La Comisión Europea y Europa Nostra han anunciado los ganadores de los Premios Europeos de Patrimonio/Premios Europa Nostra 2023. Este año, 30 destacadas realizaciones de 21 países han sido galardonadas con el máximo honor de Europa en el campo del patrimonio, entre ellas el Monasterio de San Pedro de Eslonza ubicado en Gradefes, León.
El Monasterio de San Pedro de Eslonza fue fundado en el año 912 entre los ríos Esla y Porma. Las ruinas actuales son los restos de un monasterio benedictino que sufrió diversas alteraciones a lo largo de su historia hasta alcanzar todo su esplendor tras su reconstrucción en el siglo XVI.
Más recientemente, el monasterio ha sido objeto de una intervención que incluyó investigación arqueológica, consolidación y la rehabilitación para visitas turísticas. El proyecto se diseñó con un enfoque de sostenibilidad técnica, económica y social, con el objetivo de garantizar la integración paisajística, la conservación del medio ambiente y la seguridad turística.
El proyecto ha sido financiado por diversas administraciones públicas dentro de un programa más amplio dirigido a edificios históricos vinculados a la ruta jacobea, entre ellas el Ministerio de Fomento, la Junta de Castilla y León, la Diputación de León y el Ayuntamiento de Gradefes.
El Monasterio de San Pedro de Eslonza había permanecido abandonado desde 1835 con un consecuente deterioro. A pesar de haber sido declarado monumento histórico-artístico nacional en 1931, partes del monasterio habían sido desmanteladas y expoliadas, dejándolo en un estado de ruina total, entre escombros, cubierto de vegetación y despojado de todo su esplendor.
La rehabilitación para visitas turísticas supuso la restauración del trazado original del monasterio, la consolidación de los muros, la colocación de soportes de madera para los arcos, la restauración del nivel del suelo original con grava para una mejor circulación y la instalación de una señalización respetuosa con el monumento.
El proyecto de intervención se concibió también como un proyecto de integración paisajística. Como tal, las ruinas del monasterio están ahora discretamente integradas en el valle de Eslonza, como un elemento clave del paisaje. La intervención se orientó hacia la sostenibilidad, abarcando aspectos técnicos, económicos y sociales. Prueba de ello es el uso de materiales homologados, un presupuesto ajustado y el consiguiente impacto positivo de las obras en el entorno circundante.
La restauración de las ruinas ha generado entre la población local un sentimiento aún mayor de orgullo por su patrimonio común y es una importante fuente de recursos económicos para los habitantes de la región gracias a un programa de visitas guiadas que atrae a turistas culturales a la zona.