Las ciudades pierden población, los alfoces ya no compensan, las cabeceras de comarca se resienten y los municipios mineros se desangran demográficamente. Con este panorama, la provincia de León ya apenas sobrepasa los 450.000 habitantes (451.706 a 1 de enero de 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística), en un descenso vertiginoso desde que en 2010 bajara de la barrera del medio millón. “Y vamos camino de los 400.000”, advierte el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de León ya jubilado Lorenzo López Trigal, que apuesta por centrar los esfuerzos en el corredor del Camino de Santiago al tiempo que echa en falta dinamismo emprendedor e incentivos desde las instituciones para al menos contener la herida.
El último padrón publicado, a 1 de enero de 2021, ya empieza a medir los efectos demográficos de la pandemia. Y resulta que 2020 agudizó el declive demográfico de los tres municipios de más población: León se dejó 1.977 habitantes, que sumados a los 762 de Ponferrada y los 389 de San Andrés del Rabanedo hacen un total de 3.128 cuando la provincia en su conjunto perdió 4.733. López Trigal, geógrafo y politólogo, aboga por extender el foco a las áreas urbanas. “Hasta hace unos años los alfoces de esas ciudades recuperaban población. Pero ahora ya no”, señala para incluso ir más allá e identificar ciertas señales de esperanza en el extrarradio de esas grandes áreas con ejemplos como Villadangos del Páramo (+51 habitantes hasta los 1.214), Chozas de Abajo (+35 hasta los 2.596), Cuadros (+22 hasta 2.057) o Garrafe del Torío (+76 hasta los 1.589).
Hasta hace unos años los alfoces de esas ciudades recuperaban población. Pero ahora ya no, señala López Trigal, que considera que la pandemia ha potenciado un cierto efecto retorno: Hay incrementos de algunos núcleos de en torno a 20 habitantes que no se explican sin ese regreso
La pandemia deja otros efectos más puntuales, como cierta sobremortalidad en núcleos del sur o el haber potenciado un cierto efecto retorno de masa de población que emigró a capitales como Madrid. Y aunque ese reflujo lo notarán más las provincias aledañas, también llega a la de León: “Hay incrementos de algunos núcleos de en torno a 20 habitantes que no se explican sin ese retorno que la pandemia ha podido incentivar”. El regreso de población jubilada “tiene interés, pero no relevancia”. Las miras deben ponerse en el retorno de habitantes en edad laboral. La provincia afronta el reto de retenerlos con un hándicap: el de la “falta de emprendedores”, un mal que acecha al noroeste peninsular: “No hay apenas nuevos emprendedores que tiren de una economía adaptada al desarrollo rural”.
Potenciar el corredor del Camino de Santiago como futuro de la provincia
Así las cosas, López Trigal desarrolla el argumento poniendo el acento en las cabeceras de comarca al alertar que de que municipios como La Bañeza y Astorga ya van camino de bajar de la barrera de los 10.000 habitantes. “Haría falta que las cabeceras de comarca irradiaran nuevos emprendedores para al menos intentar estabilizar población en el medio rural”, apunta con el convencimiento de que habría que apostar por el desarrollo de determinadas zonas. “El corredor del Camino de Santiago es el que tiene mayores posibilidades de sostener a la provincia”, abunda para dibujar mentalmente sobre el mapa el tramo León-Astorga-Ponferrada como “eje fundamental”, sostenido por los vértices La Bañeza-Astorga-Benavente y León-Valencia de Don Juan-Benavente.
La apuesta obligaría a redimensionar el mapa municipal (la tesis doctoral del propio López Trigal ya dibujaba en 1977 un escenario de 40 municipios en una provincia que suma 211). El catedrático de Geografía Humana abogaría por adoptar conceptos clásicos como el de municipio-comarca desarrollados por intelectuales como José Ortega y Gasset, también sobre la base de otras particularidades leonesas como el “potencial extraordinario” de las juntas vecinales. Y es que advierte de las “escasas herramientas” de municipios de menos de 10.000 habitantes para contar por ejemplo con agentes de desarrollo que propicien fórmulas para sostener población. “Mientras no haya una fusión de municipios, eso será imposible”, concluye.
En una provincia tan grande, el análisis pasa obligadamente por claroscuros. Y así, a renglón seguido de lamentar la “falta de mano de obra especializada” para atender la demanda laboral de los viñedos de León y Galicia, López Trigal destaca el “cierto nuevo emprendimiento” que deja réditos en Riaño (+13 habitantes hasta los 471) o fórmulas como la de Ardoncino (Chozas de Abajo), donde la misma empresa de reciclado de neumáticos instalada ha promovido la urbanización de viviendas adosadas, un caso que insta a emular en municipios con compañías asentadas en sus polígonos industriales, cuya actividad los ayuntamientos del rural la notan más en las arcas vía impuestos que en el censo dado que muchos de sus trabajadores optan por vivir en áreas urbanas.
Más proporción de municipios que crecen
El caso es que el trasvase de población deja en el año de la pandemia otra lectura que dibuja cierto optimismo en un panorama tan desolador. La proporción de municipios que crecen es de uno de cada tres (75) por los apenas uno de cada cinco (41) que lo hicieron a lo largo de 2019. No es el caso de los ayuntamientos mineros, condenados a una sangría demográfica por el cierre de explotaciones que la ansiada Transición Justa todavía no ha logrado detener. “Ahí no cabe otra que resistir y moderar su decrecimiento”, dice López Trigal a la espera de ver si la nueva reactivación genera el emprendimiento que no consolidaron los Fondos Miner. Y tras advertir de que Villablino “va camino de tener la mitad de población que hace 30 años”, compara el declive de otros como Fabero con su vecino Vega de Espinareda, donde observa “cierta animación” derivada de la agroalimentación, los servicios o la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses.
El geógrafo y politólogo sitúa a las provincias de la Región Leonesa en el gran nicho de la despoblación que abarcaría al occidente interior de la península ibérica, fuera de los grandes ejes de movilidad y desarrollo
El mantenimiento de población también pasa por la prestación de servicios. La pandemia acelera la demanda histórica de conexiones telemáticas para desarrollar fórmulas en boga como la del teletrabajo. “Y clama que en los últimos años eso no se haya desarrollado cuando la cobertura de internet ha sido una promesa política constante”, afea López Trigal para considerar adecuados los ratios educativos para sostener escuelas rurales sin obviar que los sanitarios se enfrentan a un problema genérico en España como es de la falta de profesionales.
En último término, reniega de los análisis demográficos parciales sobre la Región Leonesa al hacer notar la falta de movilidad y conexiones de transporte público entre León, Zamora y Salamanca. Y ahí también amplía la perspectiva para referirse a la macroárea del occidente interior de la península ibérica “casi desde Huelva hasta el Cantábrico” pasando por Extremadura y el interior de Portugal como el gran nicho de la despoblación, fuera de ejes de movilidad y desarrollo como los que conectarían una línea imaginaria trazada desde el País Vasco hasta Madrid pasando por Burgos y Valladolid.
Es por ello por lo que al 10% de pérdida de población proyectada por el Instituto Nacional de Estadística hasta 2035 para Castilla y León, Extremadura y Asturias le añade para las tres provincias de la Región Leonesa un agravante que “podría hacer que llegaran incluso al 12%”. Y así, a falta de incentivos desde las administraciones públicas y de emprendimiento, la provincia parece encaminarse inexorablemente hacia los 400.000 habitantes.