'Blue Lights': policías

La de policía es probablemente la profesión más representada en novelas, películas o series televisivas. Muchas son obras que exaltan la abnegación y heroísmo de los agentes. En otras vemos como la vida personal de esos mismos agentes se ve alterada negativamente por la investigación que están llevando a cabo. A veces el policía que protagoniza la trama ha de investigar a un amigo, familiar o amante; complicando el deber ético de su profesión y poniendo en jaque a su honestidad; estableciendo delicados equilibrios morales con víctimas o verdugos. E incluso hemos visto unas cuantas narraciones de este género en las que nuestro agente es directamente un criminal, uno de esos tipos que ejercen la corrupción desde dentro del sistema y en todas sus posibles variantes: detenciones ilegales, sobornos, intereses políticos, brutalidad policial, manipulación de pruebas, ocultación de delitos… 

El abanico de posibilidades dramáticas que caben en el entorno policial es infinito y siempre muy atractivo para el espectador. Al fin y al cabo, la vida de estos tipos que salen a las calles cada mañana para enfrentarse a los malos puede ser cualquier cosa menos convencional. Todas esas crónicas narradas en tono de ficción que muestran la vida cotidiana de los policías suelen ganarse el favor del público con facilidad. Series como la mítica Canción triste de Hill Street (1981), que mostraba la cara más humana de los personajes. ’Tengan cuidado ahí fuera’ –¿Lo recuerdan?–, así les decía el sargento Esterhaus a sus agentes tras su charla matinal y al principio de cada uno de los 146 episodios que estuvo en antena.

Esta es seguramente la referencia más palpable que encontramos en Blue Lights. Porque como en aquel serial que contaba la rutina diaria de una comisaria neoyorquina, ahora también estamos ante una crónica que se detiene sobre el trabajo cotidiano de un cuerpo policial, enfocando su mirada sobre los miedos, flaquezas o relaciones personales de los agentes que lo componen. Aunque eso sí, trasladando la acción a la actualidad y a un Belfast cuyas calles ya no viven bajo la espantosa guerra entre católicos y unionistas que dividió la ciudad durante décadas. Ahora solo quedan algunos rescoldos de aquellos años de los Troubles en forma de pequeñas mafias que siguen campando a sus anchas en ciertos barrios, manejando el cotarro delictivo y el tráfico de drogas.

Blue Lights es otro estupendo drama policial británico que cuenta con el infalible sello de calidad de la BBC. Saben construir mejor que nadie este tipo de producciones, con personajes reales, muy bien escritos y mejor interpretados. Te crees lo que ves, el mundo que retrata es cercano y los problemas de sus protagonistas podrían ser los de cualquiera de nosotros. Estamos ante una de esas inequívocas series que simplemente tratan al espectador como a un adulto. Y esto último puede parecer una perogrullada, pero créanme, no lo es.