La jueza que lleva el caso por la muerte de seis mineros por un escape de gas grisú en el Pozo Emilio de Valle de la Hullera Vasco-Leonesa el 28 de octubre de 2013 acuerda en la primera sesión del juicio -dedicada a las cuestiones previas- que los 16 acusados, entre ellos Antonio del Valle Alonso, Arturo del Valle Alonso y Aurelio del Valle Jover, se ausenten después de que hayan terminado de prestar declaración. De esta manera ha respondido a la petición de las defensas de no estar presentes durante los dos meses de sesiones en los que se prevén presentar el resto de pruebas testificales y periciales porque entienden que les ocasionaría “un trastorno económico” y sometimiento “a escarnio público”.
Así las cosas, los Del Valle y el resto de acusados empezarán a prestar declaración este martes y hasta el miércoles de la semana próxima y después podrán evitar “el paseíllo” ante los familiares de las víctimas de los seis mineros fallecidos en el tajo. Tendrán que volver, eso sí, en el momento de las conclusiones y para ejercer, si así lo desean, su derecho a la última palabra.
Además, la magistrada admite que la madre de uno de los mineros fallecidos no testifique a los 90 años de edad y enferma en un estado avanzado de Alzheimer, y que en vez de ella lo haga otro de sus hijos y hermano de una de las víctimas mortales del accidente minero.
Por otra parte, decidió desistir de reclamar por cuarta vez al administrador concursal de la compañía minera el acta de un Consejo de Administración celebrado en abril de 2009 en la que aparecería especificada la organización de la sociedad, tanto en el ámbito técnico -lo que incluye la extracción de carbón y la seguridad laboral- como administrativo, al considerar que la concursal “ha intentado localizarlo sin haberlo logrado”.
El letrado argumentó trato discriminatorio y anunció una posible solicitud de la suspensión del juicio por segunda vez, por entender que existe una vulneración al derecho a la defensa de su representado. Tras el pronunciamiento de la jueza, reiteró su disconformidad e hizo constar una protesta y posibles actuaciones posteriores.
Dilaciones indebidas
Además, varias de las defensas dejaron patente su intención de plantear la posible aplicación del atenuante de dilaciones indebidas para su representados, de forma que las penas impuestas -de existir- pudieran ser rebajadas por los perjuicios ocasionados al juzgar en 2023 unos hechos ocurridos hace casi una década.
Las comparecencias previstas mañana, a partir de las 9.30 horas, en la primera jornada de toma de declaraciones a los acusados, son las del que fuera presidente de la compañía, Antonio del Valle Alonso, del entonces vicepresidente y consejero delegado, Arturo del Valle Alonso y del vocal de la sociedad, Aurelio del Valle Jover.
El juicio se desarrolla en el Juzgado Penal número 2 de León y las sesiones, con la comparecencia de 80 testigos y peritos propuestos por las partes, están previstas de lunes a miércoles hasta el próximo 30 de marzo.
El perdón ya no sirve para las familias de las víctimas
“A estas horas el perdón ya no sirve, fue una gravísima negligencia porque tenían todos los medios para haberlo evitado pero lo que fallaron fueron las personas”, manifestó este lunes el padre de Manuel Moure, uno de los seis mineros fallecidos el 28 de octubre de 2013 en el Pozo Emilio del Valle, en el municipio leonés de Pola de Gordón, a las puertas del juzgado.
Tocayo de su hijo, Manuel Moure se desplazó junto a su mujer, Toñita, que portaba seis rosas en las manos, para asistir a la primera sesión del juicio por un accidente minero que tuvo lugar hace casi una década.
A las familias de los fallecidos por el escape de grisú el perdón “ya no les sirve”. Quizá lo habrían aceptado en un primer momento si la empresa hubiera dicho “lo sentimos por lo ocurrido, que decida la justicia”. Sin embargo, eso no ocurrió por parte de una cúpula a la que “solo le falta decir que la culpa la tienen los que se fueron para allá”.
Moure lo tiene claro: lo que ocurrió aquella mañana de lunes en el Pozo Emilio del Valle fue “una gravísima negligencia” porque la empresa “tenía todos los medios para haberlo evitado, era tan sencillo como haberlos aplicado”, de manera que “lo que fallaron fueron las personas”.
En este sentido, Toñita, su mujer y madre de uno de los fallecidos, detalló que “ya se habían oído quejas con anterioridad”, de manera que si el accidente ocurrió un lunes, el propio Manuel le contó el jueves antes a su mujer que “aquello se estaba haciendo fatal y que iba a pasar algo en cualquier momento”. “Le explicó cómo estaba aquello y advirtió que como le pasara algo, les iba a dar unas hostias a los culpables. Cuando su mujer le dijo que eso sería si se las podría dar, él dijo que sino alguien lo haría por él”, contó, por lo que “hay que pelear hasta el último momento”.
Su mujer apoyó sus palabras de su esposo y afirmó que “desde que pasó el accidente nadie avisó de nada”. Toñita relató que aquel 28 de octubre de 2013 su marido salió a dar una vuelta y cuando llegó a casa le trasladó que había habido un accidente en el pozo en el que trabajaba su hijo, por lo que llamaron por teléfono. “Nos dijeron que colgáramos el teléfono porque no podían atender a nadie y tenían que hacer llamadas, así que mi marido colgó y se fue al grupo”, contó.
A su llegada descubrió que su hijo había sido uno de los fallecidos porque un compañero le dio el pésame. “Así nos enteramos; mi marido se desplomó y todavía estamos esperando a que la empresa nos diga ‘ha pasado esto’”.
“¿Eso son razones de una empresa modelo como decían que eran? No avisaron siquiera a los padres. Un cuñado mío también llamó pero le dijeron lo mismo, que colgara. Eso no son maneras de enterarte de que tu hijo se ha quedado ahí dentro”, contó entre sollozos Toñita, para quien “lo que hizo la HVL no tiene perdón de Dios”.