancia de las abejas apicultores profesionales e investigadores trasladan su trabajo con y para ellas.

La importancia de la melisopalinología

Mª Rosa García Rogado, del Grupo de Investigación de la Universidad de León Ambiente Atmosférico (ATMOSENV), explica las diferentes líneas de investigación, entre las que se incluye la Melisopalinología, la rama de la palinología que estudia el polen presente en los productos apícolas: miel, cargas de polen, propóleos y jalea real. 

“La preparación de la miel para su análisis consiste en la centrifugación y lavado de la muestra, cuya finalidad es concentrar los granos de polen y otros elementos presentes en la miel de manera natural”, desarrolla. Esta preparación y su posterior tinción -coloración para mejorar el contraste- les permite observarlos al microscopio óptico para identificarlos y contabilizarlos.

Por otro parte, los análisis polínicos de las mieles aportan información para poder caracterizarlas, saber su origen geográfico y botánico, detectar la presencia de impurezas, comprobar la autenticidad del origen del que procede esa miel y poner en valor mieles de origen botánico diverso. “También nos ayuda a conocer las plantas que han pecoreado las abejas tanto para obtener polen, indispensable para la alimentación de la cría, como néctar para la producción de la miel”, detalla la investigadora.

“Además, el análisis de las cargas de polen recolectadas por Apis mellifera y otras abejas silvestres de los géneros Panurgus, Bombus, Xylocopa, Ceratina, Megachile, Osmia, Heriades, Chelostoma entre otras, nos da una visión más amplia de los recursos vegetales más utilizados por estos polinizadores”, segura. Este estos análisis son más importantes de lo que se pueda creer, ya que, en ocasiones, al analizar miel etiquetada se ha observado que no siempre se corresponde con lo que figura en la etiqueta. “Por lo tanto, el conocer el origen geográfico y botánico ayuda a evitar fraudes”, remarca una de las finalidades de su trabajo.

“Empíricamente cada vez es más manifiesto el cambio climático y su efecto sobre el ciclo de vida de las abejas. El incremento de temperaturas durante todo el año afecta a sus ciclos de desarrollo y a la producción de las colmenas. Los períodos de invernada y las paradas de puesta de las reinas son cada vez menores, lo que supone también problemas sanitarios más frecuentes y difíciles de controlar”, exponen los problemas que padecen las abejas actualmente. Pero no son los únicos inconvenientes, ya que la sequía afecta no sólo a la productividad de las colmenas, sino al buen estado nutricional de las abejas y a su mayor o menor resistencia a los periodos de no actividad en invierno y al inicio de la primavera. “Viendo la evolución de la climatología en los últimos años, se pueden predecir tiempos difíciles, no sólo para las abejas sino también para otros polinizadores, aunque algunos de ellos sean resilientes y capaces de adaptarse a los cambios”, auguran.

Además, en los lugares con grandes extensiones de cultivos o con contaminación importante los productos de la colmena, especialmente la miel, desde la ATMOSENV advierten que pueden verse afectados por los mismos, además del estado nutritivo de las abejas, si son tratados con plaguicidas. “Es una suerte que en León tengamos grandes extensiones montañosas y boscosas en los que la huella del ser humano todavía no es tan manifiesta”, resalta.

En algunas zonas se ha producido la introducción de subespecies de abejas no autóctonas que a priori pudieran resultar más productivas, pero que a la larga al hibridarse con subespecies autóctonas dan lugar a la aparición de características no deseables. “Como puede ser una mayor agresividad, una menor resistencia a enfermedades o a la climatología adversa durante el invierno”, indican.  Tantos años de estudios han permitido conocer cuál es la flora más importante como recurso apícola. “Gracias al estudio de las cargas de polen de abejas silvestres se ha comprobado la variedad de plantas que pecorean y su repercusión en la reproducción de las mismas y la producción de frutos”, hace hincapié. Y gracias a esta información, desde el ATMOSENV garantizan que la calidad de las mieles producidas en León ha mejorado gracias a un sector apícola más formado.

La Abiejina del Monte

Para formados Sergio Diez y Beatriz Carreto, los propietarios de ‘La Abiejina del Monte’ que a la hora de hablar de su profesión casi desarrollan una tesina, pero es lo que tiene hablar con pasión de lo que conoces. Los colmenares están en Villamorisca, perteneciente a la comarca agraria Montaña de Riaño.

“Empezamos en 2026 por afición siendo cuatro. Y la familia fue creciendo. Y con el tiempo decidimos profesionalizarnos y apostar por volver al pueblo y emprender con ilusión”, nos relatan sus comienzos. Ellos trabajan con la abeja ibérica, autóctona de esta zona, y por ello es la mejor adaptada para sobrevivir aquí.

De la montaña al tarro

Esta obrera incansable les proporciona miel es de montaña, con floraciones silvestres propias de esta zona de la montaña oriental leonesa, como pueden ser: el brezo, roble, espino blanco, zarzamora, tomillo, etc. León tiene una gran variedad de floración dependiendo de la zona.

“En el pueblo donde estamos siempre hubo colmenares que desaparecieron y los vecinos nos han dicho que desde que vuelve a haber colmenares en el pueblo han notado que las producciones de sus huertos han subido”, comparten orgullosos.

Y no es para menos, ya que ya son los ‘influencers’ del. “Hubo una ‘Semana cultural’ en el colegio de Puente Almuhey donde quisieron mostrar a los niños que había oficios con los que podían seguir viviendo aquí. Íbamos para dos horas y nos quedamos toda la mañana porque entre los niños despertó mucha curiosidad y lo disfrutamos mucho”, narran esta bonita experiencia en la que enseñan a los más jóvenes la importancia de las abejas para aprender a protegerlas. Además, a nivel profesional es reseñable que es una salida que escogen muchas más mujeres que hombres, y como dice la propia Beatriz, “me parece un puntazo”.

Pero volviendo a lo de proteger a las abejas, desde la Abiejina del Monte nos trasladan una preocupación,“hoy en día, las abejas necesitan de la ayuda de los apicultores y los medicamentos para sobrevivir. Una colmena en vida silvestre lo tiene muy difícil debido a todas las enfermedades y plagas que han aparecido en los últimos años”. Y alertan de la situación indicando que una colmena mal atendida es un foco de enfermedades que transmitirá e irá introduciendo en los colmenares de al rededor y expandiéndose. Ellos recurren a Leónvet para comprar los tratramientos, “Es parecido a una farmacia. Para los medicamentos hay que ir con receta y también tuenen complementos alimenticios”, explican.

Del panal a la mesa

Con el amor que les tienen por su vocación no es de extrañar verles en las fiestas de Villamorisca, donde se hace una ‘Diana’ - ir de casa en casa acompañados de una charanga comiendo y bebiendo-, ofreciendo platos con la miel como ingrediente. Apunta algunas buenas ideas: Pollo con salsa de mostaza y miel, quesos variados con miel, salchichas con salsa de queso mascarpone y miel, barritas de miel con cereales y frutos secos o las empanadillas de sobrasada leonesa ‘La Alcancía’ con miel.

La miel vale para un plato en una fiesta, un picoteo como unas palomitas con miel o sola. Sergio y Beatriz, a la mínima que pueden dan a degustar su miel de manera sabrosa y original, “en la feria de Productos de León presentamos una tapa de queso con miel sobre una galleta de hierro”. Pero la miel en sí misma no es lo único que ofrecen, ya que han creado varios productos:

  • Velas de cera natural de abeja.
  • Tableta de chocolate con 60% cacao 40% miel.
  • Chocolatina con 60% cacao 40% miel.
  • Crema de miel y cacao hecha con 92% miel y 8% cacao.
  • Bombones rellenos de miel.
  • Piruletas con forma de corazón.

Reconocen que sus clientes dentro de la provincia de León están situados más en la parte norte ya que están acostumbrados a esta miel. “En la zona sur, por otro lado, buscan mieles más claras. Cada comarca tiene una miel característica y es la que prefieren los habitantes de esa zona”, explican. Ya seas del norte o del sur puede conocer a esta simpática pareja en ferias, como la ‘Feria Multisectorial de León’ el próximo 24 de junio en el Mercado de ganado de León.

Deleria

Deleria nace por la afición a la apicultura de un buen amigo de los fundadores. “Él supo transmitirnos las maravillas de este mundo y hacer de nuestra curiosidad una de las mayores pasiones”, comentan Tania y Jere, una pareja de ingenieros. La fusión de su formación en Ingeniería Forestal y Medio Ambiente e Ingeniería Industrial les ha permitido a sentar las bases para dar forma a este proyecto.

De la ciudad al campo

“Pertenecemos a la generación que desde niños se nos decía que la ciudad estaba llena de oportunidades, y que allí tendríamos un futuro mejor”, recuerdan. “Los trabajos en el campo no estaban mecanizados, y las jornadas de labranza eran francamente duras para la poca rentabilidad obtenida. Al fin y al cabo, los padres quieren lo mejor para sus hijos. No les faltaba razón, y nosotros decidimos ir a la ciudad a buscar nuestro futuro. Gracias a ello obtuvimos una alta cualificación y afortunadamente un puesto de trabajo”, relatan sus primeros pasos profesionales.

Pero las circunstancias ya no son las que eran hace unas décadas, y las condiciones han cambiado y ellos consideran que la ciudad no se presta tan cómoda y bonita. “En las zonas rurales hay oportunidades, y muchas, siempre las ha habido, pero hay que hacerlas rentables”, aseguran que con la apicultura han encontrado la moneda de cambio para devolver a su comarca todo el esfuerzo que sus generaciones pasadas han hecho para que tengan un futuro mejor. “Qué mejor forma que creando un proyecto que aprovecha los recursos naturales, los mismos que sirvieron a nuestros padres, a nuestros abuelos, para que sus hijos y sus nietos pudiéramos tener una vida, al menos, más fácil y cómoda de la que tuvieron ellos”, recalcan orgullosos.

El proyecto Deleria, a través de la apicultura, es un compromiso con el desarrollo de las zonas rurales. Para ello están invirtiendo el 100% de los beneficios con el objetivo de triplicar en los próximos tres o cuatro años el volumen de la explotación. Sus colmenares se encuentran exclusivamente en el Valle del Eria, en la frontera de la provincia de León con Zamora, donde predominan grandes extensiones de encinares y monte de matorral bajo. “Las características del entorno aportan unas propiedades organolépticas de alto valor gastronómico a nuestras mieles”, describen. Y detallan, “centramos gran parte de nuestros recursos en obtener mieles de otoño, como el mielato de encina, una miel de producción limitada y muy valorado entre los consumidores de mieles oscuras”.

Del panal a la boca

Su modelo de producción es sostenible y respetuoso con el medio ambiente, entre otros, emplean colmenas de libre mantenimiento, y practican la apicultura tradicional reutilizando gran parte de los materiales que utilizan. Aprovechando las nuevas tecnologías pueden monitorizar el estado de las colmenas, y realizar los manejos y las visitas necesarias al colmenar, reduciendo los gastos superfluos.

Los procesos de extracción son meramente artesanales. “Hacemos el desoperculado manual, a continuación, extraemos por rotación centrífuga a bajas revoluciones, filtramos y dejamos reposar en tanques de acero inoxidable. Para finalizar, procedemos al envasado manual en los formatos de 1kg y 1/2kg”, enumeran los pasos que siguen en este proceso que confiere a la miel Deleria el distintivo de una miel auténtica y artesanal. “Del panal a la boca”, recalcan.

Deleria apuesta por los productos de km 0, por ello la venta de sus productos, principalmente, se centra el cliente de cercanía, aunque están notando un crecimiento en la demanda desde las grandes ciudades. “Cada vez son más los quieren colaborar con el proyecto; adquiriendo una miel de alta calidad y a la vez contribuyendo al desarrollo de las zonas rurales. Como ejemplo hemos enviado lotes de miel a Madrid, San Sebastián, Ciudad Real y Andalucía”, indican lugares donde la pueden encontrar. En León, la carnicería Alcorte cuenta siempre con ellos. “La producción Deleria es limitada, nuestro mejor premio nos lo dan los clientes agotando los productos año tras año. Gracias a ellos continuamos con ilusión este proyecto”, agradecen.

Aseguran que las abejas les han enseñado mucho, en lo personal y en lo profesional. “Según las leyes de la física: Aerodinámicamente el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe. Esto da lugar a diferentes reflexiones. Las abejas viven desde hace millones de años, han sobrevivido a los diferentes acontecimientos que se han dado en el planeta tierra. Pero no está demostrado que puedan sobrevivir a los agentes químicos”, así que ¡cuidémoslas!“ es el mensaje que lanzan porque la humanidad vive en gran parte gracias a ellas, ya que son las responsables de la polinización de la mayoría de los alimentos que comemos. Si no hay polinización no hay alimentos, y si no hay alimento, no hay vida, al menos la vida humana. 

Miel el Cornón

“Empezamos con las abejas cuando nos casamos en el año 1979.  La primera vez que vino mi abuelo x aquí ya nos dijo que esto era una zona muy buena para las abejas, él era un enamorado de las abejas”, relata María Teresa Álvarez. Ella es original de Somiedo y siempre tuvo abejas en casa.

“Un buen día vino un hermano mío a la fiesta para Villablino y nos mandó un enjambre, pues ya no nos quedó más remedio que ponerlo en el sitio. Y ese mismo año enjambro, entonces compramos una colmena y así empezó nuestra historia en este oficio”, rememora la propietaria, junto a su marido Juan, de Miel el Cornón.

En esta empresa familiar trabajan codo con codo con la abeja ibérica de la Laciana y parques naturales de Babia y Somiedo para elaborar su característica miel perfecta para hacer una típica ‘recha’ de Laciana, una rebanada de pan con mantequilla y miel “y si le pones unas nueces x encima ni te cuento lo rica que está”, confiesa la apicultora.

El oso como es goloso

La familia, aseguran que cuida de las abejas lo mejor que saben. “Les hacemos los tratamientos autorizados y las intentamos protegerlas del oso con pastores eléctricos en todos los colmenares. Y, últimamente, llegó la Avispa Asiática que hace mucho daño a las abejas, por lo tanto, tenemos que ayudarlas a defenderse de ellas”, enumeran la cantidad de problemas a los que se enfrentan sus compañeras de trabajo.

Es habitual ver en sus redes sociales ataques del oso a sus panales, aunque ellos se lo toman con filosofía y de ahí salió su eslogan, “El oso como es goloso para darse un atracón elige Miel El Cornón”. A pesar de toso los inconvenientes consideran que sus abejas viven bien, “les dejamos miel suficiente para que pasen bien la invernada y les tenemos buenos apartamentos (colmenas)”, bromea María Teresa.

Y todos sus esfuerzos y trabajo van enfocados a un bien común, que no es otro que la importancia de la polinización de la flora del entorno, porque tan como sentencian desde Miel el Cornón, “sin ellas seríamos mucho más pobres”.