Veo que ya ha salido el nuevo iPhone 15 Pro, con acabado de cubierta de titanio y que con alguna que otra mejora el precio se nos va por las nubes.
No dudo que sea una mezcla entre diseño, alta tecnología y con ganas de llegar a no pocos bolsillos (como nadie quiere ser menos que nadie y si nos atenemos a su precio, te dirán que por 70 euros en 24 meses, también será tuyo).
Lo que a mí me llama la atención es sobre todo su exclusividad –siempre un paso por delante–, un coto privado, para un club de elegidos, pero dispuesto a abrir sus puertas de vez en cuando, eso sí como invitado, no como socio permanente (tú sabrás si puedes o no pagarlo). En este momento de exclusividad como también puede ser; la sanidad privada, la educación privada, los tours privados para no hacer colas y por qué no, el fútbol; se nos cuela de vez en cuando algún invitado simpático que, en el caso del fútbol podría ser “el fútbol femenino” (como retoque de maquillaje).
Poco a poco hemos ido avanzado en derechos y en conquistas sociales, también en leyes laborales, en derechos universales relativos a la igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres e incluso en la visión que de la mujer tiene la sociedad – o parte de ella– con respecto a épocas anteriores.
Curiosamente, ha sido el hombre el que siempre ha decidido cuándo la mujer, podía incorporarse al mercado laboral, cuándo podía acceder a estudios universitarios, dedicarse a la política, o incluso cuando podía ejercer su derecho al voto además de cuando podía ser madre (o no). Del mismo modo hemos decidido cuándo ellas podían hacer deporte y qué tipo de deporte, cuándo podían participar en las olimpiadas y hasta cuándo crear un equipo de fútbol femenino. También hemos decidido por ellas cuanto dinero debían ganar, y si realmente eran merecedoras de tal premio.
En todos y cada uno de estos casos, en los diferentes momentos, alguna mujer o grupos de mujeres han ido un paso por delante a su época y se han alzado contra lo establecido (por los chicos). Y si no hubiera sido de este modo (que el lector haga ejercicio de memoria) seguiríamos aún peor de lo que estamos.
Las campeonas del mundo de fútbol
Ahora todo anda revuelto con las actuales campeonas del mundo y no me refiero al asunto “del piquito” (por que dada su importancia daría para tres artículos o más) aunque tiene mucha conexión; sino a todo lo relativo a sus denuncias de ser valoradas y consideras como auténticas profesionales de dicho deporte. ¿Pero de verdad que tenemos que poner trabas a semejante hazaña?, Estamos hablando de una selección que acaba de nacer y ha hecho historia y lo único que se nos ocurre es regresar con nuestra panoplia habitual. Ejemplos como: eso no es fútbol, no generan los mismos ingresos que los hombres, tampoco es para tanto... y así podríamos seguir.
Pues bien, a esta panoplia se le podía hacer varias objeciones tales como:
Por un lado: ¿En cualquier ámbito profesional es mejor el hombre que la mujer? No sé, se me ocurre decir algunos ejemplos como... en el desempeño del trabajo en una fábrica, o en la medicina, también en la magistratura, o en el cuidado de los hijos... ¿No, verdad?
¿Entonces por qué sí en el fútbol? Pues porque el fútbol es cosa de hombres, y cada miércoles de champions o cada fin de semana que no me lo toque nadie.
Por otro lado: cómo es posible que se quiera poner en el mismo grado de comparación un deporte practicado por el hombre desde hace más de cien años, con el fútbol femenino que está recién llegado. No es tan solo que antropomórficamente hombre y mujeres sean diferentes, es que además no se puede comprar dos elementos cuando el acceso como al mismo ha sido histórica y evolutivamente mucho más tardío para la mujer.
No se nos ocurre plantearnos o discutir la genialidad de deportistas en otro ámbitos como en la gimnasia rítmica, gimnasia deportiva, solo por decir un ejemplo: nombrar a la extraordinaria Simone Biles.
¿En qué ámbitos y situaciones hay igualdad?
Quizás lo que me parece más curioso en todo este asunto y que se puede extender a los demás contextos sociales es que a la hora de decidir en que ámbitos y en qué situaciones se puede hablar de igualdad de acceso, o mejor dicho de una auténtica igualdad de oportunidades, es que sea el hombre el que lo decida (tal y como hemos argumentado anteriormente). Nos retorcemos si nos plantean que el fútbol masculino es igual al femenino, pero no le damos importancia a que dicha comparación se produzca en otro ámbito. Como he manifestado al principio, no se pueden comparar dos elementos cuando no hay una auténtica igual de oportunidades ni de acceso a dicho actividad, y en este caso, como en la mayoría, no lo ha habido. Aunque varias voces se defiendan manifestando todo lo contrario.
La Historia de la Humanidad ha estado determinada por el papel asignado a la mujer en la Sociedad así como en cada una de sus instituciones sociales. El resultado ya lo sabemos todos, pero es que además las instituciones es este caso han jugado un elemento aún más desequilibrador, discriminador y costumbrista hacia el mismo lado siempre. Y todavía nos negamos a aceptar que no somos iguales. Lo extraordinario sería que con todo lo acaecido, y sufrido, estuvieran las mujeres en el mismo punto de partida que nosotros.
Los hombres en general creen que solo ellos pueden utilizar la comedia para llenar los vacíos de su alma y nos recuerdan que las mujeres no son graciosas, que solo los hombres lo son. Pues bien, la comedia se alimenta de la opresión, de la falta de poder, de la tristeza, de la decepción, del abandono y de la humillación. Quién puede describir todo eso, nadie mejor que las mujeres.
Quizás es que nuestra vida comienza antes de nuestro nacimiento sabiendo que vas a ser un hombre o una mujer.
Pero... ¿Y si un día descubrimos que las mujeres siempre han estado al mando, pero no se lo hemos dicho?