Hace algunas semanas, despertábamos con la noticia de que el grupo municipal de UPL en el Ayuntamiento de León había solicitado reanudas las obras de la conexión por puente de La Lastra con Puente Castro, respetando los restos de Ad Legionem para que a la vez fuesen visibles. A su vez, en torno al año 2022 se daba una petición semejante con los famosos Principia.
Tenemos que remontarnos a la década de los 2000, con la aparición de los importantes restos, precisamente, de los Principia. Por aquel entonces el consistorio había dado el visto bueno a la construcción de viviendas en un solar de San Pelayo, aquel con esa puerta gótica que hizo las veces de sala capitular provisional cuando la catedral estaba en construcción allá por el siglo XIII.
Los restos corrían peligro, ya que por aquel entonces Patrimonio no consideró que los restos fuesen de importancia. La gente de León salió a la calle a defender esos restos romanos, únicos en España, siendo conscientes del tesoro que se le arrebataba a la ciudad. Veinte años después, el juzgado encardado del caso del solar dictaminó que esos restos eran importantes y que bajo toda circunstancia debían ser preservados. Ahora ya no hay cartel de obra.
Pero unos años después del descubrimiento de estos Principia, aparecían en el solar de una vieja casa incendiada los restos del Pretorio, en la misma plaza. Esta era la residencia privada del Legado de la legión. Sería lo más próximo a una domus civil pero en el ámbito militar. Imaginemos: pintura, mosaicos, baños, recepción…
Por supuesto estos restos romanos volvían a correr peligro por la edificación de unas viviendas. Unos restos que no solo eran romanos, si no que contenían restos de edificaciones medievales, pero que lo más destacable que poseían a parte de sus muros gruesos, era lo que parecía una piscina. El resultado: la Junta perdió el informe arqueológico y el constructor decía que no se constaba que existiesen restos en el solar. Afortunadamente el estallido de la burbuja inmobiliaria pareció detener las obras.
Pero hace años en este rincón de San Pelayo, aparecían nuevos restos. Esta vez los hipocaustos de unos baños. Concretamente estaban asociados al solar contiguo. Esa asociación se hace con el Pretorio ya mencionado. Pero no radica solamente aquí especial carácter, si no que entre estos muros vivió Trajano antes de ser proclamado Emperador. Y sabemos esto porque durante unos dos o tres años había ocupado el cargo de Legado de la Legio VII.
Pues bien, resulta que no sabemos si es desidia, dejadez, falta de fondos o todo junto, pero estos dos edificios de tan magna importancia (los únicos en España) están a merced de la maleza, con árboles que salen de sus cimientos, aunque al menos, los principia están cubiertos.
Además de Trajano, por estas tierras pasó otro emperador, Adriano, en uno de sus viajes por el imperio. No es normal que en una ciudad que presume de su pasado continuamente, se abandone de esta forma un patrimonio tan importante. Es, cuanto menos, indignante. Ya en su día, imaginamos que como promesa electoral, el equipo de Silván prometió musealizar los tres yacimientos, cosa que sabemos que no ocurrió.
Hoy en día, el actual consistorio ha hecho labores de adecentamiento y musealización, como es la peatonalización de los cubos, el tramo de la Era del Moro o el Molino Sidrón, ayudado también por fondos europeos. ¿Tan difícil es pues, poner en valor estos restos? Astorga, a tan pocos kilómetros, nos está dando lecciones continuamente. O Lugo, con las vitrinas arqueológicas de que dispone.
No hay lugar a dudas que de estar en otra ciudad, estos restos serían visitables desde hace mucho tiempo. Y mas cuando tenemos asociaciones como Pro Monumenta que de buena gana harían todo lo posible por conservarlo.
Ojalá un día aprendamos.