Las incendiarias protestas vecinales del barrio del Gamonal en Burgos, con la espoleta del proyecto de ejecución de un parking subterráneo y bulevar en este barrio burgalés, no son un hecho aislado, aunque sin duda sí sea el hecho más beligerante y de mayor repercusión.
Pero León también ha tenido sus 'gamonales', fruto de la hartura vecinal, ecologista, patrimonial e incluso comercial. Y al igual que en aquel caso, siempre siempre ha sido fruto de una combinación que genera mucha tensión: especulación municipal para impulsar adjudicaciones a constructores que a la vez son propietarios de influyentes medios de comunicación.
El único caso que acabó en paralización, y escándalo, se produjo en la Plaza de la Inmaculada. En junio de 2006, el Tribunal Superior de Justicia (TJS) echó por tierra un proyecto municipal impulsado (como en todos los casos en la ciudad leonesa, salvo San Marcelo) por el PP de Mario Amilivia que ya tenía una elevada contestación de ecologistas, vecinos y comerciantes erigidos en plataforma.
Los miles de firmas no hicieron nada, fue al final un resquicio administrativo lo que puso la zancadilla. Se trataba de un proyecto para 459 plazas subterráneas y la “adecuación” de la céntrica plaza. Y estaba en manos de la empresa Proinsa, del constructor Martínez Núñez, a su vez dueño del periódico La Crónica de León.
Plaza Mayor, aberración mayor
Mismo empresario, mismo medio, mismo grupo empresarial que se había hecho hace pocos años antes con el parking subterráneo de Ordoño II. En aquel caso, las protestas se limitaron a la duración de unas obras que hipotecaron muchos meses la artería principal de la ciudad. Y poco más.
También Martínez Núñez fue el beneficiario de la adjudicación del no menos polémico parking de la Plaza Mayor, que el tiempo ha demostrado como un fiasco de enormes proporciones. En 2001 de nuevo el PP de Amilivia realizó la contratación y se inauguró por todo lo alto en junio de 2002. Por el medio, la destrucción de más de 3 metros de la muralla medieval, derribo amparado por la Junta y Patrimonio, para permitir el único acceso posible al aparcamiento, fue uno de los más negros episodios urbanísticos de la ciudad.
Pero todo salió redondo. Sobre todo para la constructora (amparada por el periódico de La Crónica), que se gastó 2,1 millones de euros y diez años después le reportó 2,3 millones, gracias a la cláusula que obligaba al Ayuntamiento (a todos los leoneses) a comprar las plazas que la constructora no pudiera vender a particulares. Eso aparte de los más de 600.000 euros públicos con que se pagaron los informes para amparar la aberración de la destrucción de la muralla y la urbanización de la plaza con losas que han tenido que ser permanentemente retocadas con cargo a los presupuestos municipales. Algo así como las más de 10 intervenciones en los adoquines de Ordoño II.
Ulibarri y el Diario se suman
Mario Amilivia también había proyectado otro parking en la Plaza de las Cortes, que fue un anuncio preelectoral que hibernó por el efecto negativo de la Inmaculada y la pérdida de su histórica mayoría. Pero otro que sí salió adelante antes de abandonar la Alcaldía fue el parking subterráneo del Hospital, con idéntico esquema: 40 millones de euros de adjudicación en 2006 a Leocasa (Grupo Ulibarri, dueño del Diario de León para más señas, que a punto estuvo de perder en 'dura' pugna con... Teconsa, o sea, Martínez Núñez). Por cierto, con monumental enfado municipal posterior porque las promesas de poner dinero para sustentar conocidos equipos deportivos no se materializaron.
Aquí las protestas se ciñeron a las medidas coercitivas aplicadas cuando el parking estuvo terminado en 2008, inaugurado por el socialista Francisco Fernández. Tan sólo quedaron 150 plazas en superficie, de 600 que había, y quien se resistía a pasar por caja a 12 euros el día completo y aparcaba en cualquier recoveco, era frito a multas. De lo que más se habló, al final, fue de los 45 euros mensuales que tenían que aflojar los trabajadores, mientras en otros hospitales de la Comunidad tenían plazas gratis reservadas. Algo que la Consejería de Sanidad de la Junta solventó más pronto que tarde, apagando las últimas quejas en la zona.
Queda un parking más de la 'resaca subterránea' de Amilivia: el de Eras de Renueva. 3,6 millones para 410 plazas, casi la mitad de ellas para dar servicio a la Delegación de la Junta, inauguradas en enero de 2003. Por supuesto, Teconsa (Martínez Núñez) detrás de la construcción y el 'gancho social' de que el primer año sería gestionado por Asprona.
En Ponferrada
En Ponferrada, aunque sin una protesta elevada, el esquema en el caso de los dos aparcamientos subterráneos de Pérez Colino y la Plaza Mayor ha sido idéntico y con el mismo protagonista: Martínez Núñez y su grupo. Ambos bajo mandato de Ismael Álvarez, entonces bajo las siglas del PP. Aquí no se produjeron airadas protestas, más allá de diferencias sobre valoraciones económicas vecinales, ciertos sobrecostes y el hecho de que no siempre se hiciera cargo de la urbanización en superficie, que acababa costando más dinero a los bolsillos de todos los ponferradinos.