La democracia y el agua potable parecen enemigos en España, por aquello de lo mucho que ha costado renovar, mejorar y ampliar el Plan Hidrográfico Nacional desde que tenemos la posibilidad de votar a nuestros gobernantes. Lo mismo parece suceder con las centrales nucleares y la vivienda pública, lo que, según la ideología de cada cual, puede ser bueno o malo.
Pero la cuestión, la que yo quería abordar, no va de estas pequeñas risas o sesiones de autocilicio para españoles de edad madura. La cuestión es que cuando confundimos los hechos jurídicos con los hechos físicos ponemos en riesgo nuestra sociedad, nuestra vida y la de nuestros vecinos.
La democracia es un hecho jurídico. Nos parece buena a casi todos. Nos permite adaptarnos de una forma de resolver los conflictos y de administrar los recursos. Pero no es una cosa real. Es un constructo humano.
El agua potable, en cambio, es absolutamente real. Puedes legislar su administración y su distribución, pero no puedes hacer que llueva, no puedes rellenar los acuíferos con leyes una vez que se han vaciado pro falta de ellas.
Y el caso es que estamos delante de una serie de problemas que dependen de cosas reales y las seguimos tratando como constructos ideológicos. La natalidad, por ejemplo, es un constructo, pero así es como nacen las personas, que son reales. Sin embargo, para mucha gente, las personas no son reales, y se habla de niños como quien habla de Megas de datos en el contrato del móvil.
Lo resumo, para que se entienda, aunque ya hablaré otro día de esto más en detalle:
Las obligaciones del ciudadano para con la sociedad, son tres: tomar las armas para defenderla, tener hijos y pagar impuestos. Si eres un neoliberal que no cree en la sociedad, pues vale. Pero si crees en la Sociedad, esos son los tres deberes, señalados ya desde tiempos de los griegos. Y no sabéis lo divertido que es escuchar las respuestas a esta frase, según la ideología del que escucha. A unos, les cabrean los que no pagan impuestos, pero no tienen hijos y se harían objetores. A otros, se les llena la boca con la patria y la bandera, pero defraudan lo que pueden, etcétera, etcétera...
Pero aquí es donde realmente está el significado del agua potable: en las personas, los recursos y el territorio. Lo demás son democracias, derechos humanos y bailes regionales.
Importantes, sí, pero en otra liga.