Reciclando Recuerdos: rojas lombrices

Máximo Soto Calvo

Siguiendo la senda por donde han ido mis empeños, denuncias y reflexiones: mediado el mes de marzo del presente, tuvimos los lectores de este medio, la oportunidad de leer un trabajo dedicado a la lombriz de tierra, no en plan genérico, sino una especial verme que en el entorno de San Miguel de Escalada parece acampar, y nunca mejor dicho, en terrenos favorables. Y uno que es fuerte amante de sus lares, sin buscar diferencias, sí le da ánimo lo propio destacable. Hablaban de la Compostelándrilus Cyaneus, en peligro de extinción.

Los recuerdos citados en el epígrafe, promovidos por esas lombrices de tierra, me llevan a otras y a unos momentos de especial inquietud autonómica. En Legio, por aquel entonces, también estábamos amenazados por el desborde y mal olor de las basuras, a veces con especulación política. Alguien con buen criterio, por implicadas en el tema colateralmente, trajo “para trabajar al final en las basuras” unas lombrices rojas, generadoras de humus, cuasi en plan experimental, no como solución sino como aporte.

La recogida de los residuos sólidos urbanos, no era selectiva entonces. Aún tardaríamos tiempo en clasificarla parcialmente en los domicilios.

Sobre el tema basuras, puse mucha atención y llegué a escribir unos diez artículos de opinión, algunos con datos técnicos que recabé de un amigo documentado en ello, más estudios y consultas. Mi primer escrito, sobre vertederos, residuos y humos, data de 1994. Lo recogió La Crónica de León, colocando un dibujo alusivo: tres altas torres ahumando y una gran mascarilla antigás. He dicho bien humos, dado que hubo instalado y en funcionamiento un incinerador. En principio con quemas indiscriminadas, e incluso restos hospitalarios; ahí sí que había riesgo de manejo y de humos con peligrosas partículas, que, ante las denuncias suscitadas, se pasarían a controlar, no sin reticencias y menos prisas de las debidas.

En tiempos de Morano

Nuestro alcalde era Morano, creo que con más claros que sombras municipales, recalco municipales, pues, en las autonómicas, el enfrentamiento con la Junta y el supuesto leonesismo que decía alentar o promover y que era interesada usurpación muy en penumbra, fueron objeto por mi parte de puntualizaciones y crítica.

Pero ahora no toca hablar de ello. Sí decir que, allá por 1990 y pico, personalmente, y como casi todos los leoneses, seguíamos enfrascados en la defensa de León, provincia y región, frente al ente autonómico que amenazaba con engullirnos de pleno por especial deseo de los autonomistas políticos castellanos.

No por sabido vamos a dejar de decir, escuetamente, que buscaban desde 1983 atarnos mediante un Estatuto amancebador: Castilla-León, con demasiado descuido de “los nuestros”. En tanto nosotros, el pueblo propiamente legionense, al que en especial me estoy refiriendo en esta ocasión, además, sosteníamos la diatriba político social de qué hacer con las basuras. Un tema en el que la Junta autonómica también tenía implicación. No sé sobre cuál de estas dos cosas llegamos a percibir peor olor.

Con el citado regidor tuvimos un vertedero controlado, en Santovenia, que por voces autorizadas fue considerado como modélico, en su momento. He dicho tuvimos porque además del tiempo y la distancia, éste, que estaba siendo muy cuidado el vaso, compactando las basuras y controlando la fermentación anaeróbica, lo colmaron hasta la saciedad, por no preparar un sustituto. O mejor aún, por un CTR, como algo más estudiado y eficaz.

Una puntualización: antes, allá por la década de los 40, más o menos, parte de la basura recogida, era fundamentalmente cenizas y escorias, pues en las cocinas caseras llamadas 'económicas' se quemaba todo lo posible, los restos, previa recogida, se vertían en la escombrera del río Bernesga, allá por los bajos de Papalaguinda.

El vertedero de Santovenia y el CTR

Siete líneas van ahora como sinopsis del largo proceso del tema tratado: Basuras. Vertedero Santovenia ahíto. Por los años 90 a falta de otro para el que se busca lugar atropelladamente, se empaquetan en fardos blanco los residuos que ya no nos admitían en Palencia ni en Asturias donde se hubieron de mandar transitoriamente. Incineración muy contamínate. Los fardos en espera, nadie los quería cerca. Como posible lugar para otro vertedero se pensó en Rioseco de Tapia, y fracasó. Se habla de un CTR, lugar Villamartín de don Sancho, fracasó. Al fin se instaló en San Román de la Vega, 2004...

Ahora a modo de sencilla remembranza debo citar a unas pequeñas tuneladoras, las lombrices rojas, bueno en general todas airean el subsuelo beneficiosamente, pero la roja de modo especial trabajando residuos orgánicos. Durante su fase experimental en León, provincia, la parte orgánica de los residuos urbanos, materia idónea para ellas y para calidad del humus producido, parecía no contar con valedores para añadirla al reciclaje domiciliario junto a los ya en vigor: vidrio, papel, cartón, plásticos... por lo tanto hubo que hacerlo en el vertedero o CTR, entre otras cosas. A la llamada fracción orgánica y su posible reciclaje en las casas, dedique buena parte de uno de mis escritos.

Finalizo, puede que como moraleja, pues eran algo más que anecdóticos los recuerdos, diciendo que también la Junta autonómica del ente que no elegimos para estar, y nos forzaron a ello, tenía obligación de actuar mediante expertos, dineros y medios; cicatera como siempre, tardona y forzada, fue objeto de mis opiniones y críticas, en alguna de ellas “como lo político desechable”.