Un informe demuestra la “aguda disimetría” entre León y Castilla y el “fracaso” en el desarrollo de la primera región

El Observatorio Económico Autonomía-León, que mide datos de empleo, renta y demografía concluye en su informe de 2022 que “la aguda disimetría entre León y Castilla denota un fracaso en términos de equilibrio en el desarrollo, nivelación obligada por la Constitución Española y por el Estatuto de Autonomía de Castilla y León”.

Señalan sus autores que, en términos demográficos, se aprecia cómo “la mala evolución global de Castilla y León se explica por el desplome poblacional de la Región Leonesa” y añaden que “la situación de León es de extrema gravedad, lo que requiere medidas de Estado”.

“La gestión de la Junta de esta autonomía es disfuncional. La extrema situación evidencia la inviabilidad de la comunidad autónoma de Castilla y León, entidad territorial fallida, incapaz de cumplir los objetivos para los que se creó. Se requieren transformaciones de hondo calado que impliquen cambios estructurales en la gestión de las competencias autonómicas”, afirman.

Consideran que son precisamente las políticas autonómicas las que más impacto tienen sobre el parámetro poblacional, “pues son las comunidades autónomas el escalón de la administración que más fondos gestiona sobre los territorios”.

“En definitiva, bajo el punto de vista demográfico, la comunidad de Castilla y León es una autonomía fallida”, argumentan y entre los datos que contrastan incluyen que León, en los años de autonomía (de 1983 a 2021) ha sufrido una pérdida de población de 14,19 por ciento mientras Valladolid, en el mismo periodo, ha experimentado un incremento de 6,51 por ciento.

En cuando a creación de empleo -entre 1982 y 2021-, apuntan que las provincias de León y Zamora están entre las peores de España mientras Salamanca presenta una mejor evolución, aunque el dato absoluto registra una creación de empleo inferior en 8.000 puestos de trabajo a la de Burgos y de 9.200 respecto a Álava, provincia que partía de una dimensión similar.

En cuanto a la renta per cápita -entre 200 y 2019- apuntan que en el caso de la provincia de León se observa cómo diverge de la renta de Valladolid, que dobla el ritmo de crecimiento, a pesar de ser superior a la media nacional. La renta de los leoneses es un 20 por ciento inferior a la de los vallisoletanos.

Tampoco León, añaden, aproxima sustancialmente su renta a las provincias que eran similares al inicio de la andadura autonómica. Por su parte, Salamanca no reduce significativamente su diferencia con la media nacional en casi 20 años y la renta de un burgalés sigue siendo un 30 por ciento superior.

La mejora experimentada en la renta salmantina per cápita es residual, si se considera su desfase con la media española, y con un punto de partida muy retrasado. Solo Ávila mantiene poca diferencia respecto al nivel de Zamora en la producción bruta per cápita, aunque se mantiene por encima. Las tres provincias leonesas tienen un nivel de renta similar, que es muy bajo y alejado de la media nacional, remarcan.

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