Así es el viaje en el nuevo 'tren playero' con alta velocidad de León a Gijón (y en el 'tren Ikea' a Oviedo)

“Circular con el tren por los túneles de la Variante de Pajares es impresionante, son enormes y anchos, sobre todo en comparación con los ajustados de la Rampa, y pasan verdaderamente rápido. Chas-chas-chás y ya has pasado en segundos uno de los pequeños. Ha sido un viaje fantástico”.

Así definía la maquinista del Talgo S-130 que esta mañana partió de León a las 8.58 horas (procedente de Madrid a las 6.36) de la mañana. Un viaje al que Renfe invitó a varios periodistas para conocer de primera mano cómo era el trayecto en tren por los nuevos 13 (por dos 26, ya que son tubos dobles) túneles que componen la nueva vía férrea bajo el macizo Cantábrico, y los once viaductos (más bien una veintena porque también los hay dobles) que los conectan entre la localidad leonesa de La Robla y la muy asturiana Pola de Lena. Y la verdad, el primer viaje pasó en un suspiro.

El miércoles 29 fueron los políticos junto al Rey en el viaje inaugural que contamos aquí, llegó cuatro minutos tarde a León. Este primero en que iba gente común, pasajeros del día a día, también llegó con retraso desde Madrid. Siete minutos. Eso sí, misma serie del Talgo, pero con una diferencia bastante notable que se hizo patente en el Twitter del periodista de la TPA (la Televisión Pública Asturiana) el lacianiego Carlos Sobrín: mientras el convoy que hacía el servicio Alvia para los grandes popes del país iba inmaculado de limpio, el que llevó a los primeros pasajeros (que esperaba en Chamartín-Clara Campoamor) tenía una pátina de suciedad mayúscula. Aquí se puede ver el vídeo.

El caso es que, más allá de las anécdotas, toca contar cómo se viaja en el Alvia ahora que ya no pasa por la decimonónica rampa de Pajares –por la que parece que seguirá pasando un Regional, pero Renfe no ha informado de nada de eso– que cumple en febrero del año que viene 140 años de servicio. El primer día en el andén leonés habría unas treinta personas esperando. Y entre ellas una pareja de aficionados ferroviarios que se habían venido a León el día antes en el Alvia por la Rampa “para despedirla” y volvían ilusionados de probar el ahorro de los nuevos túneles. “Nos hace mucha ilusión”, decían, para añadir que “con el tren ahora te puedes venir de Oviedo a León a tomar un vermú, puesto que es una horina de viaje”, contaban risueños tras haberlo hecho la noche anterior, se supone que por el Barrio Húmedo.

Así que al final llegó el Alvia a las 8.58 y la gente, más la tropa periodística, subió. Habría menos de doscientos viajeros hasta la capital del principado. Muchos, entre ellos este redactor que suscribe, jamás habían ido de León a Asturias en tren. Tardaba dos horas y pico a Oviedo y casi tres a Gijón, mientras que el Alsa era más barato y ahorraba una hora. Por no decir que si van tres o cuatro en un coche hasta pagando la autopista se hacía el camino más rápido y más barato. Así de difícil lo tenía el ferrocarril hasta el día de hoy.

Los túneles se pasan en menos de un cuarto de hora

El tren arrancó a las 9.01 de León y comenzó a acelerar hasta coger los cien kilómetros por hora cinco minutos después a la altura de Azadinos, hasta la entrada de la Variante de Pajares (pasada La Robla) tardó unos veinte minutos (a 150-160) y entonces entró en los 49,7 kilómetros nuevos de Alta Velocidad y los superó en unos 12 minutos. Según la maquinista “se llegó en algún momento a los 200 kilómetros por hora”. A la vuelta no, el máximo fueron de 180, durante muy poco tiempo, y se tardó 16 minutos en recorrer los 13 túneles de la vía correspondiente.

La sensación al pasar los túneles es... silenciosa. Dentro de lo que cabe porque se escucha como un hilín de rozamiento por el viento, como un pitidín. Pero el Alvia va fino, suave, como si flotara. De repente se abre el cielo unos segundos cuando se pasa por algún viaducto y luego se vuelve a entrar a otro túnel. Los tres últimos ya en León los pasó en el viaje de vuelta a 42, 26 y 16 segundos (dos kilómetros, uno y 500 metros). “¡Chas, chas, chas! Los túneles más pequeños pasan deprisa, deprisa”, como decía la maquinista al llegar a Gijón.

Una horina (más o menos) a Oviedo

Pero la cuestión principal a la que hemos venido a este reportaje es conocer cuánto tiempo de verdad tarda el tren en llegar a su destino (y si merece la pena pillarlo o seguir cogiendo el Alsa). En el caso de Oviedo, el tren de las nueve de la mañana no paró en Lena ni en Mieres, con lo que al ser directo fue más rápido. La llegada a la capital del Principado fue a las 9.57 horas. Es decir, que en 56 minutos el Alvia hizo el recorrido. Dando zapatilla a 200 en los túneles; aunque son pocos minutos, porque tiene que acelerar al entrar y frenar al salir. Notorio que de León a La Robla se llega a velocidades de 160 y según se llega a Asturias desciende a 130-120... 100 kilómetros por hora. Claro, bajar un convoy con tanto peso de la Cordillera Cantábrica no se hace corriendo a lo loco.

Y eso que el tren circula en algún momento a mil metros por debajo de las cumbres del macizo calizo. Sí, un kilómetro por debajo, bien se vanagloriaban de ello los trabajadores de Renfe. Por cierto, otro detallín: la Variante de Pajares no cumplió la condición 'Negrón'. El día en la vertiente leonesa era lluvioso y gris... y en la Asturiana no salió el sol. Tampoco a la vuelta.

A la vuelta fue distinto. Ya tardó más, porque el tren paró en Mieres y Lena –ojo a la anécdota del día de ayer en La Pola con los paisanus grabando cómo pasaba el Alvia del Rey y autoridades y diciéndole a un guardia civil que los quería quitar del anden: “Amos a ver, home, que somos ferroviarius”, vean el vídeo aquí y échense unas buenas risas–, y corrió menos a la vuelta por la reluciente variante. No pasó de 180 ante la atenta mirada de los periodistas.

El trayecto se hizo en una hora y diez (70 minutos) entre Uviéu y Llión. El Alsa viene tardando hora y media. Pero el billete a Oviedo en tren está ahora entre 12, 18 y 26 y el del bus entre 10 y 12. En todo caso, la línea aprueba y es obvio que el ferrocarril, que antes nadie cogía casi ni de broma, es una opción válida para ir a tomar un café o ir de compras un día a la capital del Principado. O convertirlo en el tren Ikea los 23 de abril.

En hora y media vamos a la playa: ¡Oh, oh, oh!

La otra cuestión es que otra de las expectativas del plumilla que les aburre contando lo que sería un mero viaje en tren con números y datos, lo único que se preguntaba tras haber estado informado casi veinte años del obrón más importante de la ingeniería ferroviaria española era cuánto tiempo ahorraba el Alvia de verdad a partir de ahora “respecto del tradicional tren playero”.

Por la rampa, casi tres horas. Ya este verano ILEÓN prestó mucha atención al trayecto, pensando que sería el último año en que el Alvia circularía por la Rampa decimonónica. Esta vez acertamos, aunque cuatro años seguidos no lo hicimos por los retrasos continuados de Adif para abrir la variante. Así que escribimos un sonado reportaje titulado 'Vuelve el Tren Playero de León a Gijón para pasar las mismas horas de viaje que en la playa'. Sí, tal cual. Hasta ayer el viaje León-Gijón se realizaba en verano a diario en un tren Regional con salida de la estación de León a las 9.25 horas y llegada a Gijón a las 12.49 horas de lunes a viernes. El viaje de regreso se realiza en un tren con salida de la estación de Gijón a las 20.25 horas y llegada a la capital leonesa a las 23.48 horas de lunes a sábados. Los fines de semana, parecido. ¿Resultado? Siete horas de tren... para siete horas de playa.

Pero ahora ya no. El viaje de León a Gijón terminó a las 10.24. ¡Menos de hora y media! En concreto 83 minutos. Vamos, que en 28 minutos llegó de Oviedo a la estación de la ciudad de la playa de San Lorenzo. Un asturianu, al comentar la jugada en la estación gijonesa, se sonreía. “¡Gallu, los leoneses nos váis a dejar muchu dineru esti branu!”, decía riéndose de la ocurrencia de llamar al primer viaje 'Comprobación Teórico-Práctica de la Efectividad de la Alta Velocidad en el tren playeru'.

¿Y la vuelta? Esa fue más lenta, como se dijo. Se salió a las 11.05 de Gijón (en realidad a la Prensa nos llevaron para ver cómo se viajaba, tomar un café en Xixón, y volver a escribir este tipo de reportajes) y todos los invitados bajamos al andén subtérráneo de León a las 12.42. Poco más de una hora y media. Concretamente 97 minutos.

¡Sí, sí sí, este año en tren hay playa!

¿Pero es mejor el viaje en tren o en Alsa?

Bueno, eso depende. Porque los precios ahora del tren están baratos, pero como lo pilles minutos antes puede que Renfe te enclave. Y también de a dónde vayas. De León a Asturias (y viceversa) lo bueno es que el tren pasa a ser un pesado viaje que nadie quería a priori a una opción más. Aumentan las frecuencias y, ciertamente, en similares condiciones de billete (entre 12 y 16 euros) es una elección más que viable y cómoda respecto a la hora y media, hora y cuarenta del Alsa a la capital asturiana. Además, las estaciones de autobús y Renfe tienden a estar juntinas en León y en Oviedo. Vamos, que el tren ahora entre las dos capitales parece un metro largo.

También aparenta mejor opción el tren a Gijón siempre con similar precio o un 50% más sobre los 12 ó 14 que cuesta el Alsa. El bus dura unas dos horas; y hora y media el tren. Claro, que tampoco es tanta diferencia si se va leyendo un libro.

Donde sí la hay es en el viaje a Madrid. Un chaval que venía de la capital de España y bajaba en Gijón decía sorprendido: “Se me ha pasado en un suspiro. Hemos ahorrado más de una hora y, claro, me ha pillado por sorpresa la llegada.”. De las 6.36 a las 10.24 habían sido casi, casi cuatro horas (tres y media a Oviedo). Cinco horas, como poco, tarda el Alsa. Y eso si no hay atascazo a la entrada de Madrid. Al joven se le notaba un poco descolocado porque el cerebro lo tenía acostumbrado a otro tiempo de viaje, pero estaba tan contento como para asegurar que la apertura de la variante era “algo fantástico”.

Lo que sí parece claro es que en precios gana el bus: mientras el Alsa se mantiene entre 29 y 41 euros a Madrid, el tren oscila entre los 40, los 53 y los 66 euros. O más, porque depende de lo lleno que pueda estar y cuándo se compre el billete; y que después de la emoción asturiana por la Alta Velocidad –que en realidad sólo tienen en 25 kilómetros bajo la montaña, aunque parezca suficiente por el ahorro de tiempo– se acabará la oferta y los precios subirán.

Lo que pasa es que de tres horas y media a las cinco y media, o seis largas casi siete de algunas conexiones por autobús, aquí el tren tiene todas las de ganar. Su ventaja, cambiar tiempo por dinero.

Así que la cuestión está en que, en realidad, lo de la elección del tren o el autobús entre Asturias y León dependerá, como siempre de la elección del consumidor. Lo que está clarísimo es que el tren playero ahora ya puede ser todos los días desde León, tarda la mitad, el leonés podrá decidir si usar su día del 23 de abril en el tren Ikea, y que los maquinistas disfrutarán de “otras vistas” al traspasar la cordillera Cantábrica.

“Porque lo único malo de todo esto, que es maravilloso, es que se pierden las preciosas vistas de la rampa”, recordó la maquinista del viaje inaugural con los verdaderos usuarios. Razón tiene, pero más mejor es salir a las nueve y estar a las diez y media yendo a la playa. Un leonés le diría con rotundidad: “¡Dónde va a parar!”

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