La mitad del Parque del Lago de Sanabria se ha quemado este verano y ahora peligra la contaminación de sus aguas

Cerca de 12.000 hectáreas han resultado calcinadas en el Parque Natural del Lago de Sanabria después del paso del incendio forestal desatado en la localidad de Porto que, en total, ha afectado a aproximadamente 20.000 hectáreas en la parte zamorana y leonesa (ya que llegó también hasta el Lago de La Baña). De esta forma, las primeras estimaciones del satélite Copernicus indican que se ha calcinado más de la mitad del total de 22.365 hectáreas que ocupa, concretamente un 53%. Aunque lo peor parece haber pasado (al menos, en cuanto al fuego), las consecuencias que puede tener en el lago serán determinantes durante la temporada de lluvias. 

El incendio, originado el 14 de agosto en la localidad zamorana de Porto (perteneciente al municipio de Galende) llegó a un nivel 2 de gravedad, cruzando la frontera con la provincia leonesa, arrasando completamente con el lago de La Baña y avanzando a través del Parque Natural del lago sanabrés hasta calcinar más de la mitad de su superficie. 

La figura de Parque Natural fue creada en el año 1978 con el objetivo de preservar la morfología de las rocas esculpidas por los glaciares cuaternarios, una rica fauna (como el lobo ibérico) y flora. Se trata del lago de origen glaciar más grande de España y cuenta con otros reconocimientos como Sitio Natural de Interés Nacional y Paraje Pintoresco. 

Por todo ello, el lago y su entorno se han convertido en la atracción turística principal de la comarca sanabresa, que se encuentra en el límite al suroeste con la provincia de León, con la que comparte un importante vínculo histórico, social y cultural. Una relevancia para esta despoblada comarca que ahora está en jaque después del paso del incendio. 

Puebla de Sanabria es el principal núcleo urbano de la comarca zamorana, muy dependiente de su turismo rural. Allí, aunque no llegaron las llamas, sí llegaron el humo, las cenizas, los evacuados y, ahora, las cancelaciones. Así lo cuenta el alcalde de la localidad, José Fernández Blanco: “Aquí en Puebla todavía se está salvando un poco la restauración, pero durante los últimos 15 días, desde el punto de vista turístico y económico, ha sido un desastre total en toda la comarca”. 

Una comarca muy unida a las vecinas, como Aliste o La Carballeda, donde también han sufrido los estragos del fuego. A la primera de ellas afectó de gravedad el incendio de la Sierra de La Culebra, que en el año 2022 calcinó más de 30.000 hectáreas. Este año le ha tocado a La Carballeda, con el foco desatado en Molezuelas, que acabó traspasando la frontera con la provincia de León y ha terminado siendo el peor incendio en España desde que se tienen registros, con aproximadamente 40.000 hectáreas calcinadas entre las dos provincias, según los datos de Copernicus. 

“No aprendimos mucho, porque en este caso, quien es competente en prevención de este tipo de desastres es la Junta de Castilla y León, y no ha hecho absolutamente nada”, critica Fernández, que también reflexiona sobre la dependencia de la comarca con el turismo rural: “El turismo es importantísimo, claro que lo es, pero cuando económicamente dependes de un elemento que puede cambiar de forma radical, como es el turismo, pasan estas cosas y nos venimos abajo. Hay que diversificar y hacer proyectos importantes en la comarca que, además, sean capaces de sostener la población”. 

Del turismo depende también casi íntegramente uno de los municipios pertenecientes al Parque Natural, Galende, cuyo teniente de alcalde, José Manuel Chimeno, ha visto el progreso del incendio desde que se inició: “A nosotros desde el primer día el incendio nos machacó”, cuenta a ILEÓN. “Se cayeron las reservas en casi todos los alojamientos rurales, los restaurantes se quedaron vacíos y hasta la gente de aquí se marchó porque no se atrevieron a quedarse”, explica. 

Una altitud que no es habitual

Las llamas del incendio de Porto no afectaron a ningún núcleo poblacional, pero desde Galende se ve la sierra quemada con sus robles y brezos. El Parque Natural se sitúa entre los 997 metros de altitud, a orillas del lago que se encuentra en el término municipal de Galende, hasta los 2.124 metros de altura que tiene el pico Peña Trevinca. Unas altitudes poco comunes para grandes incendios (es decir, aquellos de más de 500 hectáreas).

Eso ha determinado el profesor de la Universidad de León, Fernando Castedo, en su investigación: “Siempre ha habido incendios a altitudes elevadas, de 1.500 metros o más, pero de unas decenas de hectáreas. Lo que vemos ahora son grandes incendios que están ardiendo a altitudes que no eran habituales”, valora. 

Los factores que están haciendo que los incendios forestales suban de altitud y se mantengan ardiendo hasta llegar a miles de hectáreas arrasadas son, en primer lugar, el cambio climático que ha hecho que la última ola de calor se alargase durante semanas: “La ola de calor ha secado todo el combustible en zonas altas, que habitualmente están más húmedas”; y, en segundo lugar, la abundancia de vegetación: “Incluso a esas cotas tan altas antes estaban más pastoreadas y eso ha ido desapareciendo”, dejando unas montañas con más combustible y más secas. Un cóctel perfecto para el desastre. 

Un valioso ecosistema en riesgo

El Parque Natural del Lago de Sanabria es el hábitat de numerosas especies de flora y fauna. Entre estas últimas destaca la presencia del lobo ibérico, especialmente frágil, que ahora puede sufrir las consecuencias de este devastador incendio: “El lobo tiene una movilidad elevada, en principio no debería de haber mortalidad directa”, valora Castedo, quien añade: “El problema es que sus presas, mamíferos como el corzo o el ciervo, sí se han podido haber visto afectadas de forma que pueda perder capacidad de alimentación. No es quizá un daño directo de mortalidad, sino uno a medio plazo por la pérdida de hábitat de sus presas”. 

El profesor de la Universidad de León indica que sí que pueden haberse dado especies que hayan sido gravemente dañadas de forma directa, como árboles muy viejos que hayan muerto entre las llamas o incluso fenómenos de extinción local“. 

La mayor parte del terreno quemado se corresponde con matorral bajo, como el brezo y, aunque el daño medioambiental por la cantidad de hectáreas es alto, la vegetación de este tipo puede recuperarse en un par de años, según los expertos consultados por este periódico. Sin embargo, el verdadero riesgo medioambiental se manifestará en los próximos meses, con las lluvias. 

Las cenizas que dejan atrás las llamas producen diferentes tipos de cargas contaminantes, tanto en ríos como en lagos y, especialmente, en la biodiversidad que los habita. Lo explica el profesor de la Universidad de León Eloy Bécares: “Un tipo de contaminantes son sólidos suspendidos que desembocan en ríos y lagos y que tienen un efecto nocivo sobre los peces porque necesitan tragar agua a través de sus branquias. También tienen un efecto nocivo sobre invertebrados de agua dulce, porque muchos de ellos son filtradores y retienen esas cenizas”. Por ejemplo, las reconocidas truchas que habitan el lago, sufrirán los efectos de esta contaminación.

La presencia de cenizas en las aguas provoca el enriquecimiento excesivo de nitrógeno y fósforo, que produce un sobrecrecimiento de algas: “Esto supone que habrá fuertes oscilaciones de oxígeno entre el día y la noche, porque es por la noche cuando las algas consumen oxígeno. Esto puede poner en peligro muchas comunidades y, de hecho, va a cambiar muchas comunidades que habitan en el lago”. 

Otro tipo de contaminación menos conocida es que parte de la combustión que han dejado los incendios puede llegar a ser tóxica: “Al igual que decimos que no nos conviene comer restos quemados de la carne, porque se forman productos que son tóxicos, en la materia quemada que dejan los incendios es lo mismo”. Esos restos potencialmente contaminantes llegan a las aguas y es difícil conocer los efectos que pueden provocar en el ecosistema.

“Si cambias las comunidades de invertebrados, el resto de la fauna cambia dramáticamente. Hay muchos estudios sobre los efectos de los incendios en los cauces de agua y se sabe que producen una alteración brutal del sistema”, alerta Bécares. 

Todo ello quedará patente en cuanto lleguen las lluvias, especialmente si son torrenciales, en esta zona y otras quemadas por los incendios de este verano: “El suelo quemado por un incendio ya no tiene cobertura vegetal y, por tanto, no tiene nada que lo retenga. En el momento que llegue la lluvia, lo que va a hacer es arrastrar el suelo al río”. 

El Lago de Sanabria es el principal recurso turístico de una comarca que depende en gran medida de este sector y que atrae a miles de personas cada verano. ¿Puede esta contaminación afectar al baño?: “El baño está controlado por unas medidas reguladas por el Estado de calidad de agua. Mientras se sigan cumpliendo esos criterios, no suele haber ningún problema. En el Lago de Sanabria habrá un problema de exceso de nutrientes y, por tanto, desde el punto de vista del baño no habrá grandes problemas. Lo que la gente va a notar ya es que el agua estará muy turbia”, adelanta Bécares. 

Evitar todos estos problemas implicaría actuar de inmediato, según especifica el profesor de la Universidad de León: “La forma de evitar escorrentías es cubrir toda la zona quemada, o la mayor parte que se pudiera, con vegetación como restos de pajas o cualquier cosa. Obviamente después habría que hacer algunos tipos de labores, por ejemplo, creando pequeñas balsas de decantación en las cuales parte de esas aguas contaminadas pudieran retenerse antes de llegar al lago”. 

Sin embargo, estas labores no serán fáciles de llevar a cabo, principalmente por la gran cantidad de hectáreas a las que ha afectado el fuego (en el Parque Natural rondan las 12.000 hectáreas, según datos de Copernicus) y la rapidez con la que habría que actuar. Por ahora, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora ha descartado tomar medidas al respecto, argumentando que es la Confederación Hidrográfica del Duero (dependiente del Gobierno de España) quien lleve a cabo cualquier tipo de acción de prevención. 

La mitad que se ha salvado

Ciertamente, el daño en la comarca de Sanabria ha sido grande pero los sanabreses quieren dejar claro al turista que la otra mitad del Parque Natural está igual que siempre, pendiente de un otoño que llene de colores sus paisajes. De no regresar, el golpe económico a Sanabria sería grave: “Queda mucho que hacer y aquí estamos, aunque un poco ennegrecidos por el fuego y las cenizas, merece la pena seguir viniendo como se venía”, valora el alcalde de Puebla. 

“Cualquiera que venga a Sanabria no va a ver lo que fue el fuego, todavía se conserva todo muy verde”, anima el teniente alcalde de Galende cuya esposa regenta una casa rural: “Septiembre es un mes maravilloso aquí, hoy mismo ya me ha entrado una reserva para venir y yo creo que puede haber más gente que se lance un poquito”. 

“Tengo la absoluta seguridad de que esto vuelve. Hemos pasado un mal trago pero ahora toca continuar. El apoyo que hay que dar ahora a la gente afectada es que la gente venga y sus negocios sigan funcionando”, invita Chimeno. 

Otras zonas en riesgo

Los vecinos de Terroso, una localidad perteneciente al municipio de Cobreros (uno de los que forman parte del Parque Natural del Lago de Sanabria), llevan años alertando del riesgo que supone el pinar que, aseguran, no tiene ningún cuidado y, al estar tan cerca de las casas habitadas por vecinos, ìmplica un peligro con el que conviven día y noche cada verano. 

Este verano, especialmente, los vecinos de Terroso han pasado miedo, viendo cómo a lo largo de Castilla y León prendían focos de forma diaria, preguntándose si la localidad sería la siguiente en ver las llamas. Ante esta situación, una vecina, María Jesús Sánchez y su esposo decidieron convocar una manifestación para llamar la atención del riesgo y abandono al que se someten cada verano: “Veíamos que el fuego era posible, porque se estaba quemando el Parque. Convocamos a los vecinos y acudieron todos”. 

Medio centenar de habitantes de este pequeño pueblo de Sanabria acudieron a la calle con una pancarta para reclamar a la Junta de Castilla y León que se realice un cortafuegos en todo el perímetro del pinar de Terroso. De igual manera, han presentado un escrito a la Delegación Territorial de la Junta en el que reclaman este cortafuegos, por ahora sin recibir respuesta.