La DO León recoge cerca de tres millones de kilos de uva “de muy buena calidad”

ICAL

La Denominación de Origen León concluyó una “accidentada vendimia”, condicionada “por las continuas interrupciones causadas por las lluvia”, con la recogida de casi tres millones de kilos de uva, concretamente 2.829.211 kilos frente a los 3.017.904 del pasado año. Como en los demás territorios vitivinícolas del entorno geográfico, la previsión inicial, “que desde la floración y el envero apuntaba a una cifra similar a la del año anterior”, se vio recortada y la cosecha se cerró finalmente con 188.693 kilos menos.

Desde la DO explicaron que la “anormalidad meteorológica” del verano, con un mes de julio “inusualmente frío” y un agosto “extremadamente caluroso”, contribuyó a esa reducción de la producción, que tuvo otras causas en la helada del 23 de abril, que afectó sobre todo a zonas del entorno de Valderas y en mayor medida la granizada del 3 de septiembre, que en esta ocasión causó daños “muy importantes” en la zona de Valdevimbre, donde se registra la mayor concentración de viñedo, con un 20 y hasta un 30 por ciento de pérdida. Finalmente, las lluvias registradas desde el primer día de vendimia “no sólo dificultaron la labor en el campo y el acceso a los viñedos, sino que además impidieron recoger los últimos kilos de uva, especialmente de la variedad mayoritaria Prieto Picudo, muy dañada ya por la botrytis”.

De este modo, la merma de casi el seis por ciento de producción respecto a la vendimia de 2023 “rompe ligeramente la tendencia al alza de las dos campañas anteriores”, en ambos casos por encima de los tres millones de kilos, “tras el desplome a poco más de 2,6 millones de 2021 y de las caídas generalizadas que la precedieron por los efectos negativos de la crisis sanitaria y las dificultades para recuperar mercado”.

En ese contexto, la variedad reina Prieto Picudo acapara con 2.109.542 kilos el 74,56 por ciento del volumen de uva procesada, frente a los 10.662 de Mencía -también principal para la elaboración de rosados y tintos- y los 115.669 de la complementaria Tempranillo. La novedad de la añada, tras ser modificado el Pliego de Condiciones del Consejo Regulador para incluirla como variedad principal, es la primera aunque “todavía muy limitada cosecha” de Negro Saurí, con 2.120 kilos recogidos por Melgarajo, la sociedad de viticultores que tiene su viñedo en Melgar de Abajo (Valladolid).

En cuanto a la variedad Albarín, con 439.909 kilos frente a los 347.451 de 2023, registra un “nuevo récord” al superar los 437.077 de 2022. Por el contrario, la uva Verdejo desciende en casi 123.000 kilos, con 145.450 frente a los 224.945 de 2023 y se mantiene la Godello con 5.860.

Respecto al análisis cualitativo de la añada, la DO destacó “la excelente calidad de la uva y su perfecto estado sanitario”, a pesar de que las lluvias interrumpieron la recogida desde las primeras jornadas y después de manera reiterada, especialmente los últimos días de septiembre e incluso en octubre, hasta concluir la campaña. La mecanización del proceso posibilitó hacerlo en función de las previsiones meteorológicas , en las zonas más sensibles a las consecuencias de la lluvia por la disposición en rastrera de las cepas, los racimos se cortaron en las mejores condiciones.

Además, “la uva mantiene una magnífica relación piel-pulpa, con una madurez adecuada y con muy buenos parámetros generales”. Los enólogos destacaron las “excelentes aptitudes para la elaboración de vinos con las dos variedades principales, Albarín y Prieto Picudo”, así como “el enorme potencial aromático de la blanca, muy por encima incluso de su alto nivel habitual”. Los vinos blancos “serán de alta expresión aromática, frutales y frescos en boca” por las características de las variedades, especialmente en el caso de los albarines, “vigorosamente varietales, equilibrados y con excelentes aptitudes incluso para elaboraciones complejas”.

La Prieto Picudo, esencialmente destinada a la elaboración de rosados “dará vinos de gran pureza varietal, extraordinariamente fragantes y también con muy buenos equilibrios entre alcohol y la acidez característica”. En cuanto a los tintos, “probablemente recordarán a los de las mejores añadas” y serán “vinos muy raciales, con toda la fuerza y rusticidad de una vinífera difícil pero con la agradable finura, sedosidad y elegancia que vienen demostrando los de las últimas añadas”.