A la salida de Curillas, puerta de la Sequeda, a camino entre la Maragatería y la vega del Tuerto, hay un cartel bidireccional. En un lateral se lee “Cementerio nuevo”, en el otro, “Madrid”. No muy lejos de allí, apenas a diez kilómetros, se encuentra la estación de Valderrey del Tren del Oeste o de la Plata, aquel que cerró el gobierno de Felipe González la Nochevieja de 1984. Para terminar con esta introducción, señalar que Justiniano Rodríguez Fernández dejó escrito en su libro “De historia leonesa” (Imprenta provincial 1961) lo siguiente:
Hay factores esenciales en la estructura o en el desarrollo de los pueblos, que todos deberíamos conocer desde la infancia; y este viejo camino romano ha de contarse entre ellos. La enseñanza escolar debe darle en León el mejor capítulo de sus libros de historia, y las autoridades públicas la representación adecuada en un monumento que perpetúe su nombre.
Siguiendo este recorrido, aunque desviándonos un poco, podemos trazar el mapa musical con apego rural del oeste a través de dos grupos que están llenando salas y plazas en todo el Estado. El primero, Catalina Grande Piñón Pequeño, cuyos tres integrantes, David, Richard y Adrián residen en Benavides de Órbigo y Nistal, en la más septentrional de las tres provincias leonesas. El otro, Sanguijuelas del Guadiana, también con tres integrantes, Carlos, Juan y Víctor, residentes en Casas de Don Pedro, en la conocida como Siberia Extremeña, provincia de Badajoz.
Llevadme a mi Extremadura (Sanguijuelas del Guadiana)
Del terruño y de la espiga perfumaos hemos nacío
Los aromas de los campos van dentro de mis sentío
Y algo me dice que vuelva por las veredas del viento
Que vuelva por los caminos
Que se quedaron desierto
Ambos grupos, a través de sus letras, hacen una defensa del medio rural, de sus pueblos y del resto de pueblos, de aquellas personas que con esfuerzo deciden quedarse, de las que vuelven y también, claro, de las que no tienen más remedio que emigrar a una ciudad. En sus conciertos podemos ver varias banderas tanto del País Leonés como de Extremadura. Dos territorios que copan los análisis de despoblación, de falta de infraestructuras y de abandono. Dos territorios marginados por la fuerte apuesta desde el centro de poder, Madrid, que reparte todas sus cartas entre el Levante y las grandes urbes, dejando así una vía histórica, como lo es la de la Plata, más toda la conexión con Portugal, en un plano alejado de todo y de todos.
Veranos en mi pueblo, menudo San Martín
Vienen los de la capi a enseñarnos a vivir
Aquello es la ostia, allí se vive bien
El pueblo es una mierda o eso es lo que ellos se creen.
Son pocos los casos, pero los que hay tienen claro su mensaje, como Rodrigo Cuevas, con su apuesta cultural y de vida en L'Infiestu (Piloña-Asturies), con La Benéfica como buque insignia. En el vídeo Revolá de Sanguijuelas los tres integrantes tienen una conversación en la que se aprecia una gran ciudad de fondo. Carlos Canelada les comenta a sus amigos: “vamos a hacer un disco que hable de nosotros y desde el pueblo. Estoy harto de ver proyectos que hablan de eso, pero todos desde aquí desde Madrid; parece que si no estás aquí no puedas hacerlo”. En una entrevista a Catalina, David Verderón explica su opinión sobre la música que surge de los pueblos: “vamos a hacer un tema del pueblo. Venga, pues lo primero, ponte una boina y una cacha. ¿Pero por qué? ¿No puedes defender a tu pueblo con una chupa de serpiente?”
Yesca (Sanguijuelas del Guadiana)
Teníamos dos amigos que venían en verano, y perdimos el contacto
Cuando se fueron sus abuelos un invierno hace años
Riñones de leche (Catalina Grande Piñón Pequeño)
El sol de 3 veranos fue a visitarme una tarde de julio en la que fui a apañar tomates con mi padre.
Yo era un niño, y el calor, unido a una cantidad de esfuerzo que jamás había experimentado hizo que de mi frente surgieran gotas de sudor que yo sentí como diamantes que hierven.
Otro de los paralelismos entre Sanguijuelas y Catalina son las discotecas de sus pueblos, La Nota, que cerró sus puertas hace tres años, es el local de ensayo de los extremeños, un lugar espacioso por el que pagan un bajo alquiler, algo impensable en una pequeña o mediana ciudad; si hablamos de Madrid, Barcelona o Bilbao, la cosa se dispararía. Va-Bene es la discoteca donde se criaron los Catalina, cuyas puertas se cerraron hace más de veinte años, y tanto les marcó que, como no podía ser de otra manera, le dedicaron una canción que lleva por título Va-Bene.
El número de conciertos a sus espaldas es muy amplio, pero uno mira los que tienen ya cerrados y casi no se divisa el horizonte. Sanguijuelas tiene ya conciertos programados en agosto del próximo año, lo mismo que los leoneses, cuyo último concierto de este año será el 20 de diciembre en Bembibre, con fechas ya cerradas para septiembre de 2026.
En la película Cinema Paradiso, Alfredo, ya anciano le dice a Totò el día de su partida: “Este pueblo está maldito. ¡Vete!, vete y no vuelvas nunca. Y si algún día te da la nostalgia y regresas, no me busques. No toques a mi puerta”. Con ese mensaje se criaron miles de niños y niñas en sus pueblos, pero también es cierto que Totò escuchó lo siguiente: “¡Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño!”. Tanto al norte como al sur del tren de la Plata o del Oeste, Catalina Grande Piñón Pequeño y Sanguijuelas del Guadiana decidieron quedarse y amar lo que hacen. Parafraseando a Catalina, que su música siga regando como un aspersor de magia las salas, calles y plazas con un mensaje que ayude a dignificar nuestros pueblos, sobre los cuales, durante décadas, de una forma u otra, se incitó a la emigración. Quién sabe si un día podremos volver a subirnos al tren del Oeste, estudio mediante, con su música sonando por la megafonía.