Alcalde, déjenos descansar

Sirva esta carta abierta al alcalde de León, que firmo en mi nombre, pero en representación de mis vecinos y me consta que, en representación de la inmensa mayoría de los vecinos del entorno del Parque de San Francisco, no sólo como simple petición, sino como ruego (como súplica, si fuera necesario) por el bien de nuestra salud física y mental y la de nuestras familias. 

Vaya por delante que entendemos que la convivencia en sociedad requiere que, en ocasiones, tengamos que ceder parte de nuestros derechos y nuestras libertades, a favor del bien común, de la organización de eventos festivos y del ocio y del entretenimiento del resto de nuestros vecinos leoneses. Sin embargo, es totalmente injusto que esas concesiones tengamos que ser siempre los mismos en hacerlas, a costa de nuestra propia felicidad y salud. 

Es lamentable que muchos de los vecinos de la zona de San Francisco, Lancia, República Argentina, Covadonga o Padre Javier de Valladolid, vivamos con angustia los escasos momentos durante el año en los que podemos descansar tranquilos, de tal forma que los pocos que tienen esa opción, buscan el descanso en segundas viviendas durante cada vez más semanas al año. 

La música del Come y Calle que antes sólo la sufríamos una vez al año durante las fiestas de San Juan y San Pedro y a un volumen incómodo pero aceptable, ha pasado a extenderse también a San Froilán, con el volumen cada vez más alto e insoportable y cada vez más días. 

Si esto no fuese suficiente, desde hace unos años también tenemos que soportar la machacona música de las atracciones de los feriantes, instaladas en el aparcamiento de Correos y en la calle Padre Javier de Valladolid que, como en el caso del ‘Come y Calle’ empezaron sólo para animar a los más pequeños de la casa las dos semanas de Navidad, para ahora también tener que soportar es ruido constante durante casi dos semanas durante Carnavales. 

Al momento de escribir esta carta abierta, veo con angustia desde la ventana de mi habitación, que comienzan a instalar las atracciones de feria junto al conservatorio de música, y me produce una tremenda ansiedad pensar que, en esta ocasión, la instalación de dichos aparatos y su machacona música, la sufriremos desde el 29 de noviembre hasta el 6 de enero. Casi un mes y medio e, inexplicablemente, disponibles casi un mes antes de que a nuestros pequeños les den vacaciones en sus colegios. 

Recuerdo que una polémica parecida saltó hace años a la actualidad con la música del acordeonista Arty, para mi gusto, mucho menos molesto que la monserga de los feriantes, y se llego a la solución de ir rotando de ubicación. Los vecinos del entorno del Parque de San Francisco exigimos la misma solución y que estos eventos y atracciones vayan rotando por distintos parques de la ciudad ya que, sin duda, animarían otros barrios derpimidos y nos ayudaría con nuestra propia salud mental. 

En su defecto, también sugiero que los distintos conciertos y atracciones se instalen bajo la casa del alcalde para que experimente en su propia piel nuestro sufrimiento.