Es agosto mes festivo en Laciana, puesto que celebran sus fiestas patronales Villager, en honor a San Lorenzo; Villablino, que recuerda a San Roque; y Caboalles de Abajo, que festeja a San Bartolo.
En el pasado contribuían al ambiente festivo las carreras ciclistas que se disputaban en el valle en agosto: carreras tanto para veteranos como para aficionados, juveniles, cadetes y profesionales, campeonatos provinciales, destacando especialmente el LXXVII Campeonato Nacional de fondo en carretera para profesionales, aunque este último se celebró en el mes de junio.
Y ahora, después de un tiempo de sequía ciclista viene a Laciana la Vuelta a España. Su decimocuarta etapa pasará dos veces por Caboalles de Abajo, lugar de salida del LXXVII campeonato de España de Profesionales: la primera vez en dirección a Degaña y la segunda procedente de Cangas del Narcea para terminar en Villablino, donde finalizó el campeonato mencionado anteriormente, lugar en que estará instalada la meta.
No es fruto de la casualidad que en Laciana se celebrasen campeonatos provinciales de diversas categorías, el campeonato nacional para profesionales y ahora una etapa de la Vuelta a España, sino que se debe a la afición que los lacianiegos sentimos por el ciclismo.
A fomentar esta afición contribuyeron esforzados de la ruta como Isaac de la Villa, asturiano de nacimiento y residente en Laciana; Pedro Cadenas, de Caboalles de Arriba; el babiano Carlos Jovellar; el ponferradino Emilio Villanueva; Luis Villar Fernández, de San Miguel de Laciana; Lorenzo Iglesias Valles y Braulio Fernández Soto, de Villablino; Manuel Barciela Álvarez, nacido en Villarino y casado con una lacianiega, residente de Villablino; Lino do Santos, de Villaseca de Laciana; los piscardos Emilio Rubial Bardón, Miguel Luis Rodríguez Campos, Manuel Rivera Fernández “Pedales”, Pedro Delgado, segoviano casado en Laciana; y, como no, José Manuel López Rodríguez.
José Manuel López Rodríguez, Pepín, tuvo un papel muy relevante en fomentar el amor por el deporte ciclista entre los moradores de esta tierra. Venía en agosto a Caboalles y en el bar de su tío Clemente nos narraba sus hazañas en el Tour: «Aquello es diferente—decía—. Subes el Puy de Dôme y cuando lo bajas te queda el Tourmalet con su terrible descenso, pero aun tienes que coronar el Aubisque para concluir la etapa. ¡Uf!». Lo escuchábamos ensimismados, imaginando su sufrimiento pedaleando sobre la bicicleta.
Esta afición al ciclismo dio como resultado la constitución de la Peña Ciclista «José López» de Caboalles de Abajo. Se comenzó organizando carreras para aficionados, pero como aquello nos quedaba pequeño, se dio el salto a la organización de carreras para profesionales. En la primera que se organizó para esta categoría, el V Gran Premio Caboalles de Abajo, participó Pepín con toda la plantilla de su equipo, la Casera y varios ciclistas más, entre ellos Vicente López Carril con dos o tres compañeros de su equipo, el Kas. «¡Hala Pepín!» era el grito de guerra. Ganó Pepín y machacó a López Carril, quien se tomó la revancha el año siguiente acudiendo con todo su equipo, ganando la carrera y doblegando a Pepín.
Las carreras que se organizaron para profesionales se denominaron «Gran Premio Caboalles de Abajo», y fueron las carreras de un día mejor dotadas en premios de todo el país por aquel entonces, ya que se abonaba además una dieta a cada corredor, el kilometraje de dos coches a cada equipo: al Transmallorca se le pagó ida y vuelta desde Mallorca. Acudieron a disputar las distintas carreras celebradas la totalidad de los profesionales de la élite ciclista. Nombrarlos a todos me resulta imposible, pero enumeraré unos cuantos: José Manuel López Rodríguez, Domingo Perurena, Antonio Momeñe, Vicente López Carril, Jesús Manzaneque. Santiago Lezcano, Andrés Gandarias, Agustín Tamames, Miguel María Lasa Urquía, Andrés Oliva Sánchez, José Antonio Menéndez González, José Enrique Cima Prado, Sebastián Pozo Fontiberos, Gonzalo Aja, Marino Lejarreta, Antonio Abad, José Antonio González Linares, José Pesarrodona, Manuel Esparza, Vicente Belda, Faustino Rupérez, Ángel Arroyo, José Luis López Cerrón y Luis Ocaña.
También a acudieron a las carreras, para dirigir a su equipo: Dalmacio Langarica, Javier Mínguez, Miguel Moreno, José A. Pontón, Germán Martín y Antón Barrutia, entre otros.
La carrera que más me gustó fue la que disputó Luis Ocaña, quien se desplazó desde su domicilio en Francia hasta Caboalles para participar acompañado por otro corredor. Aunque se había escapado con tiempo suficiente, sufrió una caída en el paso de las vías del tren por la carretera en Villager, a tres kilómetros de la meta, lo que le impidió ganar. Eso sí, antes cruzar la meta, se paró en el pilón de la Fonda para lavarse la cara que tenía tiznada de carbón por la caída.