'Superman': universos de bolsillo

Tendrías unos siete u ocho años cuando se estrenaba a bombo y platillo la más famosa de las adaptaciones al cine de Superman, la película dirigida por Richard Donner y protagonizada por Christopher Reeve que llegaba a las salas como llegaban entonces los grandes títulos del año, como eventos culturales que trascendían lo puramente cinematográfico para convertirse en fenómenos sociales. Y no es difícil de imaginar cómo los ojos como platos de aquel niño se colmaban de fascinación cada vez que nuestro héroe se cambiaba de ropa en una cabina y se lanzaba al cielo para salvar el mundo. Han pasado muchos años y muchas otras películas de Superman desde entonces, pero ninguna ha llegado a alcanzar la magia de aquellas primeras imágenes que todavía perduran en tu memoria.

Ahora llega este filme de James Gunn para romper esa dinámica de títulos prescindibles y presentarnos a un héroe más humano, vulnerable y cargado de sentido del humor que termina por cautivarnos. Es el mismo superhombre de siempre, capaz de derrotar a todos esos malvados que acechan la dudosa armonía de nuestro planeta, pero también un tipo algo inmaduro al que le cuesta lidiar con la más hermosa de las debilidades humanas cada vez que tiene que afrontar su relación con Lois Lane, o que siente una lealtad innegociable por ese superperro travieso y atolondradamente cariñoso que le acompaña en estas nuevas aventuras y que termina haciéndose dueño de la función. Este Superman es más terrenal e irónico, pero no se engañen, cuando se trata de enfrentarse a Lex Luthor y a sus secuaces sigue representando ese mismo arquetipo de héroe bondadoso y lleno de recursos sobrehumanos que habita en nuestra memoria.

Lo mejor de este nuevo Superman es que deja de ser ese titán atormentado cuyo sufrimiento salvará al mundo para convertirse en lo que siempre había sido desde que empezarán a publicarse sus historias en DC cómics: un héroe más terrenal y cercano. En aquellos tebeos se escondían todos los universos de bolsillo que caben en la imaginación de un niño. Y las peripecias de este icónico personaje que ha trascendido su naturaleza de dibujo animado para convertirse en un referente de la cultura popular se sucedían de viñeta en viñeta con cierta ingenuidad pero desbocado optimismo. Ese espíritu desinhibido es precisamente lo que ha recuperado con gran acierto James Gunn en esta nueva adaptación, una divertida película cuyo mayor mérito es no tomarse demasiado en serio, dos horas de buen cine que consiguen encender esa ligera nostalgia por todos aquellos universos de bolsillo que hicieron volar nuestra fantasía infantil.