La bióloga molecular Sara García Alonso, la primera mujer astronauta en formar parte de la reserva de la Agencia Espacial Europea, ha recibido en Avilés el Premio de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) 2024 reconociendo la “inestimable contribución de la mujer rural al desarrollo”.
El jurado ha destacado de García Alonso el hecho de que fue seleccionada en el año 2022 entre 23.000 candidaturas y, por ello, ha querido reconocer su papel como referente “para tantas niñas y jóvenes que ahora tiene un ejemplo en el que poderse ver reflejadas para adentrarse en carreras científicas y tecnológicas”.
También ha destacado Fademur las raíces de su infancia en Candanedo de Boñar, en León, y el reconocimiento de la propia galardonada de que es quien es gracias a la educación pública a la que ha podido optar.
A través de un vídeo proyectado en el Auditorio del Centro Niemeyer donde Fademur ha celebrado el Día Internacional de las Mujeres Rurales, la astronauta ha valorado la labor de esta organización en el empoderamiento de la mujer en el ámbito rural y el fomento de su papel en muchas áreas “que son clave para el desarrollo de las comunidades”.
“Desde niña he estado conectada al mundo rural por lo que es un honor pasar también a estar conectada a esta red de mujeres inspiradoras”, ha declarado la bióloga, que ha recalcado que este premio recuerda la importancia de que “cada mujer tenga la oportunidad de perseguir sus sueños y aportar al mundo desde su propio campo de acción”.
Los otros galardones
Además de la astronauta, el jurado ha decidido conceder el Premio Fademur 2024 a la cantante manchega “Karmento”, Carmen Toledo Sánchez; la tertulia feminista Les Comadres y Mujeres por la Igualdad de Barredos, y a Tatiana Álvarez Capita, ganadera criadora de la raza autóctona asturiana de gochu asturcelta en peligro de extinción en Premoño, en Asturias.
Previamente a la entrega de los premios, las representantes de las distintas comunidades autónomas de Fademur han tomado la palabra sobre el escenario para reivindicar un estatuto propio para las mujeres rurales, más servicios en los pueblos, una atención más esmerada para las personas mayores, que el trabajo de las mujeres en el campo deje de ser invisible y una lucha decidida contra la violencia machista.
Al finalizar el acto, en el exterior del Centro Niemeyer, las mujeres rurales han escenificado su apoyo a la cultura sidrera y a la candidatura de este producto autóctono a formar parte de la lista del Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Unesco.