Las guerras tienen la peculiaridad de que las tornas se van dando la vuelta cada poco tiempo, al menos cuando, por distintos motivos, los contendientes no son muy dispares.
La noticia de estos días de la Guerra de Ucrania es que los ucranianos han ocupado unos 400 kilómetros cuadrados de territorio ruso, aprovechando la debilidad de las defensas en ese sector, cubierto únicamente por soldados de reemplazo y guardias fronterizos. Los combates prosiguen, y el área invadida podría aumentar aún un poco, aunque parece que la situación se estabiliza paulatinamente. Todo muy épico, es cierto. Todo muy ajustado a un guión de Netflix. Incluso demasiado ajustado al gusto occidental, diría yo.
Sin embargo, con vuestro permiso, me pregunto una cosa: ¿Qué más da si los ucranianos avanzan 30 o 50 kilómetros? ¿Qué pretenden? No hay objetivo estratégico alguno en esta operación, fuera de alimentar la propaganda de los que pagan. No hay una finalidad precisa, que es lo primero que se espera en una operación donde se arriesga tanto.
Con las tropas de que disponen los ucranianos, ¿a dónde piensan llegar y qué área pueden cubrir de manera efectiva? Porque, tirando de precedentes históricos, al menos los alemanes, en las Árdenas de 1945, tenían la idea de empujar a los americanos contra el mar, aunque sabían de sobra que sólo una inmensa chiripa les permitiría conseguirlo. ¿Pero esta gente? ¿Qué idea tiene en la cabeza? ¿Tomar la central nuclear de Kursk? Me parece casi imposible lograrlo, pero aún así, supongamos que lo logran. ¿La van a volar? Eso ya pueden hacerlo ahora con un misil americano, y saben el coste que tendría.
Los alemanes pretendían llegar a Amberes y cortar el suministro americano. Era una idea descabellada, pero era una idea. Cosas más gordas les habían salido bien, como la conquista de Holanda en 1940. Estaban jodidos y había que intentarlo. De perdidos, pues al río. Vale. ¿Pero estos? ¿Qué plan tienen? ¿Abrir un nuevo frente para que no se lo abran? ¿Elegir el sitio? No parece una cosa muy sensata, si tenemos en cuenta esas pequeñeces que se llaman líneas de suministros, área de control y capacidad de empuje.
A estas alturas ya parece más que claro que la estrategia rusa es de desgaste, y los ucranianos van y lanzan un buen puñado de tropas experimentadas a un frente que nadie sabe qué finalidad estratégica puede tener. Porque seguro que no están pensando en llegar a Moscú, ni en conquistar nada que no sean unas cuantas aldeas, sin más pretensiones que salir en los periódicos y promover artículos como este.
Puede que las razones sean políticas, o de algún otro tipo que me escape, pero a nivel militar la cosa no tiene sentido. Como cuando cruzaron el Dniéper y crearon una cabeza de puente al oto lado. Igual. ¿De qué servía aquella cabeza de puente, imposible de mantener y abastecer?
O como me decía el otro día un amigo: si tú fueses un soldado ucraniano y te mandasen invadir Rusia, ¿qué coño pensarías?
Suena heroico, pero en realidad es sospechoso.