Leonesa de Valderas y licenciada en Sociología, Sol Gómez Arteaga se reconoce en los paisajes de su tierra, en todos sus relatos, que están ambientados en el mundo rural, en esa aridez, en esos horizontes sin fin y esa climatología extrema de la “Tierra de Campos”, en la que se ha criado y con la que se siente muy identificada; “donde como dijo Garrido en sus versos 'se planta un árbol y se seca, se abre una fuente y se agota, se cuida un pájaro y se muere'”. Es ese paisaje el que ha conformado, según la autora de'Los cinco de Trasrey y otros relatos' (Fundación 27 de Marzo, 2012), el carácter frío, reservado, poco dado a las alabanzas pero también a las quejas, de los hombres y mujeres que lo habitan.
Mi pueblo, Valderas, fue duramente castigado por la represión franquista en una historia que daría para una novela larguísima.
Desde hace años, Sol Gómez Arteaga, que ejerciera en 2012 como pregonera de las ferias y fiestas de su pueblo, compagina su labor como trabajadora social en el servicio de Psiquiatría del hospital Gregorio Marañón de Madrid con su vocación literaria y su compromiso activo y absoluto con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), porque sus bisabuelos fueron encarcelados y a su abuelo lo fusilaron. “Mi pueblo, Valderas, fue duramente castigado por la represión franquista en una historia que daría para una novela larguísima”, comenta. El pasado año Sol tuvo la ocasión de contar los hechos de su pueblo en las Jornadas “exhumando fosas, recuperando dignidades” que la ARMH y Sociedad de Ciencias Aranzadi celebraron en Bruselas, y desde hace dos años participa en el Día del Desaparecido que se celebra en Ponferrada. En el fondo, su obra 'Los cinco de Trasrey',compuesto por doce relatos de ficción que se desarrollan en un medio rural imaginario llamado Nava (Valderas), cuyo escenario es la Guerra Civil/Incivil, surge a partir de las historias que escuchara en su entorno más cercano. Se trata de un homenaje a su abuelo asesinado junto con cuatro paisanos más de Valderas, “también es un homenaje a una generación, la de mis padres, que sobrevivió, más que vivió, con muchísima escasez y austeridad, y en la que hubo durante años mucho silencio. Me siento muy ligada a esas historias, que tienen que ver con mis raíces, con mi tierra”, aclara esta especialista en la escritura de relatos breves o Microrrelatos y aún en cuentos infantiles, que también ha hecho su incursión en la novela (en realidad ha escrito tres novelas cortas con Madrid como telón de fondo), cuya opinión, al respecto de cómo se debería escribir un microcuento, es que “sólo cabe una escena dentro de una unidad muy breve de tiempo (unos minutos, unas horas): en ella el protagonista, también único, plantea desde la primera frase un conflicto o deseo que se resuelve a medida que el texto avanza. En el desenlace de la historia puede suceder que el protagonista gane, pierda o deje de importarle si gana o pierde, en este último caso lo que importa es la comprensión, conocimiento o maduración adquiridas”. Así se expresa esta creadora, que ha sido finalista y ganadora en varios concursos de Microrrelatos (figura por ejemplo en el libro colectivo 'Relatos del Dinosaurio'). En este sentido, Sol reconoce que “el hecho de que se te publique o reconozca tu trabajo con un premio, por pequeño que sea, siempre es un aliciente para seguir adelante en esa carrera solitaria que se parece bastante a la de un corredor de fondo”, porque escribir –agrega– es una tarea que no termina nunca, “supone estar ahí día a día, unas veces 'desbastando', puliendo un texto concreto, otras atenta y receptiva a la historia que ya te está rondando”. Asimismo, Sol Gómez ha tenido la inquietud de formarse en cursos de escritura creativa en Madrid, de la mano de profesores como Ángel Zapata, capaz de “diseccionar los textos como un cirujano”, lo que ha supuesto un gran aprendizaje para ella, desde discernir en un texto lo esencial de lo accesorio, “en el sentido de si algo no aporta a la historia, se quita”, “escribir con los sentidos”, centrarse en el espacio, en el tiempo, utilizar un determinado punto de vista o ejercitar el diálogo, técnicas que “te sirven, a medida que sigues escribiendo, para incorporarlas de forma natural en los siguientes textos. Por otro lado, la dinámica que se sigue en las clases, de escuchar los escritos de los compañeros y darles tu visión, así como recibir las críticas de los demás en base a argumentos razonados, te permite ver errores que sin ese feedback te pasarían desapercibidos. En un taller además siempre tienes 'deberes' que hacer, y eso es un estímulo para trabajar con asiduidad, para ser constante”.
Escribir es una tarea que no termina nunca, supone estar ahí día a día, unas veces 'desbastando', puliendo un texto concreto, otras atenta y receptiva a la historia que ya te está rondando.
Aparte del mencionado Zapata, Sol se siente marcada por otros escritores y profesores de escritura creativa como Enrique Páez, Gloria Fernández Rozas o Elvira Navarro, y por supuesto por aquellos autores que en su infancia y en su adolescencia le hicieron amar la literatura, “descubiertos la mayoría de las veces a través de los libros de texto”. Recuerda con cariño algunas obras en concreto como 'La busca', de Pío Baroja, 'Réquiem por un campesino español', de Sender, 'Tiempo de silencio', de Luis Martín Santos o algunos poemas de Cernuda... “En casa había un libro de Vargas Llosa, 'La ciudad y los perros', del que recuerdo escenas que leí hasta la saciedad, y mi primer 'contacto' con Camus, con su forma desprendida, fría, de ver el mundo me marcaron mucho”.
Sol confiesa que su trabajo de escucha permanente, de asertividad y de comprensión “del otro” en el hospital, inmersa muchas veces en situaciones vitales críticas, le ha servido en lo literario, según ella, para entender la complejidad del comportamiento humano y plasmarlo, a veces, en el papel. “Si bien no son historias o biografías reales las que yo reflejo en mis escritos, sino aspectos de la realidad que me han 'tocado' y que luego mezclo con elementos de mi propia cosecha. Mis textos, en general bastante realistas o sociales, tratan muchas veces de poner voz a los que no la tienen, de sacar a la luz situaciones invisibilizadas”.
En estos momentos, Sol está terminando de corregir su novela 'Daños colaterales' con el propósito de presentarla a editoriales que puedan estar interesadas en su publicación. Se trata de historias cruzadas, “una especie de puzle por el que transitan personajes muy distintos: una inmigrante, dos jóvenes salvajes y vitales, una ejecutiva, un anciano postrado en una cama de hospital, un taxista, un portero. Todos ellos persiguen un deseo, encontrándose en algún momento de esa búsqueda individual y solitaria. Ese 'choque' marca en algunos de ellos de forma determinante su destino”.
La dinámica que se sigue en las clases, de escuchar los escritos de los compañeros y darles tu visión, así como recibir las críticas de los demás en base a argumentos razonados, te permite ver errores que sin ese feedback te pasarían desapercibidos
También está embarcada en otro proyecto: escribir un relato largo sobre la historia de su bisabuela, presa tres meses en la cárcel de San Marcos por mediar, “no riñáis y menos en estos momentos”, en una pelea de vecinas. “Quiero meterme en su piel curtida, en sus sayos negros, en su silencio y recogimiento obligados, mientras evoca... Es una asignatura pendiente con mi historia familiar”.
Entrevista breve a Sol Gómez Arteaga
“Desconfío absolutamente de la panda de políticos que nos des-gobiernan”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
'Bartleby, el escribiente', de Melville. Me fascinó y desarmó la falta de deseo del protagonista y me vuelve a ocurrir cada vez que lo leo.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
Don Quijote, aunque resulte tópico. Se hace necesario sacar el Don Quijote que llevamos dentro para cambiar esta sociedad loca que nos tratan de imponer.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
Más que de autor o de un libro insoportable, yo hablaría de los 'best sellers' o libros de consumo rápido y digestión fácil, nunca he conseguido terminar ninguno.
Un rasgo que defina tu personalidad
La escucha y observación atenta de cuanto me rodea, personas, naturaleza u objetos. Creo que todo tiene algo que decir, que transmitir.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
Portada de Los cinco de Trasrey
La sinceridad, base de la confianza en el otro.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Aunque no he perdido la esperanza en la política, desconfío absolutamente de la panda de políticos que nos des-gobiernan y que sólo buscan el beneficio propio. Creo que habría que volver a la “política” de nuestros abuelos, que después de trabajar se reunían para resolver los problemas de su comunidad. El 15-M supone una vuelta a esos orígenes.
¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
Callejear, perderme por las calles del casco viejo de Madrid, descubrir rincones, 'graffitis', tiendas, elementos de la cultura urbana, últimamente con la cámara de fotos muy cerca.
¿Por qué escribes?
Por el deseo de contar una determinada historia bajo un determinado punto de vista, es una pulsión interior muy activa y viva.
¿Crees que las redes sociales, facebook o twiter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Al ser un medio efímero y de formato breve no siento que sirvan para ello. Utilizo FB para colgar fotos, pequeños textos, mover información que tiene que ver con mis puntos de interés.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Los autores mencionados y nuevos que he ido encontrando, en ese sentido las reseñas dadas en los talleres de escritura me han acercado a autores imprescindibles como Elena Ferrante, Ana Blandiana, Iosi Havilio, Olive Kitteridge, Mario Bellatin, Agota Kristof...
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Por el momento no tengo blog, aunque a veces me lo he planteado, pues a diferencia de facebook o twitter sí me parece que puede ser una herramienta literaria. Sigo el blog de Gloria Fernández Rozas, 'Cosas de Domingo', de poesía.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo
Tengo muy presente y a veces repito como un mantra el poema de Kavafis: “A los lestrigones(...) no temas, pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino, si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita emoción te toca cuerpo y alma”.