“Mis vacas no comen billetes”: cuando un pajar en Corporales amenazó la llegada de la Vuelta a España al Morredero

“Mis vacas no comen billetes”. Cuando Manuel Lordén pronuncia esta frase sentado y acodado en su cachava junto a su pajar en Corporales (Truchas, León), tiene delante a cinco concejales del Ayuntamiento de Ponferrada, una fila de una treintena de camiones en la calle, un verificador de los recorridos de la Vuelta a España viajando desde Madrid a la Cabrera, los responsables de la empresa organizadora de la carrera nerviosos al otro lado del teléfono y en vilo la etapa en la que el Alto del Morredero iba a estrenarse como meta en la alta competición en 1997. La ronda nacional regresa este 10 de septiembre a la cima todavía entre los ecos de una historia con frases dignas de un wéstern, en medio de una guerra mediática encarnizada y con final feliz.

La historia del pajar de Corporales pudo ser la de la tienda de Corporales. El entonces concejal de Deportes del Ayuntamiento de Ponferrada, Ángel Arias, está en la tarde del 17 de septiembre de 1997 en la Casa Consistorial cuando recibe una llamada de responsables de Unipublic, la empresa organizadora de la Vuelta a España. Un tráiler con material de la infraestructura de la carrera no puede pasar por el pueblo de Corporales, ruta alternativa elegida para la caravana que acompaña a la competición al resultar muy estrechos determinados pasos por la vertiente de San Cristóbal de Valdueza, la que subirán al día siguiente los ciclistas. Arias se desplaza al lugar con otros cuatro ediles (el entonces primer teniente de alcalde, Carlos López Riesco, así como Juan Elicio Fierro, Darío Martínez y Ricardo Miranda). Cuando llegan, el primero de una caravana de una treintena de camiones no libra por apenas 10 centímetros debido a un voladizo, el del edificio que entonces era la tienda de la localidad.

Arias le propone al conductor tirar hacia adelante con el argumento de que el seguro se haría cargo de los desperfectos. “El camión es mío. Y esto no me lo cubre el seguro”, le contesta. La cabina del vehículo sí libra, pero no lo hace la parte del remolque, la que lleva el material que hay que colocar en la carretera. Hay que buscar soluciones. Y así comienza la negociación con el dueño del pajar situado en frente de la tienda. Manuel Lordén tiene entonces 68 años, y mucho temperamento. La expectación crece entre vecinos y curiosos. Su hijo Ángel, que regresa de La Bañeza a Truchas porque es concejal y hay pleno, se entera por un amigo del revuelo. “Decidle a mi padre que se meta en casa y no haga caso a nadie”, transmite antes de entrar a la sesión plenaria.

Hay que ponerse en el contexto de la época. Los teléfonos móviles son entonces tan recientes que poco se parecen a los actuales smartphone. Ángel Lordén tiene uno porque ejercía como taxista. “Era como un zapato. No te cogía en el bolsillo”, recuerda. Ángel Arias, paradojas de la vida, contaba con un modelo de la firma MoviLine regalo de su esposa por el aniversario de boda que venía acompañado de una bicicleta de montaña firmada por Perico Delgado, que ya se había retirado, empezaba sus tareas como comentarista de Televisión Española (TVE) y era la cara publicitaria de la división móvil de Telefónica. “Era como una sartén”, coincide el edil. Aquel dispositivo estaba ya ese día literalmente echando humo.

La negociación, a la que a la salida del pleno se incorpora Ángel Lordén, es realmente a tres bandas. El planteamiento inicial pasa por derribar el pajar entero. Los propietarios piden una indemnización (Lordén prefiere no hablar de dinero en este reportaje). Y los concejales de Ponferrada, municipio que ha pagado en torno a 9 millones de pesetas (54.000 euros) por traer la Vuelta, trasladan la propuesta por teléfono a los responsables de Unipublic, que a su vez han sacado de un cine en Madrid al encargado de verificar previamente las medidas de los recorridos y rutas alternativas (que en este caso han fallado apenas por 10 centímetros), y ya va camino de Corporales. El móvil de Ángel Arias tiene un tráfico añadido de llamadas, las del periodista de El Larguero (el programa deportivo de referencia de la Cadena SER) Carlos Bustillo, espacio que pretende aprovechar el rocambolesco caso como munición en su batalla contra Unipublic, defendida desde la otra trinchera radiofónica, la de la Cadena COPE, por José María García en su Supergarcía. La guerra mediática de entonces también era tan de película que en 2021 se estrenó una serie televisiva, Reyes de la noche, basada en aquella rivalidad.

El edil de Deportes de Ponferrada acaba por apagar el móvil. La negociación, en la que incluso se llegó a barajar abrir una ruta alternativa (opción abortada porque implicaba cruzar un río y propiedades privadas), se centra en los detalles del derribo del pajar (la estrechez ya había dado problemas al paso del autobús escolar). Manuel Lordén se resiste a aceptar una cuantía. “Pobres mis vacas”, acierta a decir mientras tratan de convencerlo ya como si aquello fuera una contrarreloj: se ha hecho de noche y los camiones tienen que pasar para montar la infraestructura de la carrera. “Su obsesión no era el dinero; era tener comida para las vacas”, señala Ángel Arias, que cuenta este episodio a medias con Ángel Lordén (su padre ya ha fallecido) reunidos para este reportaje 28 años después. El entonces concejal, sentado ahora en una terraza del centro de Ponferrada, imita la postura de Manuel, acodado sobre una cachava mientras se barajan cifras antes de lanzar la frase de la noche: “Mis vacas no comen billetes”.

Treinta camiones de la organización quedaron atrapados mientras la negociación entre los dueños de la construcción, el Ayuntamiento de Ponferrada y Unipublic se prolongó hasta la madrugada

Desechada la opción de cargarse todo el pajar precisamente para conservar la hierba y alcanzado un acuerdo económico, la finalmente elegida pasa por tirar apenas 80 centímetros y apuntalar la estructura para proceder luego a la reconstrucción. Los concejales de Ponferrada llegaron a contactar con el empresario minero Manuel Lamelas Viloria, que puso a disposición maquinaria cercana en la propia Cabrera, donde cuenta con explotaciones de pizarra. El recelo de los propietarios es doble: por quién se comprometerá a reconstruir el pajar y por tener garantías de cobro. Carlos López Riesco, que era entonces el número dos de Ismael Álvarez y luego lo relevaría como regidor, intervino. “Tiene delante al teniente de alcalde y varios concejales de Ponferrada. Le doy mi palabra de que va a cobrar”, recuerda Arias que dijo Riesco. Manuel Lordén, que se reunía aparte con su hijo, llegó a decir: “Si no se paga, me meto dentro del pajar y no se mueve ni el gato”.

La crisis parece haberse solucionado. A altas horas de la madrugada, los camiones pasan hacia el Morredero y los concejales regresan a Ponferrada. “Sentíamos una satisfacción inmensa”, cuenta el edil de Deportes y pone en situación el momento. Arias tuvo dudas sobre si pedir la meta para la ciudad o para el Morredero. La capital berciana ya había sido final de etapa en 1942, 1980, 1987 y 1989; la cima estaba inédita en la alta competición. El recordado empresario Porfirio Fernández había tirado de sus contactos en el mundillo ciclista convencido de que en el puerto había un filón por explotar. Y la elección final también era una manera de presionar a la Diputación de León para arreglar la carretera de acceso, caballo de batalla de la Asociación de Amigos del Morredero en el intento de desarrollar una estación de esquí. La institución provincial se implicó, con el compromiso del entonces vicepresidente para El Bierzo Mario Guerra, e invirtió 25 millones (150.000 euros) en asfaltado y la construcción de un muro que evitara desprendimientos a la calzada. Logrado ese objetivo, el miedo estaba en que las de aquella fuertes reivindicaciones mineras trataran de cortar la carrera (algo que sí ha conseguido en esta edición el movimiento contra Israel). Y, al final, la etapa había estado en vilo por un simple pajar.

La preocupación, sin embargo, no quedó ahí. El jueves 18 de septiembre la Vuelta parte de León camino del Morredero. La Corporación ya ha subido a la cima a la espera de la llegada de los ciclistas cuando empieza a sentirse un runrún: hay ciertas dudas sobre el hecho de que finalmente Unipublic proceda a pagar lo acordado por el pajar. Arias se pone entonces en contacto con la empresa. “Como no le paguéis, ya me encargaré de que no saquéis los camiones de aquí”, espetó el edil. La incertidumbre también había llegado a la familia Lordén. “Si no me dais el cheque, planto toda mi maquinaria allí y echo el pajar a la calle para que no paséis”, les dijo Ángel Lordén. Unipublic no sólo pagó al momento, sino que subió a su helicóptero al hijo del dueño del pajar para llevarlo desde la cima hasta Corporales y comprobar que todo había quedado en orden.

La historia todavía tuvo un epílogo. Y entonces hay que recurrir otra vez al contexto. El ciclismo estaba apenas a un año de sufrir la revelación de casos de dopaje que socavaron su imagen durante un buen tiempo. Y la Vuelta a España concentraba entonces un mayor seguimiento mediático. La SER y la COPE acompañaban la carrera con sus primeros espadas. El Larguero, dirigido entonces por José Ramón de la Morena, llenó hasta la bandera el Teatro Bergidum. Y uno de los invitados aquella noche fue el 'Tío Angel', el hijo del dueño de aquel pajar objeto de la discordia. Ángel Lordén ya no recuerda haber estado en el programa, que pasó el episodio por su filtro de humor y su carga de profundidad contra Unipublic. Ángel Arias, que asistió aquella noche al espacio radiofónico, todavía repesca que al día siguiente, con la Vuelta saliendo de Ponferrada camino de Pajares, hubo una protesta en Cubillos del Sil apenas unos días después del accidente de tráfico que se cobró la vida de dos jóvenes en el cruce de la carretera del Pantano de Bárcena.

Roberto Heras ganó la etapa del Morredero (Alejandro Valverde lo haría en la de 2006, la última hasta este 2025, ahora con el desarrollo de la jornada condicionado al pasar por zonas muy afectadas por la oleada de incendios forestales). 'Novel contra novel', tituló la crónica al día siguiente Diario de León haciendo un paralelismo entre el puerto que se estrenaba en el libro de ruta y aquel joven ciclista del Kelme que ganaría la Vuelta a España en cuatro ediciones, récord compartido hasta la fecha con el esloveno Primoz Roglic. La crisis previa también tuvo, lógicamente, espacio en la cobertura de las cabeceras provinciales. 'El pajar de la discordia', lo reportajeó La Crónica de León. El caso todavía es recordado en la Cabrera: una historia de película, todo un wéstern, el de aquella noche en que Corporales se llenó de forasteros.