El arte y la disidencia del artista chino Ai Weiwei serán las protagonista de la nueva temporada expositiva de Musac, que abre sus puertas al público este sábado 9 de noviembre en el centro de arte contemporáneo ubicado en la ciudad de León. Se trata de una gran apuesta para levantar definitivamente al museo de la atonía en que se había instalado en los últimos años, afectado por los vaivenes económicos y el cambio de tendencias de consumo. Ai Weiwei es uno de los artistas vivos más conocidos y cotizados, disidente del régimen comunista de China y exiliado tras sufrir las represalias de Beijing.
Residente en Portugal tras huir de su China natal tras pasar casi cinco años en arresto domiciliario por motivos políticos, en una entrevista con la Agencia EFE hace unos meses Weiwei señalaba que “artista y activista deberían ser lo mismo, si el artista no es un activisa, es un artista muerto; y si un activista no es un artista, no ha actuado de forma eficaz, no es realmente poderoso”.
Ai Weiwei cree que no hay ningún lugar donde un artista sea completamente libre para llevar a cabo sus proyectos, “porque el arte tiene que encontrar sus propios obstáculos y siempre que estés intentando encontrar algo nuevo, algo imposible, no puedes ser totalmente libre”.
Un tuit en su cuenta en la red social X sobre la guerra de Gaza le costó hace un año que una galería de Londres cancelara una exposición suya. En un comunicado el artista señaló que “A mi parecer se pueden expresar todas las opiniones, incluso cuando no son correctas. Las opiniones incorrectas deberían ser especialmente alentadas. Si la libertad de expresión se limitase a un solo tipo de opinión, se convertiría en una prisión de expresión”.
Y hace poco más de un mes un hombre destrozó en Italia una escultura de Ai Weiwei en una galería de Bolonia. Alegó ser artista y ya había atacado más obras de arte. El propio Weiwei compartió en Instagram el momento del destrozo, toda una ironía que fuera contra una obra de Weiwei que se consagró del todo en 1995 dejando caer al suelo hasta destrozarse una valiosa urna de la dinastía Han, provocando un importante escándalo en su país, e inaugurando su etapa de 'readymade' histórico y político.
Un artista controvertido, famoso y que no rehúye el debate sobre la libertad de expresión en todas sus vertientes llega a León, con una muestra que el propio Musac define como “uno de los proyectos más ambiciosos realizados por Ai Weiwei”. Para darse cuenta de la relevancia de la apuesta del Musac por esta exposición basta mirar su coste, que supera los 700.000 euros según los contratos publicados en la plataforma de Contratación del Estado. Una cifra muy por encima de lo destinado en los últimos años a las exposiciones anuales.
Exposición en León
‘Ai Weiwei. Don Quixote’ ocupará 1.700 metros cuadrados de exposición en el Musac con 44 obras en cuatro salas del museso, muchas de ellas monumentales, en un repaso por los trabajos realizados en los últimos 20 años de trayectoria. Además de su gran formato escultórico habrá también una exposición con su serie de cuadros realizados con ladrillos de construcción de juguete, más conocidos por la marca Lego, así como parte de su trayectoria audiovisual. La exposición podrá visitarse hasta el 18 de mayo de 2025 y está comisariado por el director del Musac, Álvaro Rodríguez Fominaya.
Para encontrar el origen de ‘Don Quixote’ es necesario retroceder hasta la infancia de Ai Weiwei. El padre del artista, el poeta represaliado Ai Quing, tuvo entre sus libros una edición de la obra maestra de Cervantes, que Ai recuerda vívidamente por su bella portada e ilustraciones y la breve introducción a la historia que su padre le hizo. Viviendo en los desiertos remotos de Xinjiang, donde su padre había sido deportado, la extravagante pareja formada por Don Quijote y Sancho Panza despertó su imaginación infantil y le reveló que se podía concebir todo un mundo de fantasía, más allá de la doctrina maoísta que dictaba que todo se ajustase a la lógica y la racionalidad.
“Don Quixote no se ha concebido como una retrospectiva”, explica Álvaro Rodríguez Fominaya, comisario de la exposición. “Aún así, se abordan las temáticas centrales de su trabajo: la libertad de expresión, las crisis migratorias y la defensa de los derechos humanos. Además, casi todas sus grandes series están representadas en la muestra, en un arco cronológico que va desde 2008 hasta 2023.
Cada sala está pensada de forma inmersiva, con una “piel” que generan obras en formato de papel pintado de suelo a techo, con más de seis metros de altura. A esto se suman 10 películas que resumen la obra de Ai Weiwei en cine y videoarte, desde el documental ‘Marea humana’ (2017) hasta el vídeo ‘Beijing 2003’ (2003), con 150 horas de duración y que recorre los 2.400 kms de las calles de Pekín, grabadas desde una furgoneta en movimiento.
El Musac será el primer museo que exponga en profundidad el conjunto de obras realizadas con bloques de construcción en las que Ai Weiwei viene trabajando desde 2007: se verán 19 de las 60 que ha producido hasta el momento. Con estas piezas de juguete, el artista propone un desafío audaz a la pintura tradicional bidimensional. “Son la herramienta perfecta para cuestionar el pasado político y estético del arte”, admite Ai Weiwei. “Elegí los ladrillos de Lego porque son completamente ajenos a mí: son neutros, incluso absurdos, con una paleta limitada a cuarenta colores. Usar este material para cuestionar mensajes políticos o estéticos del pasado me parece especialmente adecuado, ya que no carga con el peso de formas de expresión artística tradicionales como la pintura o la escultura. En cierto sentido, estos ladrillos de juguete nos liberan de las cargas del bagaje artístico histórico”.
Entre estas obras destaca ‘The Third of May’ (2023), un gran cuadro inédito, producido específicamente para esta muestra, que versiona la obra de Goya ‘El tres de mayo en Madrid’. “Vi en estas imágenes algo que me resultaba familiar, especialmente en la escena inolvidable de los insurgentes españoles siendo ejecutados: una poderosa representación que conmemora la resistencia española al ejército de Napoleón”, explica Ai Weiwei sobre esta pieza. Y aclara: “la sociedad siempre ha estado sujeta a cambios políticos drásticos y, con cada giro, hay quienes mueren o se sacrifican. Esta pintura lo captura de manera tan vívida y directa que parece que estuviese animada, expresando la profunda empatía que Goya, un artista que admiro enormemente, tenía por el sufrimiento humano”.
En ‘Don Quixote’ pueden verse tres grupos de obras en LEGO. El primero lo componen versiones de obras maestras de la historia del arte, que en este caso se realizan a escala 1:1. Entre éstas está, por ejemplo, ‘The Last Supper in Pink’ (La última cena en rosa) de Leonardo da Vinci, pero a través de la versión de Andy Warhol, con casi siete metros de largo.
“Yo nunca elegiría una obra maestra al azar. El cuadro debe resonar conmigo y con mi experiencia política, por lo que casi todas las obras de arte que elijo narran un tema específico que me importa profundamente. Siempre hay una razón deliberada detrás de mi selección. Espero que los espectadores, al leer las descripciones de estos trabajos, puedan entender que estas obras maestras se eligen de manera reflexiva, no arbitraria o casualmente. Hacer tales elecciones es a menudo un proceso desafiante”, confiesa Ai Weiwei.
Un segundo grupo lo componen cuadros en los que parte de imágenes tomadas de los medios de comunicación como ‘The U.S. Navy collecting the remnants of a Chinese high-altitude surveillance balloon shot down by an Air Force fighter’ [La Marina estadounidense recuperando los restos de un globo de vigilancia chino de gran altitud derribado por un caza de las Fuerzas Aéreas], que hacen referencia a crisis geopolíticas y humanitarias contemporáneas. En estas obras introduce siempre un elemento ajeno a la composición original. El tercer grupo son aquellas obras que hacen referencia a las propias piezas realizadas por Weiwei en otras técnicas, como ‘Illumination’ (2019), que refleja un selfie que el propio artista se tomó en un ascensor junto a los agentes de policía que le custodiaban en aquel momento.
Grandes formatos
Entre las obras monumentales incluidas en su exposición en el Musac está ‘La Commedia Umana’ (2017-2021), que se muestra por primera vez en un museo. Con más de ocho metros de alto, seis de ancho y 2.700 kg de peso, es uno de los candelabros de Murano de mayor tamaño realizados nunca, compuesto por unas 2.000 piezas hecho a mano por artesanos vidrieros en colaboración con una fundación dedicada al trabajo del cristal, Berengo Studio.
Otra de las grandes obrs es la instalación ‘Life Cycle’ (El ciclo de la vida), de 2018. Sus más de 20 metros de largo representan una zodiac como las utilizadas por los refugiados. En 2013, Ai Weiwei comenzó a crear obras en bambú utilizando técnicas tradicionales de fabricación de cometas como respuesta escultórica a la crisis mundial de refugiados. ‘Life Cycle’ explora el motivo de los botes inflables y de baja calidad que utilizan los migrantes para llegar a Europa. Por su parte, la obra Olive Tree Roots (Raíces de olivo) también alude a la noción de desplaza- miento y exilio“.
Conversación con Weiwei
Con motivo de la inauguración de la exposición el artista y activista chino desarrollará una conversación con el director del Musac y comisario del proyecto, Álvaro Rodríguez Fominaya, en el centro expositivo. Una actividad gratuita hasta completar aforo que se desarrollará desde las 18 horas, con apertura de puertas a las 17 horas. La entrada al Musac será gratuita durante todo el fin de semana de inauguración de la exposición, como es habitual.