Tal día hizo un año

Consciente de que elogio en boca propia no es elogio sino oprobio, voy a arriesgarme a contar una anécdota en la que, por haber sido testigo de excepción, creo poder narrarla, no me atrevo a decir con toda su crudeza, pero si con toda la decepción de la que uno puede llegar a alcanzar cuando desinteresadamente quiere hacer algo por su terruño y no encuentra eco entre quienes alardean de estar dispuestos a todo por él.

Es el caso que el día 12 de agosto del año del Señor 2023, es decir el año pasado, quien estas líneas suscribe, en su cargo, supongo que inmerecido, de presidente de la Asociación Iniciativa Vía de la Plata, de común acuerdo y aprobación  de sus socios, promovió una reunión de todas las asociaciones y colectivos que estuvieran interesados en emprender el camino para salir de la autonomía en la que indebidamente nos has situado, sin voz, sin voto, sin pasado, sin presente y lo que es peor, sin futuro. Trámites, gestiones, viajes, reuniones, contactos, un sinfín de tareas para tratar de llevar a buen término un propósito que entendemos común.

La idea en su concepción era de una simplicidad abrumadora: reunir a todas las partes para que todas, sin exclusión pudieran dialogar y discutir sus distintos puntos de vista, con el fin de que tras la amalgama de ideas que surgieran –tormenta de ideas le llaman los altos ejecutivos– y el debate esclarecedor de las mismas, se llegara a un consenso sobre qué medidas se podrían adoptar y como empezar a actuar de consuno. No se me alcanza otro modo de iniciar este éxodo y mucho me temo que no haya otro. Lo cierto es que todo el trabajo realizado durante meses se vio coronado por el más estrepitoso de los fracasos.

Fuera por la incompetencia del presidente de la asociación convocante, es decir, quien estas líneas suscribe, fuera por nuestro escaso renombre, fuera que el lugar de celebración propuesto, Veguellina de Órbigo se encontraba alejado de los circuitos leonesistas de la capital, fuera porque no fuimos capaces a despertar el entusiasmo general –esperemos que el entusiasmo que a veces se percibe sea real y no pura pantomima– es el caso que, como ya quedó señalado antes, resultó un fiasco clamoroso. 

Estos déficits de acogida mueven a mandar toda la pasión que uno siente por su tierra a esa palabra que empieza por m, pero consciente de que sólo los malos músicos atribuyen las culpas al instrumento y nunca a sí mismos, hubo que tomar una dura lección de humildad y asumir deportivamente la derrota, y aquí seguimos con nuestra pulsión prístina: seguir defendiendo nuestra condición de leoneses con todas las fuerzas de que dispongamos. 

De nada sirvió haber enviado hasta por dos veces la invitación, con la suficiente antelación, a todas las asociaciones de las que teníamos conocimiento, tan sólo una confirmó que asistiría pero posiblemente otras obligaciones más importantes se lo impidieron. De nada sirvió haber pactado con otra asociación el desarrollo de esta iniciativa, ni un solo representante de la misma hizo acto de presencia el día de autos. Les deseamos más suerte de la que Cantabria tiene con sus túneles por donde se dice que no pueden circular los trenes. La persona que con todo 'derecho' daría la bienvenida a los participantes, tampoco apareció ni excusó su ausencia. 

Tampoco pudimos disfrutar de la presencia de varios de nuestros propios asociados. Se fueron descolgando insensiblemente y tal vez otros compromisos de mayor entidad les hicieron olvidar la cita. También nos honraron con su ausencia los representantes de los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo, en cuyas dependencias estaba prevista la celebración del acto, si bien, en honor a la verdad, el Alcalde se acercó después de suspendida la convocatoria para disculparse por no haber podido estar presente y sugirió, un tanto condescendiente, que podría repetirse en otras fechas.

Pareciera este largo exordio un valle de lágrimas plagado de lamentaciones que no admiten consuelo alguno, pero no, también hubo su parte fecunda y no fue pequeña en lo que a conclusiones se refiere. En primer lugar se constata que el interés por la autonomía leonesa es relativo, que muchas personas que pregonan su leonesidad, quizá esperen a que se la sirvan con mesa y mantel antes que pelear por conseguirla, del mismo modo que desdeñan cualquier propuesta que no venga avalada por los popes de la sociedad leonesa, por cuyas alternativas llevamos esperando décadas, sin que acaben de decidirse a acreditar sus palabras con hechos.

Pero si algo colmó mi satisfacción fue la presencia de unos pocos incondicionales que han estado desde el primer día haciendo entrega de su tiempo, sus ideas y su esfuerzo, sin vacilaciones, sin momentos de debilidad y por tal motivo, si ILEÓN me lo permite, quiero mencionarlos por sus nombres en orden alfabético: Aníbal, Asun, Fermín, María José y Pablo. Siento hacia ellos una deuda de gratitud impagable por haber estado en los momentos más difíciles y sin que haya detectado en su ánimo el más mínimo atisbo de rendirse o abandonar el barco. No encuentro las palabras apropiadas y sólo se me ocurre decirles: Gracias.

He de añadir para terminar mi elogio que si hubieran sido cincuenta o cien en vez de cinco, los fieles leoneses, los trámites con los que parece que numerosos colectivos amenazan con iniciar la desconexión con Castilla, tras la sonada aprobación del acuerdo en favor de la autonomía leonesa y de la que ya apenas si quedan valedores, se hubieran empezado a realizar los trámites que inevitablemente se han de iniciar si la proclama aprobada quiere llegar a buen puerto. No somos tan ingenuos de creer que habríamos resuelto el problema, solo afirmamos categóricamente que de haber contado con el respaldo suficiente, llevaríamos un año adelantado de trámites y comunicados a la opinión pública leonesa que, en último extremo, será quien decida lo que se va a hacer con esta tierra nuestra.

Tal vez suene a pretencioso, pero desde nuestra asociación, Iniciativa Vía de la Plata, arrancábamos con cincuenta propuestas para ponerlas en práctica... ¡ya! Sin delegaciones en terceras personas. Se trataría de propiciar un movimiento de la sociedad leonesa a través de su tejido social, es decir, de sus asociaciones, y la exigencia inexcusable de que cada partido político defina sin ambages su disposición acerca de la segregación del País Leonés, un tema donde la ambigüedad y la procrastinación son el pan nuestro de cada día.

En fin hemos perdido un año. Confiemos en que sea el último y no haya que esperar otro año, o más años, para empezar a ver resultados.  

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata