Como cada año, en torno al 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, en Villablino la actividad gira en torno a 'La Feriona'. La feria ganadera en origen que ha dado paso a un gran mercado de vendedores ambulantes, convierte este día en la capital lacianiega en el lugar de encuentro de una gran marabunta humana que se desplaza por las calles de la villa en busca de ver, ser vistos, comprar, comer o simplemente disfrutar de la sensación de aglomeración.
La actividad especial se percibe desde la tarde del viernes, en que los vendedores ambulantes más madrugadores comienzan a llegar para ocupar los espacios que el Ayuntamiento les ha asignado en las avenidas de El Bierzo y de Constantino Gancedo, calles García Buelta, Doctor Fleming y Vega del Palo, aparcamientos de Cuatro Caminos.
Según una nota hecha pública por las autoridades municipales este jueves, más de 500 puestos habilitados ya estaban asignados, “lamentando la falta de espacio para poder ubicarlos a todos en los lugares deseados”. Esta práctica de ubicaciones municipales es reciente de apenas los últimos 25 años.
Con anterioridad a esta regulación municipal, eran los propios mercaderes quienes en fechas anteriores al doce de octubre se acercaban hasta Villablino y marcaban sus espacios con señales de pintura en los bordillos de las aceras o las paredes de las calles, donde luego se iban a instalar.
También mediante un bando municipal a principios de septiembre se convocaba a los ganaderos que pretendiesen acudir tanto al mercado del 12 como al concurso de Asturiana de los Valles, que se va a celebrar del 18 al 20 de este mes, a solicitar el espacio para asignarles los amarres correspondientes en el recinto ferial.
Actividades para el 12
Desde primera hora ganaderos y feriantes comienzan a ocupar los lugares asignados y ubicar unos sus reses, los otros sus puestos, como los dedicados a comidas (pulpo, asados, empanadas, panaderos, bacalao, quesos, embutidos, confiteros, frutos secos, encurtidos, golosinas,…). Un conglomerado muy heterogéneo, que si el tiempo acompaña pronto se verá muy concurrido.
La lluvia suele ser un mal aliado para la celebración, pero tampoco es inconveniente para que las gentes acudan a esta cita anual, que es toda una tradición en la comarca. Donde no es tanto por el afán o la necesidad de comprar, si no más por ver y ser visto. Donde los saludos entre gentes que hace tiempo, incluso años, que no se ven y vuelven a encontrarse no es para nada excepcional.
A las 12 de la mañana, el templo parroquial de Santa Barbara es la cita para las autoridades, que acuden a la misa en honor de la patrona de la Guardia Civil, para al finalizar disfrutar de un paseo hasta el cuartel situado en el extrarradio del mercado ambulante.
Además del ganado, en el recinto ferial, la Asociación de Criadores Lacianiegos de Mastín Español (ACLAME) expondrá los mejores ejemplares de sus asociados, acreditados ganadores de concursos nacionales e internacionales.
Igual que se formó ese enjambre humano por la mañana para recorrer las calles de Villablino, al atardecer se comienza a diluir y ya en el oscurecido ha desaparecido de todas las calles y solo queda, el paisaje después, no de la batalla, si no de la feria. ¡Que los empleados municipales de limpieza comienzan ya a adecentar y la sensación de una vez más confirmar, “¡nos vemos el año que viene!”. Porque esta es la fecha del año, en la que más expatriados en otros tiempos de Laciana, regresan para reencontrarse con su tierra de origen y muchos de sus coetáneos.