¿Dónde se ha metido todo el mundo? (IV) Los seis años sin Semana Santa en León por culpa de la invasión de Napoleón

Los días que más fantasmagórica parece la ciudad son los días de la Semana Santa. Acostumbrada al bullicio de leoneses y visitantes, el paso de procesiones, estruendo de tambores o anuncio de las bandas. Hoy León parece una ciudad mucho más fantasmagórica, si ello es posible.

A raíz de la inédita suspensión de la Semana Santa, he buscado precedentes, y los he encontrado en dos ocasiones: una en vísperas de la Guerra Civil en 1936. Y aún antes, durante la Guerra de la Independencia. Los dos grandes conflictos que han sacudido nuestra tierra.

La suspensión a comienzos del siglo XIX fue bastante larga, a pesar de las cofradías. Y voy a tratar de contar hoy un poco de cómo fue aquello.

Tras el 2 de mayo de 1808 la guerra tardó unos meses en llegar a León. Con la victoria española de Bailén (aquí en vídeoinfografía la primera derrota en campo abierto de un ejército napoleónico contra tropas españolas) prácticamente se expulsó a los franceses de la península. Pero a finales de año Napoleón en persona dirigió un ejército para ocupar España. Los ingleses habían enviado un cuerpo militar de apoyo, pero la invasión francesa fue imparable y tuvieron que retirarse hasta La Coruña para huir por mar.

Durante la retirada fueron perseguidos por Bonaparte en una loca carrera en pleno mes de diciembre, atravesando León, Astorga y el puerto Manzanal con ventisca incluida.

De ello habla este artículo de la batalla de Cacabelos, cuando el Emperador de Francia estuvo a punto de ganar en persona al ejército inglés, con el que sólo luchó una vez: en Waterloo, con el archiconocido resultado de su derrota final en 1815.

Las tres cofradías de la ciudad de León

Por entonces las cofradías de la ciudad eran tres, la Vera Cruz, con sede en San Francisco, Dulce Nombre de Jesús y Angustias y Soledad ambas con sede en el convento de Santo Domingo. Ambos fueron saqueados, como toda la ciudad y además Santo Domingo se añadió un incendio.

Años después las autoridades afrancesadas no quisieron aclarar las circunstancias y en una investigación declararon “que se quemó casualmente”.

De cualquier modo, en 1809 la ciudad de León se quedó sin procesiones de Semana Santa. Y los años siguientes también, puesto que León estuvo bajo control francés y se decretó la desaparición de conventos y cofradías. Esos años fueron muy duros para los vecinos de la ciudad.

Además del saqueo al que aludimos, periódicamente se vieron sometidos a requisas para los ejércitos o contribuciones en dinero que desangraron a la población leonesa y en general a la española.

Seis años sin Semana Santa

Las cofradías estuvieron, se puede decir que hibernando, durante seis años hasta el final de la guerra, en 1813, fecha en que los franceses se fueron definitivamente de la ciudad y del país. Entonces el Ayuntamiento de León debió organizar la primera procesión, la del Santo Entierro ya que esta institución debe velar para que se celebre cada año.

Más adelante las cofradías volverían a reorganizarse muy poco a poco. Por ejemplo, la cofradía de Jesús comenzó a recomponerse hacia 1815, según cuenta el historiador Gonzalo Márquez, cuando se nombró abad tras 7 años y registran gastos para comenzar a sacar procesiones a la calle.

Documentando piedras

En relación con la historia de hoy, mi compañero Fernando Muñoz hizo un hallazgo, en una pequeña intervención arqueológica de la plaza de San Francisco. Estaba próxima a la cerca medieval de la ciudad, en un pequeño vaciado en la acera de la calle, que en esta ocasión no proporcionó nada relacionado con la muralla y tan solo los cimientos de un inmueble que de unos 300 años de antigüedad.

Una nota. Las fachadas y por lo tanto las calles (en urbanismo se dicen 'las alineaciones') se han movido mucho en los últimos 200 años, para ensanchar las rúas y las plazas o buscando la línea recta para callejas muy sinuosas. Así que es habitual, al excavar en un vial urbano, que aparezcan casas de hace trescientos años y éste era un caso claro de una plaza que se ha ampliado.

Vuelvo a mi historia. Para identificar el hallazgo revisamos un plano procedente de la Chancillería de Valladolid, del Hospicio de León y su entorno, levantado en 1817. Cuál fue mi sorpresa al leer la leyenda del plano que situaba aquí el 'convento de Dominicos' (el número 36 enclaustrado en un óvalo rojo en la imagen de abajo). Al principio pensé que era una confusión del escribano, por que el convento de los Dominicos, o de Santo Domingo, estaba en la actual plaza del mismo nombre que es el centro de León. Así que seguí comprobando la lista.

ES.47186. Planos y dibujos desglosados, 182, Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

Pues no. Con el número 35 aparecía 'calleja entre el Convento de San Francisco y el de Dominicos', lo que en la actualidad es la avenida Miguel Castaño y que obviamente se ha ensanchado hasta su tamaño actual. ¿Por qué el plano se empeñaba en situar el convento en una casa pequeña de San Francisco? Que encima era el inmueble que habíamos descubierto nosotros. Ya era casualidad.

La solución al enigma nos la dieron las publicaciones de historia de las cofradías, que han desmenuzado la poca documentación que hay.

El misterioso 'convento de Dominicos'

Al final de la guerra de la Independencia los dominicos regresaron a León, pero el estado inhabitable del convento motivó su alojo en una casa de la parroquia del Mercado, que se alquiló al efecto, aunque se quejan de su estrechez e incomodidad. Por ello piden el uso de la capilla de Santa Nonia para celebrar sus oficios.

La solución era temporal, ya que la intención de los dominicos era reparar y regresar al primitivo convento. Y así durante los años 20 del siglo XIX se acometieron obras en Santo Domingo, aunque la Desamortización acabó con sus esperanzas de regresar.

En este edificio, que el plano se empeñaba en llamar 'convento de Dominicos' se alojó efectivamente la comunidad de monjes con las cofradías que estaban en su antiguo convento, entre ellas las de Jesús y Angustias. Y aquí se reunieron de nuevo sus juntas de gobierno –juntas de seises, como dicen en términos cofrades– para reorganizar de nuevo las procesiones, dicen en sus papeles en una casa del barrio del Mercado.

Sabemos más sobre el inmueble. En el Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1751, la casa pertenecía a un rentista asturiano, propietario de otros inmuebles, que lo obtenía 440 reales al año. Y que tenía patio y jardín.

Este edificio, del que disponemos de una antigua fotografía fue la sede de las cofradías durante varios años a inicios del siglo XIX y aquí se empezaron a reorganizar para reiniciar las procesiones en 1814, poniendo fin al parón más grande de la Semana Santa que se conoce.

La sede de Jesús y Angustias sería en la capilla de Santa Nonia, a causa del incidente de las tropas de Napoleón, donde hoy siguen.

Solo hay que añadir que después de desaparecer las cofradías y la Semana Santa durante la Guerra de la Independencia durante seis largos años, el siglo XIX tuvo una curva ascendente de esta celebración que conoció una época brillante de su Historia. Mi deseo es que después del parón de este año por la pandemia del coronavirus sigan años de esplendor.