El proyecto de plantas de quema de biomasa y metanol bajo la firma comercial de La Robla Green, que se pondrá en marcha en el Polígono El Crispín de la localidad leonesa en la Montaña Central, prevé la creación de una media de 450 puestos de trabajo durante los tres próximos años para las tareas de construcción de las cuatro plantas que albergará el complejo, cuyos trabajos comenzarán previsiblemente antes de que finalice este año.
A estos trabajos seguirá una segunda fase de operación y mantenimiento de las plantas, que tendrá una duración de 25 años, en los que se empleará a 200 personas, de las que 110 serán directos y los 90 restantes para la gestión de la biomasa en la zona de recogida, de manera que podrán ser propios o a través de empresas de transporte y recogida.
Así lo señaló hoy en La Robla el consejero delegado de la empresa impulsora del proyecto, Reolum, Yann Dumont, quien dijo que los puestos de trabajo que se generarán tendrán “perfiles muy variados” y abarcarán desde ámbitos técnicos hasta administrativos, con diferentes niveles de responsabilidad y cualificación. Como es habitual en estos casos, la contratación priorizará a la población del municipio roblano, también con un planteamiento de formación.
Y es que, tanto de forma previa su contratación como en el propio puesto de trabajo, se pretende contar con formación específica impartida a través de la Escuela de Formación Profesional FP Virgen del Buen Suceso de La Robla, gracias a la colaboración de Reolum con el Grupo Aspasia. En esta escuela de FP “se creará una formación específica hacia los procesos que se llevarán a cabo en La Robla Green” mediante “ dos tipos de formaciones previas a la contratación”, así como “en el puesto de trabajo”.
Dumont visitó hoy La Robla acompañado de la directora del Instituto para la Transición Justa, Laura Martín, o del director general de Energía y Minas y director del Ente Público Regional de la Energía de la Junta de Castilla y León, Alfonso Arroyo, entre otros, para celebrar una jornada sobre empleo y formación.
También participó en la jornada en alcalde de La Robla, Santiago Dorado, quien recordó que el municipio cuenta con “una tradición industrial ligada a la generación de energía”, al tiempo que destacó su “excelentes infraestructuras para invertir”, entre las que aludió a la disponibilidad de suelo industrial, las comunicaciones, tanto por carretera a través de la N-630 como de la CL-26, como por ferrocarril, con todos los anchos. De igual forma, resaltó la existencia de “todas las conexiones de la red eléctrica española”, lo que permite “tanto enviar energía como abastecerse”.
Consciente de que “todavía queda camino por recorrer”, Santiago Dorado celebró que La Robla Green “puede dar un nuevo impulso económico y ayudar a generar de nuevo actividad económica y empleo”, para lo que se necesita “el apoyo de las administraciones mayores”. En este sentido, agradeció al Gobierno de España su apoyo a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y con el Instituto de Transición Justa, así como el “apoyo sin fisuras” de la Junta de Castilla y León, la cual ha acelerado al máximo todas las tramitaciones y condicionantes ambientales. Esto no ha gustado a las organizaciones de regantes y de ecologistas, que se oponen a que la empresa haya solicitado usar 6.000 millones de litros al año del río Bernesga en La Robla para 'alimentar' sus proyectos de energías renovables
Que es 'La Robla Green'
La Robla Green está formada por dos instalaciones que trabajan sinérgicamente: por un lado ‘Roblum’, una planta de generación de la llamada energía verde con balance negativo en emisiones de CO2 que ha conseguido a partir de la combustión de biomasa de restos agrícolas; y La ‘Robla Nueva Energía’, que se presenta como “la mayor planta de e-metanol verde de Europa” en cuyas instalaciones el CO2 extraído de la planta de biomasa se mezcla con el hidrógeno verde producido mediante electrólisis del agua, a través de energía eléctrica renovable, para dar lugar al e-metanol verde, un producto neutro en emisiones de CO2, no contaminante del agua y que se mantiene en estado líquido a temperatura ambiente.