La Junta está anunciando que se repetirá la fiesta del 23 de abril el 2025 descentralizada. Vaya cara más dura. ¡¡¡Eso es lo que descentralizan!!! Nuestros bienes se los llevan al centro del poder sin piedad. ¡Y quieren traernos circo! Porque el pan, señor alcalde, encima, lo hemos de poner nosotros. Todo ello supone vejación para el leonesismo y dos tazas de caldo autonómico para los leoneses colonizados.
En su pronta salida a los medios, el alcalde legionense, como respuesta a lo del festejo, creo leer entrelíneas que, cuando les habla en plan recordatorio de lo que puede suponer una incitación alevosa para los leoneses, algo así como querer torear nuestros sentimientos, sí se propone frenar el ímpetu juntero.
Como últimamente se ve mucho por aquí a Pollán, devenido en defensor de la fiesta descentralizada a la orden del señor Mañueco, he llegado a pensar que le trajo el aviso/sonda festero. Estamos hablando de la segunda intentona autonómica de traer lo que no queremos, y con desfachatez extrema reiterativa... ¡Querer decirnos quién manda aquí!
En cuanto a mandar aquí, precisamente en la capital, algo tendrá que decirles en serio José Antonio Diez, el alcalde legionense, y desde este momento, pero cubriendo etapas preventivas, esto es, en guardia permanente sobre el tema, dado el maniobrero comportamiento de los gerifaltes del ente autonómico.
Para empezar, que sepan que aquí, en Legio, ni mandan ni se les espera para la fiesta autonómica que ellos diseñan. Y que sí piensan otra cosa se equivocan plenamente. ¿O no es así, señor alcalde?
Con todo respeto me permito recordarle, cómo le llevaron a una encerrona, según mi punto de vista, aludo a la presentación a los medios de la apertura de la Estación de Autobuses, la que remodelaron a su antojo, culminaron como quisieron en cuanto a cabida, distribuciones y sin intercomunicación con la del ferrocarril, en un todo, que era lo pertinente. ¡Todo para qué no destaquemos en nada!
Pero, eso sí, ni ellos, ni sus informadores locales, señor alcalde, le pusieron en antecedentes de la culminación a mayor gloria de la Junta Autonómica, mediante la señalética lujuriosa, en ostentación y número, colocando por doquier innumerables rótulos de la Junta, del ente, de los que se sienten los amos. “Y le invitaron al acto”. Creo que le colaron un gol.
Bien, vamos al hoy, si usted es la máxima autoridad en Legio, y no dudo que tiene claro su poder, faltaría más, ya lo ha demostrado ocasionalmente, me atrevería a pedirle que ahora tuviera “¡querer!” para hacerles saber a los gerifaltes, a los delegados, a los emisarios de la Junta de Castilla y León, que sin su anuencia no hay fiesta externa, me refiero a jolgorios verbeneros en las calles capitalinas. ¡La prevención es el mejor antecedente de la seguridad! ¡¡Venir aquí con alharacas festeras castellanas, suena a provocación!!
De fiestas en la calle, porque sí, ¡nada! Si quiere algún grupo de políticos venir a alguna actividad y se encapsulan en el patrimonio que nos tienen 'okupado', no habrá más remedio que tragarlo. No le puede poner freno directo, por ejemplo, y no es por darles ideas, tal como si se quieren reunir... ¡en nuestro Botines! Hoy 'okupado' por potestad arbitraria del usurpador institucional autonómico, mediante Fundos, como vigilante patrimonial de lo nuestro, lo leonés.
Advertir a los dirigentes autonomistas
Habrá que advertirles en tiempo y forma, y como mejor proceda, a los dirigentes autonomistas, que todo aquello: programa de actos a desarrollar en la vía pública, parques, plazas capitalinas, y cuanto deseen entamar por su fiesta de Villalar, han de someterlo con rigurosidad a la consideración del consistorio, para su estudio, rechazo o aprobación según proceda. ¡Quien evita la ocasión evita el peligro! Y sobre todo: ¡No ofender a todo un pueblo!
Y de ser esto así, y en consonancia con su potestad, ¡y el apoyo del pueblo que corrige!, que lo tengan presente los autonomistas, recordando la diferenciación regional, identidad, personalidad y territorio leoneses, en esta circunstancia como en todas no está el 'patio' legionense para fiestas impuestas.
Las nuestras, las tradicionales, son suficientes, disfrutadas y sentidas. ¡Fuera el invasor disfrazado!
Al señor Pollán, a quien dedicaré una muy próxima 'opinión', que viene cargando con su presencia en León una mochila de ínfulas políticas, termino preguntándole:
¿Acaso viene a decirnos que volverán las oscuras golondrinas…? Qué digo de unas amigas de fugaz vuelo… nada, ¡Albricias! Si acaso que como ellas, los políticos, los del ente que aprendieron nuestros nombres... ¡Leoneses! Recibiendo nuestra negativa festera de una autonomía impuesta, esos no volverán con sus tenderetes alquilados nuestras calles a 'okupar'.
¡Para venir hay que pedir permiso!
Por imperativo colonial y a la brava... ¡¡¡NO!!