El parking subterráneo más céntrico y antiguo de la ciudad, el de la Plaza de San Marcelo, con acceso desde Santo Domingo, es un auténtico polvorín. Es muy largo el listado de deficiencias, algunas de ellas graves, de falta de seguridad, de cumplimiento de normas básicas o de dudas sobre el funcionamiento de sistemas básicos como el de extinción, ventilación o videovigilancia, con ausencia de señalización básica o de zonas de evacuación homologadas, correctas y señalizadas.
Así lo resalta por escrito el Estudio de Viabilidad del aparcamiento subterráneo más usado de la capital, el cual viene acompañado de un Plan de Inversiones y Actuaciones en este parking de San Marcelo que cifra las obras y mejoras más urgentes en 563.000 euros para salvar la situación durante los próximos dos años, el tiempo en el que el Consistorio espera que por fin se produzca una nueva concesión para su explotación.
Esta concesión será finalmente a través de una empresa semipública, mixta, en la que el Ayuntamiento mantendrá la mitad del accionariado, al contrario de la pretensión inicial del equipo de Gobierno socialista del alcalde José Antonio Diez, que insistía en su nueva privatización completa y una inmensa inversión con un gran cambio exterior de la propia de más de 2 millones de euros plaza en superficie. Una pretensión a la que dio marcha atrás cuando, aprovechando su minoría de Gobierno, el resto de partidos le impulso su criterio entre duras críticas.
La solución intermedia será que de San Marcelo se haga cargo la sociedad Estacionamientos Urbanos de León SA (Eulsa), de la que es dueño de la otra mitad la compañía Dornier SA, por dos años más, hasta el primer trimestre de 2027, compaginándolo con la gestión que ya realiza desde hace años de los aparcamientos en superficie de pago de la ORA. La propuesta final es que Eulsa acabe dentro de dos años manteniendo en sus manos un amplio conglomerado de gestiones de servicios de tráfico, incluso hasta el servicio municipal de la grúa. Esta empresa privada también se quedó desde hace años con la gestión del parking del Hospital de León tras la quiebra de la concesionaria original.
Desde 1972... y queda con peligro
Lo que ocurre es que el parking paga a día de hoy la dejadez, permitida por el Consistorio, de Estacionamientos, Servicios Automóviles, su único concesionario desde que abrió sus puertas en junio de 1972 por espacio de 50 años. Un contrato que espiró hace ya cerca de dos años y que ha dejado el aparcamiento subterráneo absolutamente en precario y con una fuerte pérdida económica para el municipio.
Y hasta peligro. Lo dice el informe contratado a la empresas Omicron Amepro SA y Estudio de Ingeniería Civil y aprobado por el equipo de Gobierno en octubre del pasado año y entregado en enero de este 2025.
Por un lado, ese informe estima el canon de explotación que se tendrá que pagar al Consistorio por los nuevos dos años de gestión del parking en 156.950 euros por año. Y pone precio a las reformas de máxima urgencia que pide a gritos este lugar subterráneo de 3.222 metros cuadrados en cada una de sus dos plantas, que suma 267 plazas en total, alguna de las cuales ni siquiera se pueden utilizar a día de hoy, unas por mal diseñadas y minúsculas y otras por humedades y desprendimientos que sufren paredes y techos.
Eso es la punta del iceberg. El informe de su estado es demoledor. Entre lo más grave, destaca que “las vigas y pilares metálicos sobre todo de la primera planta presentan graves daños producidos por la humedad. Tal es su estado que ”se aconseja realizar una inspección total para dictaminar el estado final, la peligrosidad y en su caso las reparaciones que procedan“.
Por otro lado, “no existen” puertas de evacuación en caso de emergencia, así como tampoco protección de ningún tipo para los recorridos peatonales internos. La señalización de todo tipo es “escasa y deficiente”. Y en otro apartado se admite que “se desconoce si el sistema de incendios funciona correctamente”, es decir, que nadie puede certificar que se activarían los sistemas “detección, alarma y extinción” en caso de fuego. Si esto ocurriera, además, “las salidas de evacuación se limitan al único acceso peatonal a las dos plantas desde la calle”.
Una trampa, si hay una emergencia grave
Eso quiere decir, continúa el informe, que “una emergencia con alta capacidad de ocupación (del parking) obligaría a tomar como alternativas de salida las rampas de acceso y de salida de los vehículos”. Una auténtica trampa, sobre todo si se suma el hecho de que “se desconoce el alcance de la instalación” en cuanto al sistema de ventilación. “Existe una red de conductos” en las plantas -1 y -2 que no cubren todo el espacio, pero nadie sabe si sirve para algo. “En ningún momento durante las visitas se pudo en funcionamiento, se desconoce si por fallo de la instalación, por falta de necesidad o por otra causa” porque “no se ha podido tener acceso a la instalación”.
Se suman otros detalles, como que “se desconoce la totalidad de la instalación y su funcionamiento” en el caso del sistema de videovigilancia; que los baños son unisex, con uno supuestamente adaptado para personas con discapacidad, pero al que no se puede acceder; o que “el grado de limpieza es mejorable”, sumando al “mal estado en el que se encuentran algunos paramentos debido a la humedad que hace que constantemente se desprendan restos” y que den en el suelo, un pavimento que también deja mucho que desear para evitar resbalones y accidentes. Y por supuesto, el sistema de iluminación es arcaico, con fluorescentes, sin detección de presencia, “escasa en algunas zonas” que causan “zonas sombrías de escasa visibilidad”.