Óscar M. Prieto: “El tiempo como condición esencial del ser humano, como lo fugaz e inaprensible de la vida”

Manuel Cuenya

Nacido en Benavides de Órbigo, Óscar M. Prieto es un narrador y trotamundos que en breve, por cuestiones relacionadas con su trabajo, viajará a Rovaniemi (Laponia, Finlandia), la tierra de Santa Claus, para hacerle una visita y “llevarle las cartas que me lleguen”, aclara él con sentido del humor, porque “vivimos tiempos tristes”. Asimismo, el autor de Palabras de carne y hueso, por la que recibiera el Primer Premio del Certamen de Novela Corta de la Obra Cultural de Caja Madrid en 1995, está convencido de que el acto de escribir una carta a Santa Claus o a los Reyes Magos es un ejercicio saludable, “pues se dan en el mismo los pasos necesarios para abordar cualquier problema y salir airosos de él: primero detenernos, por un rato, sentarnos a solas y reflexionar, hacer balance sobre lo que hemos hecho bien y lo que hemos hecho mal. Segundo pedir lo que queremos. Esto exige un verdadero ejercicio de introspección. Tercero, dar nuestra palabra de que esta vez intentaremos de verdad hacerlo mejor y no cometer los mismos errores y, por último, tener fe, confiar en nosotros mismo y en los demás, contar con ellos”. Así se expresa este filósofo y contador de historias, cuya obra literaria resulta singular y a la vez compleja, en el sentido de que se compone de distintos elementos y pretende abarcar diversas facetas: descriptiva, narrativa y reflexiva: “el orden de factores no altera el producto”, matiza el creador de 'El tercer sacramento', consciente de que su obra no figura ni en el ámbito de la novela histórica, ni de novela negra, “ni tampoco sentimental o más concretamente carnal o erótica”. Es decir no tiene nada de lo que al parecer hoy en día es necesario para abrirse camino en el mundo literario. “Qué le vamos a hacer”. No obstante, Óscar M. Prieto, que ha cursado cinco años de Filosofía pura, emplea esta materia en la creación literaria como poderoso instrumento para hacer parir a la realidad, “como una matrona”, porque la Filosofía –así, con mayúscula–, “que también afina mucho la ironía, quizás demasiado”, es indisociable de su forma de escribir y de entender el mundo, de entender en definitiva a sus semejantes y a sí mismo.

Lo mejor de todo, de haber sido traducido al italiano, es ir paseando con unos amigos por el barrio del Trastévere y de repente oigas: 'Oscar. Oscar Prieto! Cóme stai scritore!'.

El tiempo y el amor

Aunque lleva más de media vida fuera León, o tal vez por eso, Óscar –en una explícita referencia a su admirado escritor Julio Llamazares– lleva el paisaje materno, que es el que mejor se conoce y el que nunca se olvida, muy adentro y está muy presente, cual lengua materna, en su obra y en concreto en 'Las horas se ríen de mí', dedicada a su abuelo, donde el tiempo –su genuino protagonista– transcurre a orillas del río Órbigo, el río de su infancia, y también en 'Love is a game'–que ha sido traducida al italiano– , una novela más urbana que la anterior, en la que el Musac deja de ser un museo para convertirse en Ciudad Presente, “ciudad levantada por la modernidad, al lado de Viejo Reino, de donde huyen los habitantes porque hasta se caen las gárgolas”. En esencia, los temas recurrentes en la obra de Óscar M. Prieto son el tiempo y el amor. “El tiempo como condición esencial del ser humano, como lo fugaz e inaprensible de la vida... y el amor como piedra alquímica capaz de detenerlo y preñarlo de sentido”. La memoria, el olvido, la soledad, el amigo, el abuelo –como noción más antigua y familiar del tiempo–, la noche, los besos, el río, el Arte como vía inmortal, Caravaggio... son algunas de sus señas de identidad. Y precisamente sobre la identidad (como trama principal) y Caravaggio versa su novela 'Berlín Vintage', aún inédita, que saldrá, según su autor, para el próximo año bajo el sello Tropo Editores, “una editorial que cuida mucho las obras con las que se compromete”. Ambientada en varias ciudades de Europa, entre ellas Berlín y Roma –una buena excusa para visitar todos estos lugares–, el protagonista emprende un viaje siguiendo el hilo de las obras de Caravaggio, genio del Barroco por el que Óscar siente auténtica pasión, tanto es así que “si no fuera español, sería italiano”, se atreve a decir M. Prieto, que se confiesa devoto de Italia, no sólo de sus ciudades sino de sus gentes, su cocina, sus artistas, “hasta de los cipreses de La Toscana”, aclara con humor. “Soy feliz en Roma, me pierdo en Venecia y en ningún otro lugar he sentido tan completa la serenidad como en el Mausoleo de Gala Placidia en la ciudad de Rávena. Pero lo mejor de todo, de haber sido traducido al italiano, es ir paseando con unos amigos por el barrio del Trastévere y de repente oigas: 'Oscar. Oscar Prieto! Cóme stai scritore!'”.

Da lo que te sobra y nunca te faltará lo que necesites

Sabedor de que a escribir se aprende escribiendo, Óscar intenta dar un paso más en cada una de sus novelas, desde su primer libro, donde ya se percibe el germen de una vocación, hasta su última obra, la que él considera la más completa. Infatigable, está ahora trabajando en dos novelas, “una en fase ya de redacción y la otra perpetrándola con anotaciones”. La primera se titula '40' en clara referencia a su propia edad actual (el tiempo como obsesión y tema esencial), mientras que la segunda, cuyo título sería 'El hombre que perdió el teléfono', podría resumirse, según su creador, con esta cita de San Agustín: “Da lo que te sobra y nunca te faltará lo que necesites”. Y agrega: “Andar y ver, tropezar y no caer...”.