La Junta ha dictado declaraciones de impacto ambiental de las plantas de hidrógeno verde y de metanol de origen renovable en el municipio de La Robla, como recogen sendas resoluciones favorables publicadas en su edición de este miércoles por el Bocyl (Boletín Oficial de Castilla y León). Las iniciativas se enmarcan en el proyecto regional La Robla Green, que incluye otras como una instalación destinada a la quema de biomasa y otra para la captura de dióxido de carbono para un municipio que ha visto en los últimos años el cierre y desmantelamiento de su central térmica.
Las plantas de hidrógeno verde y de metanol de origen renovable están promovidas por el grupo empresarial Reolum, cuyo propietario es François Hubert Dumont Yann, exdirectivo de Forestalia que sumó para la causa a otros dos antiguos compañeros en esta última firma. Lo hace a través de sociedades como Desarrollo Renovable Mahogany (en el caso del hidrógeno verde) y La Robla Nueva Energía (para el metanol) con la previsión de comenzar antes de final de año las obras del proyecto La Robla Green.
La Consejería de Medio Ambiente de la Junta, que ahora ha dictado estas resoluciones favorables a la declaración de impacto ambiental, ya allanó el camino al tramitar de urgencia el pasado mes de junio el proyecto regional La Robla Green, que que se pondrá en marcha en una nueva área industrial cercana al Polígono El Crispín (en terrenos anteriormente ocupados por la térmica) la localidad leonesa y prevé la creación de una media de 450 puestos de trabajo durante los tres próximos años para las tareas de construcción de las cuatro plantas que albergará el complejo.
La declaración de impacto ambiental no exime ahora de la imposición de condiciones como la que supedita la puesta en marcha de las plantas de hidrógeno verde y de metanol al funcionamiento de la EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) del Polígono El Crispín.
Del mismo modo, el grupo promotor deberá disponer de la correspondiente autorización del Ayuntamiento de La Robla para la conexión y vertido de los diferentes flujos de aguas residuales procedentes de la instalación. “El agua de rechazo de la planta deberá cumplir con los parámetros requeridos por la ordenanza municipal de vertido y depuración de aguas residuales del Ayuntamiento de La Robla. Deberá instalarse en caso de ser necesario, un sistema de tratamiento adecuado previo al vertido al colector municipal”, reza literalmente el anuncio publicado en el Bocyl.
Por lo que respecta específicamente a la planta de metanol, la declaración de impacto ambiental exige implantar planes de prevención de accidentes graves como respuesta a eventuales riesgos químicos por “fuga, derrame o explosión” derivados de las cantidades de almacenamiento y el “elevado peligro” que este tipo de sustancias tiene “para la salud humana y el medio ambiente”.
Ambas iniciativas están vinculadas dado que en torno a dos tercios de la producción de hidrógeno verde se destinará a la planta de metanol. La primera precisará de 1,6 millones de metros cúbicos al año de agua captada del río Bernesga para una producción de 28.800 toneladas al año. La segunda tendrá un consumo de 455.200 metros cúbicos al año de agua para una producción de 100.000 toneladas al año.
Tras la publicación en el Bocyl, la propia empresa promotora destaca que “la optimización en el consumo de agua ha permitido solicitar una concesión que supone un 72% menos de la que tuvo la central térmica durante décadas”. También según Reolum, “el diseño de los procesos también permite devolver al río casi la mitad del agua tomada, tras un exhaustivo proceso de purificación”.